Navantia opta con el S-80 a un contrato para dotar de tres submarinos a la Armada de Polonia
El gobierno polaco, que ya cuenta con ofertas de varios países, quiere cerrar la adjudicación el próximo año
Navantia y S2 Grupo firman un acuerdo para desarrollar tecnología nacional y europea para la ciberdefensa
Polonia quiere acelerar la adquisición de submarinos para reforzar su seguridad marítima. Su presidente, Andrzej Duda, ha reconocido este jueves durante la celebración del Día de la Marina, que para sus Fuerzas Armadas "el desafío más grande e importante ahora mismo es la adquisición de submarinos modernos". Navantia se postula como candidata para la construcción de estos sumergibles con el S-80.
Duda defiende la importancia del "dominio marítimo" para la seguridad global y regional, con "una fuerza naval poderosa" que puede generar "confianza entre los aliados". Por eso insta a acelerar el proceso del programa Orka, cuyo objetivo es la adquisición de submarinos, ya que las capacidades únicas de estas unidades son cruciales para garantizar la seguridad de Polonia. Según el ministro de Defensa polaco, Władysław Kosiniak-Kamysz, la intención es firmar el contrato en 2025. Además, ha revelado que ya se han recibido ofertas de varios países, entre llos Suecia, Alemania (individualmente y en conjunto con Noruega), Francia, Corea del Sur y España. En el caso español, es la compañía naval pública -Navantia- la que se postula como candidata para construir los sumergibles.
El S-80 español
El S-80 es un submarino convencional con una gran autonomía de inmersión y una amplia capacidad de ataque y dotado con sensores avanzados que, con una eslora de 81 metros y una tripulación de 32 marineros, alcanza una autonomía de más de 15.000 kilómetros y está equipado con seis tubos lanzatorpedos, misiles Sub-Harpoon y además tiene capacidad para usar misiles Tomahawk.
Esta semana Navantia ha informado de que ha completado el embarque de los equipos del sistema de propulsión independiente del aire (AIP), basado en tecnología de hidrógeno, en el submarino S-83 que construye para la Armada española. Se trata de una tecnología desarrollada para el Ministerio de Defensa de España que proporcionará a los submarinos la capacidad de permanecer largos periodos de tiempo en inmersión. Como apuntaba la compañía en un comunicado, ha sido un reto de primer nivel para la industria nacional, que les permitirá "ofrecer en los concursos internacionales de construcción de submarinos unas capacidades únicas".
El Sistema AIP -bautizado comercialmente por Navantia como BEST (Bio-Ethanol Stealth Technology)- es una planta de producción de energía innovadora que permite recargar las baterías del submarino mientras este se encuentra en inmersión, evitando realizar maniobras de snorkel periódicas para su recarga donde el buque es detectable y más vulnerable. Esta planta se basa en un proceso de reformado de bioetanol -un combustible renovable obtenido a partir de materias primas de origen vegetal- para producir una corriente rica en hidrógeno con la que se alimenta, junto con oxígeno puro, una pila de combustible para producir electricidad de manera discreta.
A diferencia de los equipos ya operativos en otras Marinas, el AIP de Navantia es un sistema de tercera generación puesto que no requiere portar hidrógeno almacenado a bordo, sino que el propio sistema lo genera cuando es requerido, lo que supone una ventaja táctica y de seguridad. Junto a la extensa sensorizacion del buque, incrementa aún más la seguridad de la dotación y del propio submarino y reduce al mínimo el personal que lo opera.
Un programa relanzado
El ministro polaco ha adelantado en el acto institucional que en las próximas semanas y meses se trabajará intensamente para seleccionar al socio adecuado y firmar los contratos el próximo año. El programa Orka pretende dotar a su Armada con tres submarinos. Aunque se puso en marcha hace ocho años para tener dos unidades en 2022 y otra en 2023, se pausó en 2018 y no fue hasta cuatro años después cuando se reanudó.
En la actualidad, Polonia opera un único SSK clase Kilo de origen ruso de la década de 1980 y tratar de modernizar sus capacidades submarinas en el contexto de rearme que se ha iniciado en Europa debido a la guerra entre Rusia y Ucrania. La adquisición de nuevos submarinos es de importancia estratégica para Polonia, ya que comparte frontera marítima con el enclave ruso de Kaliningrado
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