La economía española ralentiza su crecimiento en el segundo trimestre
Entre abril y junio de 2011, el PIB aumentó un 0,2% mientras que el crecimiento anual bajó hasta el 0,7%, según el último boletín económico del Banco de España.
Madrid/La economía española ralentizó su ritmo de crecimiento trimestral al 0,2% entre abril y junio, al tiempo que bajó su crecimiento anual hasta el 0,%, lo que supone en ambos casos una décima menos que en el trimestre anterior, según el último boletín económico del Banco de España.
El supervisor explica la desaceleración con respecto al primer trimestre en la debilidad de la inversión en construcción y, en menor medida, en el descenso del gasto público, mientras que el sector exterior aumentó una décima su aportación positiva (0,4%) por la minoración de las importaciones.
En comparación con el año anterior, la ralentización se debe a la contracción del consumo nacional, ya que en el segundo trimestre de 2010 el gasto de los hogares fue más intenso por el efecto de la anticipación a la subida del IVA en julio.
De acuerdo con el supervisor, la recuperación económica sigue siendo débil por la inconsistencia tanto del consumo privado como de la inversión empresarial y está sujeta a las posibles repercusiones de las tensiones en los mercados de deuda soberana.
En su opinión, la superación de este clima adverso dependerá de que a nivel europeo se pongan en marcha "con decisión y claridad" los compromisos acordados, aunque considera que la contención del contagio exige también "respuestas enérgicas" por parte del Gobierno español.
Reconoce que en el último año se han adoptado importantes reformas en el ámbito fiscal, laboral y financiero, pero cree que su "pronta y ambiciosa culminación" ayudaría a reducir la incertidumbre y fortalecer el crecimiento.
En el segundo trimestre se continuó destruyendo empleo, aunque de forma menos pronunciada que en el trimestre anterior, ya que la caída interanual fue dos décimas menor (1,2%).
Esta situación propició que siguiera aumentando la productividad aparente del trabajo, mientras que la remuneración por asalariado frenó su ritmo de crecimiento y los costes laborales descendieron, influidos fundamentalmente por el recorte de los salarios públicos.
Para el Banco de España, la evolución todavía negativa del mercado laboral, unida a la caída de la renta familiar, constituye un contexto poco propicio para el gasto de los hogares, que sigue mostrando "una notable atonía".
A esta situación desfavorable para el consumo privado el supervisor añade la disminución del valor de la riqueza inmobiliaria, unas condiciones crediticias "relativamente restrictivas" y la pérdida de poder adquisitivo consecuencia de una inflación elevada.
No obstante, señala que se ha interrumpido la tendencia alcista de los precios y que la moderación de la inflación debería continuar en los próximos meses al absorberse el impacto que tuvo en los precios el aumento del IVA en julio de 2010.
El Banco de España también observa señales de debilidad en la inversión en bienes de equipo, que habría vuelto a caer en tasa interanual, aunque con respecto al trimestre anterior podría haber crecido ligeramente, después de que entre enero y marzo fuera nula.
La inversión en construcción mantiene un ritmo de contracción "intenso" puesto que se mantiene el proceso de ajuste en el sector de la vivienda y los recortes presupuestarios para obras públicas.
En este sentido, señala que las actuación de las administraciones para reducir el déficit público progresa hacia los objetivos comprometidos, aunque ve necesario "un ajuste más intenso" por parte de las comunidades autónomas para que no se desvíen de la meta fijada, razón por la que sigue apostando por que se establezcan techos de gasto a los presupuestos autonómicos.
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