Fernando Faces
Perspectivas económicas: España 2025
Radiografía
Sevilla/La comunidad andaluza encara una nueva etapa con el Gobierno de Juanma Moreno con el objetivo de mejorar la economía. Aquí van seis áreas con una calificación claramente positiva a las que el nuevo presidente de la Junta de Andalucía podrá agarrarse o tomar como ejemplo.
La gran joya de la economía andaluza. Proporciona empleo de calidad y crecimiento sostenido. Andalucía ha sabido aprovechar las numerosas décadas de comunión con la aeronáutica para situarse en un lugar envidiado por muchas regiones del mundo, que no poseen ni el conocimiento (know how) ni los recursos tecnológicos para crear un foco de atracción de programas de Airbus y Boeing, los principales clientes de este mercado. Según los últimos datos oficiales, el sector factura 2.400 millones de euros y proporciona trabajo a 14.500 personas, el 90% profesionales de alta cualificación, técnicos o directivos. Dos conceptos que se han incrementado año a año incluso durante la crisis. La FAL de San Pablo donde se ensambla, por ejemplo, el A400M es el principal bastión de la fortaleza andaluza en este sector. El reto es buscarle un digno heredero.
En 2006, en plena época del boom inmobiliario, Andalucía exportaba apenas por valor de 15.000 millones de euros al resto del mundo. Las empresas, con un mercado interior boyante, no necesitaban ir fuera. En 2017 la región superó por primera vez los 30.000 millones de euros y puede que en 2018 llegue a los 31.000. El salto es espectacular y en ello ha tenido mucha culpa la crisis, aunque no sólo la crisis. Salvo el tropezón de 2009, el resto de años han sido de ascensos en las ventas exteriores, incluso los fatídicos 2012 y 2013. El mercado exterior ha sido usado por las compañías andaluzas como válvula de escape para cuadrar cuentas, aunque también el desarrollo de sectores como la minería, el refino de petróleo y la aeronáutica han contribuido alza, y sin olvidar la pujanza del aceite de oliva y las frutas y hortalizas.
La ONU no deja de repetir que en 2050 habrá que alimentar a 10.000 millones de personas, una gran parte perteneciente a una creciente clase media. Andalucía está en una posición privilegiada para cumplir este reto. Ya nadie habla de reforma agraria porque la agricultura y los agricultores andaluces han conseguido situarse en la vanguardia europea y han desterrado el tópico que relacionaba al sector primario con atraso. El campo andaluz no tiene hoy nada que ver con el de hace 30 años. Regadíos modernos, tecnologías punteras y hubs provinciales como Almería (frutas y hortalizas), Huelva (fresa) y Jaén (aceite de oliva) convierten a Andalucía en un granero clave para Europa y de creciente importancia en el resto del mundo. Con todo, hay que subir un escalón y construir una industria acorde con el potencial agrario, y con marca, el gran talón de Aquiles.
Andalucía tiene un sector privado proporcionalmente más pequeño, pero dentro de éste hay empresas punteras que son el ejemplo a seguir, con innovación e internacionalización. La antigua Carbures, hoy integrada en Airtificial tras fusionarse con Inypsa, es especialista en fabricar en la provincia de Cádiz piezas de materiales compuestos para aviación, automoción o el tren ultraveloz Hyperloop; Azvi, constructora tradicional que ha patentado un eje variable que permite a los trenes cambiar de forma dinámica del ancho europeo al ancho ibérico; SDOS crea desde Andalucía aplicaciones y servicios digitales para empresas y administraciones de primer nivel, o Genera Games, que hace videojuegos que se distribuyen en todo el mundo, son ejemplos recientes que se unen a la nómina de empresas tradicionales como Osborne, González Byass o Covap.
El sector servicios es el que más empleos genera en Andalucía y el turismo tiene una gran responsabilidad en ello. Las provincias andaluzas conforman un destino consolidado y diverso que tiene en el resto de España y en otros países de la UE su principal mercado, aunque en los últimos años otras nacionalidades están ganando importancia, sobre todo en el turismo urbano y patrimonial. Mantener y aumentar la potencia del sector turístico es uno de los retos a los que se enfrenta el nuevo Gobierno de Andalucía. Luchar contra la estacionalidad que la potente oferta de sol y playa tiene en las provincias litorales o fomentar que el sector privado andaluz gane tamaño y peso –la mayoría de los grandes operadores no son regionales– son otras de las tareas que tendrá que acometer el área del vicepresidente Juan Marín.
Andalucía es la región con más población de España. Los cerca de 8,5 millones de andaluces son un mercado lo suficientemente grande por población como para compararse a países como Suiza, Austria o casi Portugal. Su demografía, repartida entre las ocho provincias, con mayor concentración en las zonas costeras, permite tener una gran dinamismo en su consumo interno. En España, sólo Cataluña, con 7,5 millones de habitantes, y Madrid, con 6,5 millones, se acercan a su nivel de población. Además, a este poderío demográfico se une la enorme cantidad de turistas que cada año visitan, por una razón u otra, las distintas provincias. Sólo en el primer semestre de este año vinieron a Andalucía más de 13 millones de turistas (nacionales y extranjeros). El riesgo se encuentra en el índice de fecundidad, que es de sólo el 1,36.
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