"El crecimiento de España nos sorprenderá positivamente"
Daniel Lacalle. Economista y gestor de fondos de inversión
El autor del exitoso 'Nosotros los mercados' vuelve con 'Viaje a la libertad económica', en el que defiende que las políticas liberales son las que triunfan
-Ahora todos los economistas hablan de salida de la crisis, pero los ciudadanos no se lo creen.
-Los ciudadanos siempre son los últimos en percibir la crisis y los últimos también en notar la recuperación. Siempre he sido escéptico con los brotes verdes, porque se marchitan con mucha rapidez si no hay reformas. Pero en esta ocasión sí soy optimista: hay un proceso de más calado basado en las exportaciones, no en las subvenciones ni en el sostenimiento artificial de la demanda interna. A la vez, se desapalanca el sector privado y vuelve la confianza exterior.
-Pues hace poco usted mismo decía que España corría serio riesgo de estancamiento económico.
-Eso depende del Gobierno, que no puede caer en la autocomplacencia. Si no se hace nada, hay riesgo de caer en una década perdida.
-¿Y qué hay que hacer?
-Eliminar las trabas burocráticas para abrir empresas y llevar a cabo una reestructuración del gasto público, para preservar el Estado del Bienestar. Sin austeridad, éste está en peligro. A medida que gastamos en administraciones duplicadas o en subvenciones innecesarias perdemos capacidad financiera e hipotecamos el país por años. Los países que más crecen, como Reino Unido, Alemania o EEUU, son aquellos en los que ha habido más libertad económica.
-Pero en EEUU la Reserva Federal ha inyectado miles de millones de dólares en la economía.
-No sería imprimir moneda, sino copiar en todo lo demás: libertad económica y flexiblidad. Las políticas de estímulos mitigan el riesgo, pero no crean crecimiento. Lo que sí ayuda es poner una alfombra roja a los empresarios. Los países que han aplicado políticas intervencionistas están tardando más en salir.
-Como España, por ejemplo...
-El principal error es que tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria se redobla la apuesta, y se crea una burbuja mayor: la de la obra pública.
-Usted daba por hecho que España iba a ser rescatada, y al final...
-Yo creía que el rescate era uno de los mayores errores que se podía cometer, porque era el poner el país en manos de nuestros prestamistas. Por muy mal que lo hicieran, nuestros políticos no lo iban a hacer peor. España no necesitaba un rescate, lo que necesitaba era dejar de gastar. Necesitaba hacer los deberes. Lo hizo en el pasado, porque tiene un sector privado muy eficiente, a diferencia de otros países como Grecia. Las exportaciones han alcanzado cifras históricas con un euro en máximos.
-Pero esa salida exterior ha sido posible porque se han devaluado salarios y los costes son más baratos, ¿no?
-Pero no en los sectores exportadores. Ha habido una enorme bajada de salarios en construcción, obra civil y en el comercio. Ese ajuste no se ha hecho en los sectores exportadores.
-¿Qué piensa de la reforma laboral? ¿Está bien?
-En sí misma, no es una solución. Ayuda a flexibilizar el mercado, pero faltan otras tres patas: facilitar la contratación, reducir masivamente la burocracia y que haya una legislación fiscal y societaria a largo plazo y predecible.
-¿Cómo se ve a España desde la City?
-Como un país de oportunidades, pero se tiene mucho miedo. El dinero se está destinando a comprar activos de Bolsa, a bonos del Estado. Falta más dinero para inversión productiva. Hay un miedo confiscatorio. Existe la percepción de que si se invierte en una planta y se contrata a 30 personas el Gobierno autonómico o local creará un nuevo impuesto...
-Usted es de los que cree que la deuda es un freno al crecimiento.
-Nos agarrábamos al modelo de la construcción porque tirábamos de la chequera de la deuda. Y el dinero barato era un incentivo para perpetuar este sistema. Ahora España ha tenido que hacer de la necesidad virtud, y creo que el crecimiento nos sorprenderá positivamente. Porque el país no necesita ya el mantra de que tiene que fluir el crédito. Está surgiendo un empresariado que no necesita de ayudas o subvenciones. Ya no va en gran clase sentado al lado del ministro sino que se monta en vuelos regulares para buscar clientes en todo el mundo.
-O sea, que lo de que fluya el crédito es un mantra.
-Es que hemos crecido toda la vida sin acumulación excesiva de crédito. La idea de "me tengo que endeudar para crecer" es de diez años para acá.
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