La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La lección de Manu Sánchez
El porcentaje del capital que corresponderá a los actuales accionistas tras la reestructuración constituye uno de los principales puntos sobre los que aún no hay acuerdo entre la compañía y los acreedores. Según fuentes de la negociación, la postura de salida de Abengoa se plasma en que los actuales titulares del 100% de las acciones vean diluida su participación hasta el 12,5%.
Esto supondría una importante merma para Inversión Corporativa, la sociedad que articula la participación en Abengoa de las familias fundadoras. Inversión Corporativa ostenta actualmente el 51% de los derechos políticos y en torno al 30% de los derechos económicos de Abengoa. La propuesta dejaría su porcentaje en la Nueva Abengoa en torno al 4% o al 5%, pero la compañía negocia que si las acciones "evolucionan favorablemente, los nuevos accionistas compartan ese beneficio con los antiguos".
Sin embargo, algunos acreedores no sólo se oponen a este planteamiento, sino que piden una dilución mayor del capital, lo que reduciría aún más la participación de los actuales accionistas.
Otra de las cuestiones que los futuros propietarios deben aclarar es el papel que jugarán el actual presidente, José Domínguez Abascal, o su antecesor, Felipe Benjumea, que hasta finales de año tiene un contrato como asesor. La compañía ya aseguró el pasado mes de enero que seguiría contando con los servicios de su ex primer ejecutivo, cuya gestión está siendo investigada por la Audiencia Nacional. "Abengoa va a estar ahora en otras manos y los nuevos accionistas decidirán si quieren contar con Felipe Benjumea", indican las mismas fuentes.
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