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Los posibles escenarios

Con un triunfo del 'no' a la oferta de los acreedores el 'grexit' no sería automático Los efectos serían limitados en España o Italia.

Marion Trimborn (Dpa) Atenas

30 de junio 2015 - 05:03

Grecia celebrará un referéndum el próximo 5 de julio para definir el futuro del país, es decir, si aceptará el programa de reformas y recortes propuesto por los acreedores.

El pueblo griego deberá responder a la pregunta de si acepta el programa de recortes y reformas que piden los acreedores del país. Este paquete incluye aumentos de impuestos, como el IVA, de los impuestos a las empresas y los bienes de lujo, reformas en las jubilaciones y el aumento de la edad jubilatoria a 67 años, así como una reducción de los gastos militares. A cambio, los acreedores enviarán a las arcas griegas 15.500 millones de euros. Para fortalecer la economía se prevé además la entrega de 35.000 millones de euros hasta 2020 a través de un plan de crecimiento del presupuesto de la UE. El segundo programa de ayudas vigente se prolongaría por cinco meses más.

Los griegos no pueden rechazar o aprobar un paquete de rescate el domingo porque el segundo paquete de ayudas vence hoy. Formalmente ya no hay otra oferta. Diplomáticos de la UE consideran improbable que el Gobierno de Atenas utilice el referéndum para votar sobre una permanencia o no dentro de la moneda común, el euro, ya que las encuestas de opinión señalan que la mayoría de los griegos avala la permanencia en la Eurozona.

En ese caso probablemente los acreedores retomarían las negociaciones con Atenas, ya que no pueden pasar por alto esta votación democrática. "Nuestro deseo sigue siendo llegar a un acuerdo justo", dice Juncker. "La puerta sigue abierta". También el presidente de Francia, François Hollande, desea que las conversaciones continúen. Sin embargo, sigue estando el problema de que habrá vencido el segundo paquete de ayudas y que en realidad ya no habrá una base sobre la que negociar.

En ese caso, el país se dirige a la salida de la Eurozona, el llamado grexit. Sin embargo, esto no se produciría de una forma automática: son los políticos los que definen el curso de los acontecimientos.

No. Los socios de la Eurozona quieren que Grecia siga dentro del euro. "Para mí, la salida de Grecia de la eurozona nunca fue una opción y nunca lo será", sostiene Juncker. La canciller alemana, Angela Merkel, recordó ayer que "si fracasa el euro, fracasa Europa".

La mayoría de los economistas no cuentan con ello. Hay varios argumentos a su favor y uno de ellos es que los bancos extranjeros redujeron en los últimos años su presencia en Grecia. La salida de Grecia no es, por ello, comparable a la quiebra del banco de inversiones estadounidense Lehman Brothers en 2008, que desató una crisis bancaria mundial. Además, Grecia es considerada un caso especial. Los efectos en otros países de la Eurozona altamente endeudados como España e Italia podrían ser limitados; es probable que la gente no se agolpe allí a las puertas de los bancos. Además, el Banco Central Europeo (BCE) puede seguir estabilizando bancos con la compra de deuda pública.

Grecia debe pagar hoy una cuota que vence de 1.600 millones de euros al Fondo Monetario Internacional (FMI). El comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, se muestra escéptico acerca de si Atenas lo logrará: "Grecia probablemente no lo haga", dijo al canal francés RTL. Las arcas de Atenas están vacías. El propio Tsipras lo confirmó anoche. Sin acuerdo para un paquete de reformas, no fluirán los 15.500 millones de euros en ayudas que los acreedores -el FMI, el BCE y los socios en Europa- habían ofrecido recientemente.

Aunque las negociaciones fracasen, se descarta que Grecia entre inmediatamente en cesacisión de pagos mañana.

No. El Tratado de la UE no prevé que un país salga de la Eurozona. Atenas puede permanecer incluso aunque no pague. El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, subrayó: "Está claro que Grecia seguirá siendo miembro de la Eurozona. Y Grecia seguirá siendo parte de Europa".

Dado que no hay reglas para ello, éste debería ser negociado o llevado adelante de forma unilateral por Grecia o la Eurozona. Podría seguir formando parte de ella sobre el papel, pero debería emitir dinero en una moneda propia para proveer a sus bancos. Economistas mencionaron ya varias veces una moneda paralela o un regreso a la dracma. De acuerdo con el presidente del instituto ifo de Múnich, Hans-Werner Sinn, esto tiene sus ventajas: "La nueva moneda se depreciaría frente al euro, y con eso el país volvería a ser competitivo". Incluso en caso de salir de la Eurozona, Grecia seguiría formando parte de la UE, aunque serían necesarias ayudas generosas de los socios.

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