La empresa familiar reclama ante Escrivá que no se siga gravando al empleo
El IEF resalta que da empleo a más de 2,5 millones de españoles y pide reformas para lograr cubrir los puestos que demandan y no encuentran
El Gobierno planta a la empresa familiar, que representa el 60% del PIB y el 70% del empleo
Bilbao/La empresa familiar demostró ayer músculo al inicio de su XXVI Congreso Nacional, recordó que emplea a más de 2.5 millones de españoles y se comprometió a seguir creando más puestos de trabajos y a subir salarios, pero reclamó al Gobierno, que ha subido de manera importante las cotizaciones y baraja hacerlo de nuevo si la coalición se reedita, que no se siga gravando al empleo.
Así lo puso de manifiesto el presidente del Instituto de la Empresa Familiar (IEF), Andrés Sendagorta, en su discurso del acto de apertura del evento, que tiene por lema este año La fuerza de las personas. Sendagorta dejó patente que para este tipo de compañías “las personas son el verdadero motor y la clave de éxito a lo largo de los años”.
Porque, como dijo, quienes se reúnen desde este martes en Bilbao “no representamos sólo a los cien socios del IEF, ni a los 1.865 miembros de nuestras dieciocho asociaciones territoriales”, un colectivo que aglutina en España al 60% del PIB y al 70% del empleo, sino que, “representamos a los más de dos millones y medio de personas que, todos los días,trabajan con ilusión y pasión en iniciativas promovidas y gestionadas por familias empresarias; con la particularidad de que, para hacerlo, esas familias ponen en juego su propio patrimonio personal y familiar, sea este grande o pequeño”, dijo el presidente del IEF en el quinto año consecutivo en el que el presidente del Gobierno ha declinado asistir.
Reivindicó también Sendagorta que las empresas familiares han demostrado, alguna durante más de un siglo, “un cuidado diferencial de sus trabajadores, una visión a largo plazo, una gran prudencia en lo financiero y un especial arraigo a la tierra”. Razones o “cualidades”, que para el presidente del IEF son, dijo, “razones más que suficientes para impulsar las empresas familiares en beneficio de todos”.
Ante un auditorio de más de 500 empresarios, Sendagorta hizo patente una desafío creciente de las emrpesas: “Estamos presenciando en España una acusada dificultad para disponer de perfiles profesionales adecuados que incorporar a nuestras empresas”, dijo antes de agregar: “Nos faltan ingenieros e informáticos, pero también personas que trabajen en el mundo de la hostelería o el mundo industrial”.
El presidente del IEF señaló como el principal desequilibrio de la economía española al desempleo, que situó como “principal causa de las desigualdades sociales” y “auténtico freno al ascensor social”.
Y para combatir el desempleo, afirmó, “las subvenciones pueden ser un remedio temporal necesario que sirve para salvar una situación puntual de necesidad, pero solo el trabajo desarrollado por personas con la formación precisa representa una verdadera solución sostenible”.
Por ello, la empresa familiar defiende la necesidad de incorporar a más ciudadanos a la vida laboral activa, empleo productivo privado y de calidad, “que es el que genera más riqueza para distribuir y cubrir las necesidades públicas, y no del que sólo sirve para maquillar las estadísticas”.
Sendagorta, en presencia del ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, reclamó que es preciso incentivar el empleo, “y gravarlo no parece la mejor manera de conseguirlo”, criticó.
Tras defender la productividad como factor clave para mantener la capacidad de competir, pidió que se “revise la fiscalidad para conseguir, entre todos, que el salario neto que llega al bolsillo de los trabajadores esté lo más cerca posible del coste bruto que asumen las empresas”.
También puso enfásis en que ello exige responsabilidad por el empresario: “Y revisemos también los salarios, sin más límite que mantener el listón de la competitividad, esencial para la continuidad de nuestras empresas”.
Sendagorta prometió por parte del IEF “voluntad de diálogo”, y lo hizo en presencia también del presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, principal interlocutor en la negociación colectiva.
Pese a no estar previsto en el programa, finalmente, José Luis Escrivá, que acudía como ministro de jornada, ante la ausencia de otros ponentes del Gobierno en el XXVI Congreso, intervino ante el plenario de forma breve, imrpovisada y conciliadora.
Escrivá hizo un triple reconocimiento. En primer lugar, al modelo de propiedad que representan las empresas familiares, como ejemplo de éxito en todo el mundo.
Destacó como segundo reconocimiento su contribución a la residencia de la economía española en un entorno muy complicado tras la pandemia y la guerra. Y resaltó que en los últimos años 900.000 empleos lo han creado las empresas familiares. “Más de mil empleos al día, resultado notable”, dijo antes de celebrar que, además, esa apuesta por la fuerza laboral se ha hecho “creciendo hacia el exterior, exportando” y al mismo tiempo que reducían el endeudamiento de sus empresas, con autofinanciación de beneficios no distribuidos.
El tercer reconocimiento a las empresas familiares fue por construir una sociedad más cohesionada. Y recordó que en las crisis la respuesta de los empresarios fue siempre inmediata.
Una educación menos ideológica
Antes, Sendagorta también había pedido, además de rebajar la fiscalidad del empleo y revisar salario, abordar la reforma educativa que permita contar con los perfiles profesionales que ahora las empresas no encuentran.
Consideró “acuciante” la necesidad de mejorar “drásticamente” el sistema educativo y hacerlo de una forma muy distinta a la que hasta ahora se ha hecho.
“Tengo la impresión de que se destina más tiempo en nuestro debate público a subrayar rasgos ideológicos que a apuntalar los objetivos reales que deberían perseguir nuestros programas educativos”, afirmó Sendagorta.
También abogço por construir entornos de trabajo que permitan que las personas disfruten de sus vidas personales e integren sus vidas profesionales en sus vidas familiares. Esa es nuestra apuesta vital como empresas familiares.
Y animó a los empresarios presentes a comunicar mejor el papel que desempeñan en la sociedad.
El Rey pide que las empresas sean parte de la solución ante la incertidumbre y los desafíos
El rey Felipe VI inauguró oficialmente el XXVI Congreso de la Empresa Nacional, cumpliendo así lo que se ha convertido en una tradición, y lo hizo, un año más, para reivindicar el papel esencial de las empresas para el progreso del país.
Destacó Su Majestad que más de un millón de empresas en España son familiares, lo que representa casi el 90% sobre el total, y que, por tanto, es fundamental destacar su enorme importancia para la economía española.
Felipe VI destacó que una de las señas de identidad de estas empresas es el arraigo, no sólo en zonas muy pobladas sino también las que radican en sitios más aislados o alejados de centros urbanos más poblados. A éstas rindió un especial homenaje “porque constituyen un auténtico pulmón económico en estos territorios y contribuyen a una verdadera vertebración del país. Vuestra presencia y compromiso son garantía de futuro para muchas personas”, agregó.
Y, sobre todo, el Rey destacó que, “ante la incertidumbre y los desafíos, las empresas siempre deben formar parte de la solución, en cualquier circunstancia y situación”.
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