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Todos los españoles soportarán a partir de mañana la segunda subida del Impuesto Sobre el Valor Añadido (IVA) en poco más de dos años. El IVA general pasa del tipo del 18% al 21% y el reducido del 8% al 10%. El superreducido, aplicado a productos de primera necesidad, se mantiene en el 4%. Además, muchos servicios que estaban en el reducido pasan al general (del 8% al 21%), entre ellos peluquerías, pompas fúnebres, cine, teatro, discotecas, compras de CD y DVD, alquiler de equipos y material deportivo.
La subida se produce en un momento de atonía del consumo, en el que el efecto de compra anticipada ha sido mucho menor que hace dos años, a pesar de las campañas agresivas realizadas por algunas empresas. Se han visto afectados, en este sentido, los bienes duraderos: el mercado del automóvil, por ejemplo, ha continuado en clara tendencia a la baja. Y ello se debe, según los expertos consultados por este periódico, a que la compra anticipada se produce si hay una decisión tomada sobre la compra. A partir de ahí se elige el momento adecuado. Si esta previsión no existe, el producto no se vende, haya subida del IVA o no.
Esta atonía del consumo, y el hecho de que el precio sea el criterio prioritario a la hora de realizar la compra, hará que muchas empresas se lo piensen bien antes de aplicar directamente el IVA, por temor a perder clientes. Ajustarán, pues, aún más sus márgenes, y es más probable que repercutan el impuesto de forma progresiva en el precio que pagan los consumidores, aunque también influirá en ello el tipo de producto. Algunas empresas, incluso, ya han anunciado que asumirán ellas el incremento de tipos del IVA.
El director general del Instituto de Estudios Económicos (IEE), Joaquín Trigo, afirma, en declaraciones a Efe, que al principio la subida del IVA no se repercutirá en el consumidor, y que ésta se irá aplicando de forma paulatina. A su juicio, las grandes empresas "apretarán" a los proveedores para que no incrementen sus productos, con el objetivo de que el consumidor no vea aumentado el precio. Trigo sostiene que las grandes compañías marcarán el terreno a las pequeñas y medianas, que tampoco podrán subir sus precios si quieren seguir compitiendo.
Este experto prevé que el consumo descienda a partir del próximo mes porque las personas interiorizarán que hay que gastar menos y ahorrar más, y optarán por comprar productos más baratos. En este sentido, muchas firmas tendrán que adaptar sus estrategias para vender los productos aún más baratos. Por ejemplo, en el caso de la alimentación, los packs van a ser cada vez más pequeños, tal como anticipó esta semana el gigante holandés Unilever, que afirmó que las empresas deben adaptarse a "la nueva pobreza en Europa".
El catedrático de Hacienda Pública de la Universidad de Santiago de Compostela, Luis Caramés cree que, en el contexto actual, muchas empresas preferirán asumir en parte la carga, reduciendo precios o costes. En su opinión, la repercusión del IVA en el cliente dependerá mucho del segmento de mercado que atiendan, ya que hay empresas que proveen de productos o servicios con una demanda muy rígida, mientras que otras se encuentran "con una alta sensibilidad" al precio. Así, el consumidor tendrá que asumir en su totalidad las subidas en servicios como la electricidad, el agua, el gas y el teléfono, con precios muy tasados. De hecho, en estos casos la Ley del IVA de 1992 permite que se aplique el incremento impositivo por consumos realizados antes de la fecha de aplicación, en este caso el 1 de septiembre. Simplemente basta con aplicar el cobro después de esa fecha. En el caso de la gasolina, la subida del 18% al 21% puede incrementar aún más el récord batido este verano.
El director de Coyuntura de Funcas, Ángel Laborda coincide con el resto en que lo normal es que la subida no se repercuta en su totalidad al consumidor y añade que si se actúa como en la anterior alza del IVA, la de julio de 2010, el incremento se trasladaría en su integridad a los productos energéticos, mientras que en vestido y calzado, por ejemplo, el impacto será prácticamente nulo.
En su opinión, el aumento del IVA elevará la tasa de inflación ocho décimas, lo que hará que cierre el año en el 2,5%, si bien incide en que si se trasladara íntegramente a los precios finales el alza del IVA, la tasa de inflación aumentaría dos puntos. El INE publicó ayer el dato de la inflación de julio, que, debido al alza de los carburantes, se sitúa ya en el 2,7% interanual.
Laborda sostiene que el incremento de este impuesto puede tener un efecto negativo en la actividad económica, si bien la justifica por un contexto económico en el hay que atraer la confianza de los inversores y restablecer la normalidad en las condiciones financieras. El economista Rafael Salgueiro, profesor de la Universidad de Sevilla, sostiene que el afán es meramente recaudatorio y que lo que hace falta es una reforma general del impuesto, con mayor participación de las autonomías.
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