Fernando Faces
Perspectivas económicas: España 2025
La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha complicado este martes la oferta pública de adquisición de acciones (opa) del BBVA sobre el Sabadell al alargar el análisis sobre el impacto de una eventual fusión y abrir la puerta a que opinen el Gobierno y otros interesados.
Según fuentes próximas, la CNMC ha decidido que no basta con el estudio de la operación en una primera fase, como suele hacerlo en la mayoría de los casos, tal y como sucedió con la fusión de Caixabank y Bankia, sino que en esta ocasión es necesario pasar a una segunda fase de estudio que se alargará a 2025.
La decisión de Competencia, a priori, complica la opa del BBVA sobre el Sabadell y cumple con los deseos de la entidad catalana, que siempre ha insistido en la conveniencia de que el análisis de la CNMC fuera más allá e incluyera una segunda fase.
El consejero delegado de la entidad, César González-Bueno, destacó en una entrevista que ha habido "un nivel de acuerdo sin precedentes" en el que sindicatos, empresarios, comunidades autónomas y "todo el arco político" han considerado que esta operación plantea problemas de competencia.
Para el BBVA, sin embargo, supone un jarro de agua fría porque su consejero delegado, Onur Genç, dijo en repetidas ocasiones que no veía "ningún problema" de competencia y aspiraba a que la CNMC diera luz verde a la operación en una primera fase con el "precedente" de Caixabank y Bankia, que creó un grupo de mayor tamaño. En una breve declaración, el banco ha afirmado que "continuará colaborando estrechamente con la CNMC para culminar cuanto antes el acuerdo de compromisos y la aprobación del expediente”.
Al entrar en una segunda fase de estudio de la operación, la CNMC abre la puerta a escuchar a otras partes, como consumidores o asociaciones empresariales, para determinar si se opone a la hipotética fusión del BBVA y el Sabadell o impone condiciones que garanticen la competencia en el mercado.
Con la entrada en vigor de la Ley de Defensa de la Competencia de 2007, se limitó considerablemente la intervención del Gobierno en el control de las operaciones de concentración.
La autorización de las operaciones corresponde en exclusiva a la CNMC y únicamente si se prohíbe o si se subordina a compromisos o condiciones una determinada operación durante la segunda fase, el Ministerio de Economía podría elevarla al Consejo de Ministros.
Es ahí donde el Ejecutivo, que desde un primer momento se mostró contrario a una posible fusión, podría imponer sus propias condiciones, pero nunca por criterios de competencia, sino de otra índole, por ejemplo, razones de interés general.
En paralelo a todo esto, la oferta del BBVA a los accionistas del Sabadell sigue pendiente del visto bueno de la Comisión Nacional de los Mercados de Valores (CNMV), que es clave para aprobar el folleto de la opa y que el banco pueda seguir adelante con sus planes.
Después de un segundo intento fallido de fusión, el BBVA lanzó a principios de mayo una oferta a los accionistas del Sabadell, a los que ofrece el pago de 0,29 euros en efectivo y entregar una acción nueva por cada 5,019 del Sabadell, teniendo en cuenta los dividendos pagados por ambas entidades en octubre.
Y en el caso de que la opa prosperara, porque más el 50 % de los accionistas del Sabadell decidieran vender sus títulos al BBVA, lo que permitiría tomar el control de la entidad catalana, quedaría pendiente la fusión en el grupo BBVA.
A finales de octubre, el BBVA admitió la posibilidad de dar marcha atrás en su planes de hacerse con el Banco Sabadell si llega a la conclusión de que las condiciones que acaba poniendo la CNMC son "inasumibles", según explicó el consejero delegado en la rueda de prensa de resultados.
Si Competencia decidiera alargar su análisis, avanzó Genç, el BBVA respetaría esa decisión pero seguiría adelante con sus planes, aunque llevaran más tiempo.
En el banco están convencidos de que la propuesta de compra del Sabadell es buena "para todos" -para la economía, los accionistas de ambas entidades, los clientes y los empleados- y Genç descartó que tanto él como el presidente, Carlos Torres, tengan que plantearse dimitir si al final la operación acaba saltando por los aires.
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