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Sevilla/Existían asociaciones de greenkeepers (cuidadores cualificados de campos de golf), de gerentes, de profesionales (la PGA) y las propias federaciones. Pero no había, aunque pueda parecer extraño, una asociación nacional de campos de golf, de empresas gestoras. Una patronal, en suma.
La Asociación Española de Campos de Golf (AECG) nace en 2015 con un objetivo concreto: negociar el convenio colectivo del sector. Pero pronto su función fue más allá y, en palabras de Claudia Hernández, su presidenta, se plantea como una plataforma para "defender los intereses empresariales de la industria desde la honestidad, la lealtad y el compromiso, con el objeto de sumar y generar valor añadido". Su misión es no sólo mejorar la fiscalidad o lograr flexibilizar las barreras regulatorias, sino sobre todo reivindicarse y derribar mitos negativos como que es un deporte caro, que derrocha agua y que impacta en el medio ambiente. De la mano del Ministerio de Turismo -que apoya la iniciativa desde el principio-, la organización ya se ha reunido con los ministerios de Hacienda, Fomento, Sanidad y Agricultura para tratar los temas que les afectan.
Tras dos años y medio de vida, el encuentro empresarial de ayer en Sevilla, el primero que celebra la asociación y, por ende, la industria del golf, sirvió de puesta de largo tras un trabajo sordo en el que se ha logrado pasar de 50 a 140 socios en sólo 18 meses, desde que Claudia Hernández asumió la presidencia en noviembre de 2016. Casi un 40% del sector -que va de grandes resorts a pequeños campos de nueve hoyos o entidades sin ánimo de lucro- está en la AECG.
Entre sus objetivos a corto plazo está la elaboración de un informe que mida el impacto directo e indirecto de la industria en la economía. Lo elaborará el Instituto de Empresa y será presentado el año que viene con la participación del resto de asociaciones y organismos del sector. "Negociar con los ministerios con los datos en la mano es mucho más fácil", explicó Hernández, quien quiso resaltar la pretensión de seriedad de un informe que será prologado por el ministro del ramo, Álvaro Nadal. "Será un estudio de toda España, al más alto nivel, hecho por una empresa de fuera del sector y con el respaldo del Gobierno".
En ese estudio también estarán la fiscalidad, la regulación y el impacto medioambiental. A este último aspecto se refirió ayer Gonzaga Escauriaza, presidente de la Real Federación Española de Golf, que negó los lugares comunes sobre este deporte. "Se dice que derrochamos agua, cuando es una cantidad ridícula respecto al consumo de otras industrias; además, la mayoría de los campos riegan con agua reciclada, y cada vez serán más", dijo. Y siguió: "Se dice que no favorecemos el medio ambiente, pero hay campos que eran un basurero y ahora están llenos de fauna; en alguno se han plantado hasta 4.000 árboles". También rechazó que sea un deporte elitista: "¿Son los coches caros y elitistas? Obvio que no. El golf es lo mismo", y citó casos como el campo de la Cartuja, en Sevilla, donde practican miles de personas de cualquier condición.
Otro argumento a favor es el impacto turístico. En 2017 visitaron España 1,2 millones de personas para practicar golf y de ellas 500.000 personas vinieron a Andalucía. "Tenemos la mayor concentración de campos de la Europa continental y somos los mayores receptores de turistas en España", afirmó Pablo Mansilla, presidente de la Real Federación Andaluza de Golf. En toda España, el impacto turístico propiciado por su práctica se cifra en 2.000 millones de euros; los turistas de este segmento gastan más de 100 euros al día, cifra superior a la media, y el 60% de esa cantidad va a compras y gastronomía, lo que demuestra el efecto dinamizador del golf para otros sectores.
Durante el evento, la AECG entregó la Placa a la Promoción del Golf Español a Francisco Javier Fernández, consejero de Turismo y Deporte, quien reafirmó el compromiso del Gobierno andaluz con este deporte con el patrocinio de eventos como el Andalucía Valderrama Masters o las escuelas que promueve la Junta en las provincias de Jaén, Málaga y Sevilla.
El mundo del golf rindió tributo ayer a Emma Villacieros, fallecida el pasado 8 de mayo a los 86 años. Fue presidenta de la Federación Española de Golf desde 1988 hasta 2008 y bajo su mandato este deporte pasó de 45.000 a 330.000 licencias. El actual presidente, Gonzaga Escauriaza, la definió como "una institución en el golf y no sólo nacional, sino mundial". "Fue clave para que volviera a los Juegos Olímpicos y eso lo admiten hasta las propias instituciones internacionales". Villacieros propició que llegara a Valderrama la Ryder Cup de 1997 e impulsó sobre todo el deporte femenino amateur. Ella misma fue cinco veces campeona de España amateur, dos veces subcampeona de Europa amateur, oro en el Campeonato del Mundo y dos veces campeona de Europa amateur.
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