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Una oportunidad para adquirir buenos hábitos financieros

Una oportunidad para adquirir buenos hábitos financieros

19 de octubre 2024 - 05:00

Jaime García y Borja de la Iglesia, Family Bankers de Banco Mediolanum

El Banco Central Europeo ha bajado dos veces el tipo de interés este año: al 4,25% en junio y al 3,65% en septiembre, poniendo fin a las alzas que tocaron máximos del 4,5% en septiembre de 2023. La reversión se repite en EE. UU. y en el Reino Unido en una tendencia que ha llenado de entusiasmo a los inversores. Pero, como siempre advertimos los asesores financieros: cuidado con tomar decisiones por impulsos que pueden inducirnos a error.

Lo primero que hay que saber es que la reducción de tipos no es necesariamente buena; lo será dependiendo del motivo por el que se bajan. Si los bancos centrales abaratan el dinero porque el IPC se ha controlado será una buena noticia; pero si lo hacen para activar una economía en retroceso, no lo será tanto. En esta ocasión esgrimen la contención de la inflación, lo que es esperanzador.

Uno de los errores clásicos durante las bajadas de tipos es volcarse en la renta fija. No debemos olvidar que la relación entre los tipos de interés y los precios de los bonos de renta fija es inversa: cuando bajan los tipos, suben los precios de los bonos, y viceversa. Por lo tanto, lo que aumenta ahora es la rentabilidad de los bonos adquiridos antes de la bajada de tipos. La euforia generada por esta noticia ha impulsado las suscripciones netas en fondos de renta fija, que entre enero y agosto han sumado 13.272 millones de euros: 10.342 millones a corto plazo y 2.930 millones a largo plazo, según Inverco. En cambio, los fondos de renta variable han registrado una pérdida de casi 600 millones. En momentos como este, con algo más de turbulencias, es aún más frecuente que el dinero se invierta sin un criterio sólido, y mucho menos con una visión a largo plazo.

Por otro lado, la bajada de tipos conllevará un incremento del ahorro para quienes tengan hipotecas variables y, con un IPC más controlado, también se estabilizará el coste de la cesta de la compra. Todo ello se traduce en una muy buena noticia: tendremos mayor capacidad de ahorro. Y también en una advertencia: si todavía no contamos con una planificación financiera, este es el momento de hacerla. Debemos definir bien a qué vamos a destinar ese remanente para lograr sacarle el mayor partido posible. De no hacerlo, podemos caer en un error muy recurrente: elevar el gasto de manera inconsciente, mermando las oportunidades de inversión. Para evitar esta tentación, por ejemplo, se puede establecer una estrategia de aportaciones periódicas que se realicen de forma automática a principios de mes, y así no dejarlo a voluntad.

Tengamos presentes los objetivos que nos hemos marcado para nuestra inversión y, en todo caso, hagamos cambios muy meditados para aprovechar las oportunidades del mercado. Por supuesto, lo ideal es hacerlo de la mano de un profesional que nos pueda entender y acompañar en todo el camino, en el que nos encontraremos contextos diversos. No caigamos en un optimismo irracional con la bajada de tipos y aprovechemos para iniciar (o mantener) buenos hábitos financieros.

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