Análisis
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Turismo
Málaga/El golf en Málaga, y más concretamente en la Costa del Sol, forma una parte imprescindible de la historia de la provincia en el siglo XX, un hecho que se ha continuado durante los tres primeros lustros del XXI. Sin embargo, de entre las decenas de campos para la práctica de este deporte, es el Parador de Golf -situado en el término municipal de Málaga-, el decano de todos ellos. En el año 2016, este campo cumplió 90 años desde que se proyectara, convirtiéndolo en una referencia para toda la Costa del Golf.
Tal como relatan las fuentes de la época, durante los años 20, y por prescripción facultativa de los médicos de la Casa Real Británica, solía pasar los inviernos en Málaga la princesa Beatriz de Battenberg, madre de la reina Victoria Eugenia. Con objeto de que estuviera distraída, y, al mismo tiempo, ya con la intención de fomentar el turismo, especialmente de origen británico, el denominado Sindicado de Iniciativas de Málaga propuso la construcción de un campo de golf. Fue precisamente Victoria Eugenia la que sugirió el asesoramiento del que se decía el mejor arquitecto especialista en la materia, Harry Colt, una de las referencias históricas en la materia.
En el año 1926 -hace ahora 90 años- se efectuó la prospección de los actuales terrenos, y en 1928 se firmó el contrato privado de compra de 44 hectáreas de la finca Valverde, propiedad de la familia Heredia España. En 1929 tuvo lugar la ceremonia de colocación de la primera piedra, presidida por el Infante Jaime de Borbón. Así comenzaron los trabajos bajo la dirección técnica de Harry Colt.
Las dificultades económicas que se le presentaron a la Sociedad Málaga Golf Club, propietaria de los terrenos, para hacer frente a los gastos de construcción del campo, dieron lugar a la incautación del mismo y sus instalaciones por el Patronato Nacional de Turismo, al que definitivamente pasaron en propiedad en el año 1936.
Durante la Guerra Civil el campo quedó prácticamente destruido, al ser emplazadas en su terreno unas baterías de artillería para la defensa costera. Finalizada la contienda, es la Dirección General de Turismo la que se hace cargo del campo, acometiéndose la reconstrucción del mismo y el rediseño de su recorrido por Mr. T. Simpson, de la firma Simpson and company Golf Architects. La ampliación a 18 hoyos requería mayor extensión de los terrenos disponibles, por lo que se inicia un expediente de expropiación en 1947, que finaliza en 1952 con la incorporación de 30 hectáreas más.
La puesta en servicio de los segundos nueve hoyos no se realiza hasta 1964 con replanteo de greenes y siembra de césped. Hasta entonces, todo el recorrido estaba cubierto de arena y sólo alguna hierba asomaba espontáneamente, o por la siembra de algunas semillas que traían los jóvenes de las orillas del río Guadalhorce, "cobrándolas a perra gorda el saquillo", tal como relatan desde el propio Parador. En las salidas, se utilizaba el procedimiento de colocar la bola sobre un montoncito de arena húmeda a modo de tee y, para ello, existían unos recipientes conteniendo este material en las salidas.
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