La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Los 30 elegidos por Carlos Herrera
Ante el auge de la venta electrónica surgen nuevas leyes como la que entra en vigor mañana, por la que las compañías del sector deberán pagar el IVA del país europeo de destino si se superan los 10.000 euros. La medida busca simplificar los trámites y dar transparencia, aunque podría tener repercusión en los precios finales.
En España, el impuesto que grava el valor añadido de lo producido por una empresa, el IVA, tienen un tipo general del 21%, pero hay otros países europeos donde es inferior, como Luxemburgo (17%), Alemania y Rumanía (19%) o Francia (20%), mientras que en otros es superior, como Dinamarca y Suecia (25%), Finlandia y Grecia (24%) o Portugal (23%).
La nueva legislación de la Unión Europea (UE), que entra en vigor y que busca que el IVA se pague donde se consumen los productos adquiridos o donde se prestan los servicios que se están pagando, incluye también a los productos importados de fuera de la UE de escaso valor (inferiores a los 22 euros), que a partir de mañana dejarán de estar exentos. El sobrecoste lo asumirá casi con toda probabilidad el cliente que compre el producto, y no la empresa (que suelen ser no europeas) porque ello estrecharía su margen de beneficio, advierten desde el sector.
Otro impacto para el bolsillo de los consumidores puede llegar del hecho de que las empresas de comercio electrónico (o los que practican el dropshipping) pagarán IVA en todos sus productos y no tendrán una ventaja fiscal frente al comercio nacional.
El dropshipping es la práctica por la que algunas compañías venden productos que nunca llegan a manipular: no los almacenan ni los distribuyen, sino que cuando el cliente los compra, ellas se lo encargan a una tercera empresa, que es la que incluso gestiona el envío directamente al cliente final.
El consejero delegado de la empresa de soluciones Quipu, Roger Dobaño, explica que plataformas como Amazon o Shopify pasarán a ser los recaudadores finales del IVA a raíz de este cambio legislativo. Opina que este tipo de compañías “deberán ajustarse a un marco legal nuevo y ser sujetos pasivos del IVA”, ya que, en la práctica, “será como si ellas mismas adquirieran y vendieran el producto en cuestión”.
La nueva legislación trata de unificar los umbrales límite que obligan a tributar el IVA en el país de destino, así como de facilitar el pago de este impuesto con una ventanilla única y armonizar el sistema de tributación de este impuesto en el ámbito europeo.
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