Fernando Faces
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El sector de la aceituna de mesa, que en estos días da el pistoletazo de salida a una nueva campaña, se encuentra en una encrucijada complicada. Por un lado, está sufriendo el bajón del consumo, sobre todo a nivel nacional: según confirman los datos de la Agencia del Aceite de Oliva, ha disminuido, en volumen, un 17% entre septiembre de 2010 y junio de 2011. A ello hay que sumar también el parón exportador después de que 2010 se saldara con un récord de ventas. Entre enero y junio, las exportaciones han descendido un 6,5%, de 316,5 millones a 295,5, según los datos en poder de Asemesa, la patronal de la industria aceitunera. La razón, en este caso, es coyuntural. Obedece al descenso del 20% en Estados Unidos como consecuencia de la recuperación de la producción en California, que en 2010 resultó desastrosa.
En cualquier caso, el descenso del consumo se produce en un momento en que el stock acumulado es altísimo, de 380.000 toneladas, tras una campaña pasada de producción récord (algo más de 600.000). Para esta, las previsiones de Interaceituna sitúan la recogida en 522.000 toneladas, un aforo medio. Pero lo cierto es que si las salidas, de 46.000 toneladas al mes, según Asemesa, continúan en la línea de los últimos tiempos el sector se puede encontrar con 900.000 toneladas en la línea de salida, lo que equivale a aceitunas para 21 meses. Esta situación podría distorsionar el mercado y provocar una bajada de precios, que, como denuncian los agricultores, ya están en niveles bajísimos, de hace 35 años, insuficientes para que el producto tenga rentabilidad.
Hay circunstancias atenuantes, como el hecho de que la aceituna necesita unos meses de preparación antes de salir al mercado, como señala José Vázquez, de Asaja Sevilla. "Aun así, la cifra es alta, lo normal son algo más de 200.000", añade. Antonio de Mora, director-gerente de Asemesa, precisa además que el 45% de lo que permanece en existencias es aceituna negra, "que no necesita más de 10 ó 15 días de preparación", y a la que hay que dar, por tanto, salida inmediata.
Las organizaciones agrarias aconsejan a los productores de variedades como hojiblanca que envíen la aceituna a molino, para producir aceite. José Vázquez, de Asaja, habla de 100.000 toneladas que se pueden desviar a un sector, el oleícola, que, aunque también castigado, está incluso mejor que el de la aceituna en precios. También menciona que en las zonas donde la cantidad recogida es menor es probable que el productor prefiera dejar el fruto en el árbol.
No todo es negativo. Antonio Rodríguez, de COAG, señala que la variedad gordal va a reducir su producción a la mitad (de 57.000 a 28.000 toneladas) y eso va a hacer, según su previsión, que el precio se sitúe algo por encima de los costes de producción. Añade que el stock está casi a cero, aunque desde Asemesa se dice que hay para 17 meses. En cualquier caso, es la variedad con mejores perspectivas. El resto está inmersa en la incertidumbre. Como dice Vázquez, sólo hay dos salidas: "O producimos menos o vendemos más".
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