Fernando Faces
Perspectivas económicas: España 2025
Datos de desempleo y afiliación en junio
No por previsible es menos hito. Andalucía bajó en junio de 2023 de los 800.000 parados por primera vez en 15 años, concretamente desde octubre de 2008. Lo ha conseguido después de que el número de desempleados se redujera en 8.780 en el mes de junio, gracias, sobre todo, al tradicional buen comportamiento de Málaga y Cádiz, a las que acompañaron, de forma mucho menos dinámica, el resto de provincias. Solo Huelva registró un dato negativo, debido al fin de la campaña de la fresa.
La reducción del desempleo se produjo, sobre todo y de forma abrumadora, en el sector servicios, con 8.039 personas que salieron de las listas del Servicio Andaluz de Empleo, seguido del colectivo sin empleo anterior (-1.173) y la industria (-1.090). La construcción se queda casi como estaba (+78) y el único sector que eleva el paro es el primario (+1.440), que registra en cualquier caso la menor subida en este mes -que suele ser malo para la agricultura- desde 2010.
Sin embargo, detrás de la bajada, psicológica, de 700.000 hay una realidad que, sin ser mala, no invita precisamente a la euforia. Por ejemplo, el retroceso del desempleo (-1,24%) es menor en términos porcentuales que el registrado a nivel nacional (-1,84%). En junio, la reducción del paro en Andalucía representa el 17,4% de la de España, una bajada similar al peso poblacional andaluz pero no al del paro, que es del 25%.
Los datos de afiliación también empañan de alguna manera el hito. Andalucía pierde 38.121 cotizantes medios a la Seguridad Social, la cifra más alta en junio desde 2015, hasta situarse el dato en 3.356.258, un nivel históricamente muy alto en cualquier caso y cercano al récord absoluto.
Normalmente en el sexto mes del año suele haber una pérdida importante de empleo por el fin de la campaña de la fresa en Huelva. Esta provincia se deja 26.700 empleos en 30 días, un 10% de su fuerza laboral total, y buena parte de ellos son de temporeras que vuelven a su país de origen y por tanto no engrosan las listas del paro en España. También se destruyen puestos en Almería (8.313) y en menor medida en las provincias interiores. Solo Málaga y Cádiz avanzan, en realidad.
¿A qué se debe esta distorsión entre datos de paro y afiliación? Primero, son dos estadísticas diferentes, y cruzarlas es delicado. El paro registrado mide el número de personas inscritas en un servicio de empleo a último día de mes y la afiliación recoge la media de los que han trabajado en un mes. Puede pasar, como en el caso de las temporeras, que dejen de trabajar y no se tengan por qué inscribir como desempleadas; o, como en el de los fijos discontinuos inactivos o los que cobran el subsidio agrario, que dejen de estar afiliados pero tampoco figuren como desempleados oficialmente. También los hay que deciden no buscar empleo -por ejemplo, para estudiar- y no se inscriben en el paro después de dejar un trabajo.
En el largo plazo la creación de empleo casi siempre va a acompañada de reducción del paro, aunque los ritmos pueden variar. Eso se ve en la evolución interanual: la afiliación desacelera claramente. Desde junio de 2022, el número de afiliados se ha elevado en 54.950, la cifra más baja desde marzo de 2021. En abril, por ejemplo, eran casi 100.000 los nuevos empleos en tasa anual. El paro, por su parte, se reduce en 66.263, la mayor cifra desde julio del año pasado. Es decir, el desempleo baja a mayor velocidad de lo que sube el empleo, algo que parece solo explicable porque parte de los que dejan de ser parados no pasan a trabajar sino que se desapuntan por otros motivos.
Otro dato para reflexionar: en Andalucía baja a mayor ritmo el paro en tasa anual que en España pero la creación de empleo es menor que la nacional.
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