Fernando Faces
Perspectivas económicas: España 2025
Sevilla/Las personas activas mayores de 55 años superan, por primera vez, las 800.000 en Andalucía (816.100), lo que supone un 74% más que hace una década y un 175% por encima de hace veinte años. Con ello, este colectivo de trabajadores ha ganado un gran peso en el mercado laboral andaluz (hace una década representaban el 11,6% y hace 20 años eran el 8,9%), según datos difundidos este martes por la Fundación Adecco.
El envejecimiento de la población tiene su impacto en una fuerza laboral cuya media de edad es cada vez mayor. Así, la representación de los sénior entre las personas que tienen edad para trabajar tiene un peso creciente y se sitúa actualmente en el 19,6% en Andalucía.
Este porcentaje posiciona a la comunidad andaluza como una de las cinco regiones españolas con menor proporción de personas sénior, junto a Canarias, Comunidad de Madrid, Baleares y Murcia. En España, la media es del 20,8%, 1,2 puntos superior a la andaluza.
Sin embargo, Andalucía no escapa de la tendencia de envejecimiento de población activa que experimenta toda España: actualmente se contabilizan 116 personas mayores de 64 por cada 100 menores de 16, un índice del 116% que, aunque inferior al nacional (137%), crece a un ritmo alto.
Por provincias andaluzas, Córdoba es la que tiene la fuerza laboral más envejecida (23,5% de la población activa supera los 55 años), seguida de Granada (20,6%); Jaén (20,3%); Málaga (19,5%); Cádiz (19,4%); Sevilla (19,2%); Huelva (18,4%) y Almería (16,8%).
A pesar de este envejecimiento creciente, este colectivo de trabajadores afronta "grandes prejuicios y estereotipos en el mercado laboral que pueden conducirles a la inactividad, al desempleo de larga duración, a jubilaciones forzosas y anticipadas o a un mayor riesgo de exclusión y/o pobreza. Todo un contrasentido, teniendo en cuenta que la edad de jubilación tiende al alza, siendo la contribución sénior clave para la competitividad del país", apuntan desde la entidad.
Según Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco, “el proceso de envejecimiento ha cogido velocidad de crucero y tiene un gran impacto en el mercado de trabajo. En primer lugar, la fuerza laboral es cada vez más sénior y urge desterrar los prejuicios y estereotipos que dificultan el acceso al empleo de las personas más veteranas, a las que se asocia con obsolescencia o menor flexibilidad".
"Por otra parte, el envejecimiento trunca las perspectivas de reemplazo generacional, siendo urgente apostar por la cualificación de la ciudadanía como política tractora del país, permitiendo aportar su talento a personas tradicionalmente inactivas como aquellas con discapacidad o mujeres que han dedicado su vida a la familia y ahora desean incorporarse al mercado laboral. No en vano, existe un problema de sincronización entre la formación de los trabajadores y los requisitos de las empresas, que dispara la tasa de desempleo, cuando, al mismo tiempo, las empresas no logran cubrir sus vacantes", añade.
En su opinión, "es urgente actuar, mediante políticas activas de empleo, para corregir este desajuste estructural. Además, habrá que abordar con diligencia el reto de la diversidad cultural, teniendo en cuenta el potencial de la fuerza laboral extranjera para llenar el vacío de una población activa nativa decreciente”.
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