Los efectos del tope al gas: ahorro de 209 euros por hogar y una inflación más baja
Estudio de Esade
Un estudio de Esade concluye que la factura de las familias con tarifa regulada se ha reducido un 32%, lo que se traduce en unos 2.000 millones en total
El IPC sin el mecanismo habría sido del 8,7% en 2022 y no del 8,4%, que fue el finalmente registrado
Entre los efectos negativos está que el consumo de gas ha aumentado frente a la generación renovable
Además, la exportación a Francia se han disparado por el menor precio en España, lo que ha podido "subvencionar" al consumidor galo
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El tope al gas implantado en junio de 2022 en España supuso un ahorro medio de 209 euros para los hogares que tenían contratada la tarifa regulada, y rebajó 0,3 puntos porcentuales la inflación media anual.
Este son algunas de las conclusiones, positivas, de un análisis realizado por el Centro de Políticas Económicas de la escuela de negocios Esade (EsadeEcPol), que también resalta aspectos negativos de la medida, en concreto dos. Por un lado, ha favorecido un mayor consumo del gas en la generación eléctrica -lo que va en contra del objetivo de potenciar las energías renovables en contraposición a las de origen fósil-; y, por otro, ha conducido a un incremento de las exportaciones eléctricas a Francia -ante el menor precio en España-, "con el consiguiente riesgo de subvención a favor de los consumidores franceses a costa de los españoles".
En el informe -en el que han participado Manuel Hidalgo, de la Universidad Pablo de Olavide y miembro de la institución académica; Natalia Collado, economista de la escuela; Jorge Galindo, director adjunto de EsadeEcPol; y Ramón Mateo, director de Análisis en BeBarlet- se constata que sin la llamada excepción ibérica la factura media de la electricidad para los consumidores con tarifa regulada habría sido un 31,8% más cara. Y que el ahorro total para las entre las nueve (dato de agosto) y diez millones (dato de enero) de familias acogidas a este modelo ha sido de entre 1.880 y 2.100 millones de euros.
En cuanto al efecto en el Índice de Precios de Consumo (IPC), el análisis de Esade concluye que sin el tope al gas hubiera sido del 8,7% en el conjunto de 2022 y no del 8,4%. En el mes de diciembre en concreto la inflación se habría situado en el 6,2% (y no en el 5,7%, cinco décimas menos, que fue el dato final).
Esa contribución del tope al gas a la moderación de la inflación beneficia sobre todo a las familias de ingresos bajos. Y esto es así porque en su gran mayoría tienen contratada la tarifa regulada, ya que este requisito es indispensable para acceder al bono social eléctrico. La escalada del precio de la electricidad en 2021 perjudicó mucho a este segmento, ya que su factura está muy ligada a la evolución diaria del mercado mayorista, hasta el punto de que "la inflación en los hogares más pobres se elevó dos puntos porcentuales por encima de la de los hogares más ricos", reza el informe. Con la excepción ibérica, la situación se ha invertido: "Mientras que la electricidad ha restado 1,59 puntos al IPC soportado por los hogares más vulnerables en los más acomodados esta reducción se queda en 0,59 puntos", indica el análisis.
Los efectos negativos
El estudio llega a la conclusión, también, de que ha habido un incremento del uso del gas para la generación eléctrica en las centrales de ciclo combinado, que, recordemos, reciben una compensación por el tope establecido (rentable a tenor de los datos de incremento del consumo). Eso genera "un conflicto potencial entre el objetivo de ahorro de los hogares y el ahorro general de gas para la economía española y europea".
Esta subida es especialmente visible hasta el mes de noviembre -entre otras cosas por la escasa generación hidráulica motivada por la sequía- y menos acusada desde entonces, aunque en todo el periodo se observa un mayor peso del gas del que se hubiera producido en ausencia de la excepción ibérica.
Además, el tope al gas ha favorecido que las exportaciones de electricidad a Francia se hayan duplicado en 2022 respecto a 2021 por el menor precio en España, lo que "invierte totalmente el saldo tradicional entre ambos países (favorable al país galo)". El análisis de Esade deja claro que sin el tope al gas la cotización de la electricidad en nuestro país hubiera sido superior a la del vecino desde junio salvo en tres semanas de diciembre, lo que no hubiera favorecido en ningún caso las exportaciones.
Esto significa que Francia compra energía más barata y que de alguna manera los consumidores españoles (que sufragan el mecanismo en su factura con un pago compensatorio a las centrales de ciclo combinado) "subvencionan" a los franceses. Sin embargo, esta "subvención implícita" podría haberse reducido porque la propia ley que regula el tope al gas contempla que cuando hay saldo favorable a España en los intercambios eléctricos la compensación que pagan los consumidores a las generadoras de electricidad se reduce.
El informe recuerda, por último, que fue la "urgencia de la situación inflacionaria" la que obligó a adoptar políticas viables en el muy corto plazo, que ahora se extenderán a todo 2023 por su efectividad. Los autores llaman a un "seguimiento" de las reformas estructurales pendientes y a "evitar que los parches se hagan pasar por cimientos, por muy convenientes, efectivos o inevitables que puedan resultar los primeros".
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