Análisis
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En la segunda década del siglo XX el químico alemán Justus Baron von Liebig fue el primero en estudiar las aplicaciones del ozono para uso humano, técnica que se conoce como ozonoterapia. Aunque sus inicios datan de la Primera Guerra Mundial, donde se utilizaba para la desinfección de heridas, ha sido en los últimos 20 años cuando se han descubierto buena parte de sus aplicaciones y propiedades terapéuticas, incluida la dermocosmética.
La empresa de base tecnológica (EBT) granadina Bioprocesa Technologies es pionera en la generación de metabolitos derivados del ozono y su aplicación en el diseño y comercialización de productos destinados al cuidado y la salud de la piel (dermocosmética). Un metabolito es cualquier molécula que se produzca o utilice durante el metabolismo y, los que provienen del ozono (O3), posibilitan una notable mejoría del estado de las células al incrementar el suministro de oxígeno a los tejidos.
Antonio Martínez, director científico de Bioprocesa, señala que el ozono (O3) es una "modificación enriquecida del oxígeno que se forma en la naturaleza a partir de éste y la energía generada procedente de las tormentas eléctricas". El ozono y sus metabolitos derivados, en las concentraciones adecuadas, "actúan como medio terapéutico y muestran propiedades inmunomoduladoras, antiinflamatorias, bactericidas, antivíricas, fungicidas, analgésicas, estéticas a nivel cutáneo frente a diversos síntomas de procesos de envejecimiento, por ejemplo", subraya Martínez.
Pero el ozono es muy inestable, inconveniente que obliga a generarlo in situ justo antes de su uso. Pero, destaca Martínez, los efectos positivos del ozono se producen como consecuencia de su reacción con otras biomoléculas, por lo que Bioprocesa trabaja desde 2009 "en la ozonización y oxidación controlada de diferentes aceites vegetales y sustratos diana". Éstos son capaces de generar sus principios activos de forma estable y permiten una acción prolongada de pequeñas dosis de ozono en las zonas o tejidos objetivo.
Bioprocesa Technologies ha desarrollado una línea dermocosmética, Vivé Ozeania O3, que incorpora la tecnología de los "bioingredientes ozonizados". Además, han enriquecido sus productos con aminoácidos hidratantes, alantoína -que es un cicatrizante natural-, extractos de algas marinas y plantas amazónicas y las vitaminas antioxidantes A y E, que previenen el envejecimiento.
"Las vitaminas, al ser liposolubles -que se disuelven en grasas y aceites-, se incorporan en la formulación de los productos mediante microcápsulas esféricas formadas por una mezcla de lactosa, celulosa purificada y no tóxica e hidroxipropilmetilcelulosa -sustancia que se usa como emulgente y espesante- que se liberan al ser presionadas y permiten una perfecta protección de estos bioingredientes hasta el momento de su liberación en la piel", explica Martínez. El hecho de encontrarse microencapsuladas "permite una liberación y una bioactividad anti-aging prolongada en el tiempo" y actúan como reguladoras del desarrollo normal de la piel. A la vez, su aporte controlado contribuye también a compensar posibles carencias y a potenciar la protección antioxidante contra los radicales libres, así como a mejorar la microcirculación.
En esta misma línea de investigación, la empresa ha lanzado recientemente Ozeania O3 Sport, una nueva generación de medios deslizantes de masaje para deportistas que favorece la reducción de la fatiga y la sobrecarga muscular, previene lesiones y, si éstas se producen, acelera la recuperación.
Bioprocesa pertenece al clúster andaluz de biotecnología Andalucía Bioregión y desde su origen en 2009 colabora con el grupo de investigación Tecnología de Procesos Químicos y Bioquímicos del Departamento de Ingeniería Química de la Universidad de Granada. Sus principales líneas de negocio e investigación son la dermocosmética, la microencapsulación y el desarrollo de biolubricantes. Además, en el campo de la nutrición, colabora con las Universidades de Granada y Málaga en el diseño de un sistema simulador del tracto gastrointestinal humano para conocer el comportamiento y las modificaciones que sufren los ingredientes funcionales desde su ingestión hasta su metabolización o el punto de liberación de un fármaco encapsulado.
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