Fernando Faces
Perspectivas económicas: España 2025
Sevilla/Estadísticamente, la Unión Europea considera que la población bajo el umbral de la pobreza es aquella que tiene ingresos por debajo del 60% de la renta mediana, es decir, aquella que se encuentra justo en la mitad. El 50% de la población tiene una retribución por encima y el otro 50% por debajo. En España, esa mediana se fijó en 2023 en 10.989 euros por cada persona que vive en un hogar, lo que significa que las que están bajo ese umbral de la pobreza reciben menos de 7.326, o lo que es lo mismo, 610 euros al mes. A este segmento de población se le suele añadir el que pueden tener una renta mayor, pero se considera que están en exclusión social al no poder hacer frente a gastos como la vivienda, los suministros básicos o una alimentación adecuada.
Como afirma Carmen López, profesora de Fundamentos de Análisis Económico de la Universidad Loyola Andalucía y miembro del Observatorio de Desigualdad de Andalucía, “tenemos que superar la idea de asociar riesgo de pobreza con situaciones extremas; un porcentaje de la población más o menos alto tiene muchas dificultades para subsistir y eso no quiere decir que estén en un barrio marginal. Están a nuestro alrededor”.
En Andalucía, la tasa de riesgo de pobreza o exclusión social (que agrupa a estos colectivos) se situó en 2023 en el 37,5%. Traducido a números: 3.219.000 personas. Pese al crecimiento económico, este indicador ha subido 1,7 puntos porcentuales en el último año, lo que hace que la región se consolide como la que tiene la tasa más alta de España, solo por debajo de la ciudad autónoma de Ceuta. De estos 3,2 millones de personas, 1,1 (el 12,9% de la población) están en pobreza severa, es decir, no llegan al 40% del ingreso mediano de la comunidad.
Hace unos días, Eurostat, la oficina de estadística europea, publicó la estadística correspondiente a todas las regiones de la UE. Y, como era de esperar, Andalucía sale mal parada. Aparece como la 12 como mayor tasa de pobreza o exclusión social de un listado de 253. Está 22 puntos por encima del País Vasco y 31,5 por encima de la pequeña región italiana de Bolzano, la de menor tasa de Europa con solamente el 5,8%
La que encabeza el ranking de pobreza es un territorio francés de ultramar, La Guayana y a esta la siguen tres territorios del sur de Italia (Calabria, Campania y Sicilia), algunas regiones rumanas, otro territorio de ultramar francés (La Reunión), el Centro-Norte de Bulgaria y, justo por encima de Andalucía, Bruselas capital.
Puede sorprender que este último enclave esté peor que nuestra comunidad, pero este indicador no tiene tanto que ver con la riqueza en términos absolutos como con el porcentaje de población que hay con bajos ingresos dentro de los parámetros del país en cuestión. De hecho, en el número 19 del listado aparece Ticino, una región de Suiza, uno de los países con mayor nivel de vida del mundo. “Aunque el índice no mide directamente la desigualdad, sí es un indicador indirecto, porque puede indicar que hay mucha población por debajo del 60% de la renta mediana”, indica López.
¿Cómo ha evolucionado Andalucía en los últimos años? Tras la crisis financiera de 2008 alcanzó un pico del 43,6%, con 3.658.000 personas en riesgo de pobreza o exclusión social. Desde entonces, el número ha bajado en 440.000. Pero desde la pandemia se observa una tendencia poco clara: en 2020 se situó en el 36,9% y desde entonces el índice alterna subidas y bajadas. “Se diría que con crecimiento económico tendría que haber una reducción, pero esta no está nada clara y esto no parece positivo”, indica López.
Desde 2019, el Gobierno ha subido el salario mínimo un 65%, muy por encima del IPC y activado redes de seguridad como el Ingreso Mínimo Vital. Sin embargo, la población en riesgo de pobreza no disminuye. El economista Gumersindo Ruiz apunta una posible razón, aunque admite que lo que subyace es “muy difícil de ver”. “Este segmento tiene que estar mejor que antes, pero si la gente que se incorpora al mercado laboral lo hace con ingresos bajos, el conjunto de esta población tiene que aumentar”. El catedrático de Política Económica de la Universidad de Málaga apunta, también, que el alto paro en Andalucía es un lastre: “En Andalucía, cada cien personas que trabajan mantienen a 90 que no lo hacen, y en el resto de España son 76”, afirma.
Aun así, la los hogares con baja intensidad de trabajo han bajado drásticamente, del 24,9% de la población al 12,3%, el mínimo de la serie estadística, lo que indica que pobreza y trabajo son cada vez menos incompatibles.
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