Análisis
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Informe del Observatorio Económico de Andalucía
Sevilla/La economía andaluza cerrará 2024 con un aumento del PIB del 2,8%, un repunte que estará apoyado por la demanda interna, una evolución positiva de los sectores turístico y agrario, y un mercado laboral que, aunque con unos resultados no tan positivos como en los últimos años, se espera que continúe sus actuales niveles con solvencia, según las previsiones avanzadas este martes por el Observatorio Económico de Andalucía (OEA), que estima también que para 2025 se mantendrá un nivel de crecimiento de en torno al 2,4%.
Durante la presentación del Informe Economía Andaluza Segundo Trimestre de 2024, elaborado en colaboración con la Fundación Cámara, el presidente del OEA, Francisco Ferraro, indicó que el repunte regional para este año se situará en la media nacional o ligeramente por encima, si bien alerta de "riesgos" para sostener este avance en la comunidad como el bajo crecimiento de la productividad y la necesidad de aumentar los niveles de inversión, ayudada por un marco legal estable e incentivos.
La cifra prevista para el cierre de 2024 mejora siete décimas la adelantada por el OEA en su anterior informe -del 2,1%-, gracias a que la recuperación de las reservas hídricas ha impulsado una evolución positiva de la actividad agrícola, a la progresión del turismo y al repunte del consumo de los hogares, favorecido por el mercado laboral y por la contención de los precios y de los tipos de interés.
En cuanto al segundo trimestre del actual ejercicio, Manuel Alejandro Hidalgo, profesor de Economía Aplicada de la Universidad Pablo de Olavide y miembro del panel de expertos del OEA, destaca que la economía andaluza repuntó un 0,8% respecto a los tres primeros meses. Con este dato, la tasa interanual de crecimiento del indicador se sitúa en un 2,6%, cinco décimas por encima de la del primer trimestre del año y tres décimas menos que la media española.
“Se confirma la evolución positiva de la actividad económica en Andalucía, que mantiene en los últimos tres trimestres un crecimiento significativo, similar a la media española”, afirma Hidalgo, que señala como principales ejes de este impulso la tendencia positiva del consumo interno -por el comportamiento del mercado de trabajo y la bajada de la inflación-, la recuperación progresiva del sector agrario, la llegada de viajeros internacionales, el comercio exterior o el repunte de la inversión.
Así, detalla que el buen comportamiento del mercado de trabajo, aunque se empieza a frenar la creación de empleo, ha mejorado el nivel de renta de los hogares y esto ha contribuido a impulsar el consumo interno, que se ha reflejado en incrementos en el comercio minorista y en la matriculación de turismos, entre otros. A esto ha ayudado también el freno en la evolución de los precios, del 3,8% en mayo al 2,2% en agosto, y sobre todo en el caso de los alimentos, así como la caída del Euríbor, que ha abaratado las hipotecas.
La evolución del consumo de los no residentes también es positiva en el segundo trimestre, aunque Manuel Alejandro Hidalgo subraya que hay “signos contradictorios” en algunos indicadores, ya que “ha bajado el número de viajeros que vienen a Andalucía hasta julio, aunque han aumentado las pernoctaciones y el gasto turístico, lo que compensa el descenso de visitantes”.
Otro elemento que ha contribuido al dinamismo económico en el segundo trimestre es el sector exterior andaluz, con unas exportaciones que suben un 13,5% en tasa interanual, si bien hay que descontar la subida de los precios de algunos productos, sobre todo de aceites y grasas vegetales. Por su parte, la inversión también muestra signos de recuperación, pero más débiles, y se sitúa todavía en niveles prepandemia, a la espera también de un mayor impacto de los fondos europeos Next Generation UE.
En cuanto al marco europeo, hay signos de recuperación, pero “débiles” y “desiguales”, indica el presidente del OEA, que recuerda que, aunque el PIB avanzó un 0,2% en el segundo trimestre, países como Francia e Italia se sitúan por debajo de ese aumento y Alemania, en tasas negativas. “España está manteniendo un nivel de resiliencia que le distingue entre sus semejantes, con tasas de crecimiento superiores a las economías de su entorno”, valora Ferraro, que recuerda que las últimas revisiones sobre la evolución del PIB nacional apuntan a un aumento de alrededor del 2,8% al cierre del año.
Finalmente, en relación con la situación económica global, Francisco Ferraro afirma que se prevé un crecimiento estable del 3,2% en 2024 y del 3,3% en el próximo ejercicio. No obstante, alerta de una serie “riesgos e incertidumbres” que amenazan la estabilidad, entre los que cita “las tensiones geopolíticas, que afectan al comercio y a las materias primas; la tendencia a un rebrote inflacionista; la fragmentación comercial y el aumento del proteccionismo; la desaceleración de la economía china; los desastres naturales relacionados con el cambio climático; y la situación fiscal y de endeudamiento de muchos países”.
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