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¿Cuáles son las habilidades y competencias más demandadas por las empresas? Más allá de los grados universitarios y la Formación Profesional reglada, existe todo un universo de trabajos que requieren una formación específica de 50, 200, 500 o 700 horas. Ese fue -y es- el sentido de la Formación Profesional para el Empleo, que, por diversas circunstancias, estuvo paralizada durante algunos años y que en 2020 reactivó la Consejería de Empleo de la Junta de Andalucía con un nuevo modelo de licitaciones que sustituía al anterior de subvenciones directas.
El informe 'Detección y análisis de necesidades formativas' presentado esta semana surge de entrevistas y encuestas a unas 5.000 personas (entre ellas, directivos de 3.400 empresas) y del análisis de 2.108 especialidades formativas del catálogo del Servicio Estatal de Empleo (SEPE). Pone el foco en aquellas actividades en Andalucía en las que hay más contratación, aunque excluye las de rotación muy alta, como jornalero o camarero. Y, además, particulariza las necesidades de las empresas según las características productivas de cada provincia.
De este volumen de datos sale que, por ejemplo, lo más demandado es un curso básico de prevención de riesgos laborales. Este primer puesto en el ranking andaluz está condicionado por el hecho de que el estudio se haya hecho en plena pandemia. Enrique Ruiz, uno de los coordinadores del estudio de la Consejería de Empleo, asegura que es una especialidad que ha tenido mucho auge específicamente para la prevención del contagio del coronavirus, pero eso es algo coyuntural. Lo lógico es que la demanda solo se mantenga en actividades vinculadas a la industria y la construcción, entre otras.
La Junta de Andalucía, a través de la Consejería de Empleo, licitó en 2020 cursos de formación por un valor de más de 40 millones de euros, lo que posibilitó 5.000 acciones formativas de las que se beneficiaron 23.500 alumnos en todos los sectores. Ahora mismo se están tramitando otros 56,2 con programas centrados en jóvenes desempleados menores de 30 años, con cursos de idiomas, especialidades demandadas en las provincias, formación para emprender o tecnología 5G, entre otras. A ello hay que añadir otros 60 millones que han ido para subvenciones, lo que supone una inversión total desde 2020 de más de 150 millones de euros. Aunque el modelo ha virado al de licitación se mantienen tres líneas de ayudas directas, una con compromiso de contratación y otras dos dirigidas a entidades locales.
La lista continúa con cocina (2), actividades de gestión administrativa (3), seguridad e higiene de la industria alimentaria (4), gestión integrada de recursos humanos (5), productos de calidad diferenciada (6), técnicas de calidad y mejora continua en la excelencia empresarial (7), manejo y mantenimiento de maquinaria agrícola (8), atención sociosanitaria a personas en el domicilio (9), organización y gestión de almacenes (10), y así hasta una total de 2.108 especialidades.
El informe selecciona las 275 primeras -en Andalucía y en cada provincia- para hacer la programación de licitaciones de cursos a partir de ahora. Las especialidades con mejor puntuación serán las que tengan más posibilidades de entrar en próximas convocatorias, y siempre teniendo en cuenta la provincia a la que van dirigidas. "A partir de ahora este estudio será la la base para justificar toda la formación que sale a la calle. Ello sin perjuicio de que por ejemplo, se vea necesario, desde los poderes públicos, implantar algún curso, como pueda ser telecomunicaciones en el medio rural. Aunque el informe no lo contemple, también se licitaría y habrá especialidades nuevas que se irán incorporando con el tiempo", afirma Ruiz, quien incide en que el objetivo final es facilitar la empleabilidad real de colectivos con más dificultades y fortalecer la competencia de las empresas.
Una de las conclusiones más llamativas del estudio es la transversalidad de muchas de las competencias. Se requieren, cada vez más, habilidades que pueden ser aplicables a varias actividades, como las relacionadas con la prevención de riesgos laborales, los idiomas, la logística, el marketing o la administración y gestión. Y también tienen mucha fuerza las específicas de sectores tradicionales como hostelería y turismo, agricultura, construcción y formación. De los ámbitos emergentes, solo logran una cierta representatividad las renovables, las tecnologías de la información y los servicios ambientales.
La transversalidad de las habilidades se observa en la formación destinada a los ocupados. De las diez primeras del ranking, cinco son clarísimamente comunes a muchos sectores: francés A1 (5), francés A2 (6), alemán A2 (7), atención al cliente y calidad del servicio (8) y habilidades sociales: comunicación, inteligencia emocional y trabajo en equipo (10). La importancia de los idiomas queda reflejada en que la primera es el inglés profesional para turismo. El top ten lo completan conducción de carretillas elevadoras (2), ecoturismo (3), logística de flotas y sistemas telemáticos (7) y energías renovables: especialidad biomasa (9).
Los interesados en los cursos de formación para el empleo pueden encontrar información en este enlace y las empresas que quieran optar a las licitaciones se pueden informar aquí.
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