El paro juvenil llega a cifras históricas e inaugura la 'generación perdida'

De los 620 millones de jóvenes activos en el mundo, 81 millones no tuvieron empleo en 2009, según la OIT · Este colectivo crecerá un 13% este año · La juventud es más vulnerable a la pobreza en los países ricos

Dos jóvenes consultan un folleto informativo del Servicio Andaluz de Empleo en Almería.
Dos jóvenes consultan un folleto informativo del Servicio Andaluz de Empleo en Almería.
Paloma Almoguera (Efe) / Ginebra

12 de agosto 2010 - 05:02

El desempleo juvenil alcanzó niveles históricos a causa de la crisis económica global, con una tasa mundial del 13% en 2009 y la perspectiva de que aumente en más de una décima parte este año, según informó ayer la Organización Internacional del Trabajo (OIT). "Los jóvenes ya no saben dónde ni cómo buscar empleo", dijo Steven Kapsos, economista de la Unidad de Tendencias de Empleo de la OIT en Ginebra, donde se presentó el informe sobre Tendencias Mundiales del Empleo Juvenil 2010 con ocasión del lanzamiento del Año Internacional de la Juventud de Naciones Unidas.

Según el informe, de los 620 millones de jóvenes económicamente activos en el mundo entre 15 y 24 años, 81 millones estaban desempleados a finales del 2009, el número más alto de la historia. En porcentajes, el desempleo juvenil aumentó de 11,9% en 2007 a 13% en 2009, y la OIT prevé una subida de hasta el 13,1% para finales de año.

Los agoreros pronósticos no mejorarán hasta el 2011, año en que se espera que el paro juvenil descienda al 12,7%, una tasa todavía más sensible que la que registrará el desempleo entre adultos. Además, dentro de este grupo son las mujeres quienes afrontan más dificultades a la hora de encontrar empleo: en 2009, la tasa de desempleo juvenil femenina fue del 13,2%, en contraste con el 12,9% entre los hombres.

El desalentador escenario hace que ya se hable de la generación perdida, que denomina al "grupo de jóvenes desanimado que, después de una larga y frustrada búsqueda de empleo, se excluye del mundo laboral", explicó Sara Elder, economista de la OIT.

Estas tendencias acarrearán "importantes consecuencias para los jóvenes a medida que nuevos candidatos que ingresan al mercado laboral se sumen a las filas de los desempleados", señala el informe. En suma, un legado de la crisis mundial que se percibe en las economías desarrolladas, y en algunas emergentes, en términos de aumento del desempleo y de riesgos sociales asociados con la inactividad prolongada.

Según el estudio, en las economías en desarrollo -donde vive el 90% de los jóvenes- la juventud es más vulnerable al desempleo y la pobreza, por lo que la crisis se traduce en menor cantidad de horas trabajadas y en reducción de salarios para los pocos que pueden mantener un empleo formal. "Los jóvenes de los países en desarrollo se emplean en actividades poco o nada remuneradas y se encuentran en una situación cada vez más vulnerable", destacó Elder.

En consecuencia, 152 millones de jóvenes -cerca del 28% de todos los jóvenes trabajadores en el mundo- trabajaron en 2008 pero permanecieron en la pobreza extrema al disponer de menos de 1,25 dólares al día. "El resultado es que el círculo de la pobreza laboral persistirá, al menos, otra generación", dijo Kapsos.

Por su parte, la Unión Europea registró un aumento del 4,6% del desempleo juvenil en 2009, su mayor subida de la historia, y especialmente acentuada en países como España y Reino Unido, donde la crisis golpeó de manera más contundente al sector juvenil. No obstante, para casi todas las regiones se prevén leves mejorías en 2011, aunque la OIT calcula que las tasas de desempleo continuarán subiendo en Oriente Próximo y en África del Norte.

A pesar de que "no existen recetas inequívocas" para superar este problema, afirmó Elder, la OIT recomienda a los gobiernos que no dejen de invertir en educación y que generen políticas de inserción laboral para los jóvenes. En vistas a superar este bache, la OIT exhortó a los gobiernos a "aprovechar" la crisis para evaluar estrategias que hagan frente a las desventajas de los jóvenes, así como impulsar programas que combinen políticas educativas y laborales.

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