La compra de Sagres castiga el beneficio pero no las ventas de Heineken en 2010
Heineken España no mezclará la producción de sus plantas españolas con la de Portugal, que mantendrá su autonomía, aunque estudiará aprovechar la plataforma logística de SCC para exportar sus marcas
Heineken España cerró en 2010 una operación significativa a efectos contables y de imagen. Lo segundo, porque compraba por 583 millones a Heineken Internacional, su matriz, el 100% de Sociedade Central de Cervejas e Bebidas (SCC), fundada en 1934 y progenitora desde 1940 de Sagres, la botella más conocida (y consumida) en Portugal junto a Super Bock. Lo primero, porque en las cuentas del pasado ejercicio queda la huella de la operación: un beneficio neto de 104,18 millones -el 8,6% menos que en 2009-, que habría trepado hasta los 111 millones sin Sagres. O una facturación -y ésta es la otra cara de la moneda- de 1.231 millones (+11,4%) que se quedaría en 1.073 (-2,9%) sin la lusa.
Fuentes de Heineken España explicaron que SCC mantendrá su autonomía y no traspasará ni un litro de su producción al otro lado de la frontera. Y viceversa. El grupo cuenta con fábricas en Sevilla, Madrid, Valencia y Jaén. La hispalense, ligada desde siempre a Cruzcampo, es la más grande y moderna de Europa. "El único movimiento relevante -informa un portavoz de la compañía- es la incorporación del actual presidente de Heineken España, Richard Weissend, al consejo de administración de SCC, y a la inversa, Alberto da Ponte también entrará en el consejo de Heineken España".
El grupo considera que la estructura productiva en España es "adecuada a la demanda interna", por lo que descarta un refuerzo vía Portugal. De hecho, el consumo de cerveza per cápita cayó en 2010 un 4,7% en el país. Heineken atribuye este descenso a un doble efecto colateral de la crisis: el predominio de las marcas blancas sobre las premium y un consumo asociado no tanto a la hostelería como al escenario-hogar.
En cualquier caso, Cruzcampo sigue siendo el buque insignia de la firma al representar algo menos del 70% de la facturación de Heineken España, que también es propietaria de Águila Amstel, Buckler y Kaliber (además, obvio, de comercializar aquí la holandesa y mamá Heineken). La sevillana es, además, enseña en el mercado hispano, y sus filiales Cruzcampo Sin y Shandy Cruzcampo ganan peso poco a poco en un campo de batalla ultrarreñido.
La compra de SCC "es una operación vinculada al proceso de adquisición de Scottish & Newcastle (2008), de carácter intragrupo, y cuyo objetivo es incrementar la cooperación y coparticipación ya existente entre ambas compañías, además de la creación de sinergias que redunden en el valor de las marcas en toda la Península, así como en el crecimiento individual de los negocios", subrayaron desde la compañía.
S&N era la anterior propietaria de SCC y Sagres, pero en marzo de 2008 Carlsberg y Heineken adquirieron y se repartieron las actividades internacionales del grupo británico. Si la multinacional danesa conquistaba, entre otras, la marca Kronenburg, Heineken Internacional se quedaba con Sagres o Jansen.
Sagres se embotella en la factoría de Vialonga, ubicada al norte de Lisboa, y cuenta con una ventaja estratégica que puede ser crucial en el futuro para Heineken España: su notable infraestructura logística, un trampolín hacia la exportación que cubre las antiguas colonias lusas en África y otros muchos territorios. Sagres es una cerveza aceptablemente internacionalizada. Y la filial española de Heineken podría aprovechar esa ventaja para ampliar el radio de acción de sus botellas hispanas.
Las perspectivas de la compañía para el presente ejercicio son "de incertidumbre: algunos indicadores muestran una posible recuperación y otros no son tan optimistas por las dudas sobre el comportamiento de los consumidores", admite un portavoz. Heineken España invirtió 85,3 millones en 2010 en distintos ámbitos (activos comerciales, gestión de residuos, formación profesional) y sus fábricas se repartieron otros 358 millones en los cinco años precedentes.
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