El 'boom' del autoconsumo eléctrico
Energías renovables
Andalucía supera ya las 16.000 instalaciones y solo en lo que va de año se han registrado más de 5.500. A finales de 2018 solo había 450
Las empresas instaladoras proliferan y en muchos casos los trabajos son poco profesionales y con materiales de peor calidad
El ahorro en la factura puede llegar al 50% para el cliente, al que le puede interesar consumir más en las horas pico de la tarifa
El autoconsumo eléctrico en Andalucía bate récords. Desde 2019, año en el que el Gobierno impulsó una normativa que facilitaba su expansión, las instalaciones se han multiplicado exponencialmente. Según los datos de la Agencia Andaluza de la Energía, a 31 de diciembre de 2020 había 10.900 instalaciones en Andalucía, lo que supone multiplicar por 24 la cifra que había justo dos años antes. A finales de 2018 Andalucía era una liliputiense en este sector, con solo 450 instalaciones. En términos de potencia, a cierre del año pasado había 126,5 megavatios (MW) de autoconsumo, el 22% del total nacional y 3,5 veces más que en 2018.
El acelerón es aún mayor en 2021. Acorde con los datos de la Dirección General de Energía de la Junta de Andalucía, se han registrado hasta mayo 5.605 instalaciones de menos de 100 kilovatios, lo que significa que el total a día de hoy ya supera los 16.500. Si en España se espera llegar a uno o 1,2 gigas este año, lo normal es que Andalucía esté entre 220 y 250 MW a final de año.
Los datos son buenos y la curva de ascenso se empina, pero aún queda mucho trecho por recorrer. "Con países como Alemania no nos podemos comparar porque vamos a salir mal parados -afirma José Vicente Espino, delegado en Andalucía de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF) y fundador de la empresa Enerdos-; con menos horas de sol multiplican por tres lo que aquí tenemos, no solo porque no hay restricciones sino por conciencia medioambiental; hace 15 años aquí parecía posible reciclar y ahora se mira mal al que no lo hace. Pasará lo mismo con el autoconsumo. Con ocho millones de habitantes, las instalaciones son aún pocas pero vamos en la buena dirección".
Esa "buena dirección" se inició el 5 de abril de 2019 con el decreto de autoconsumo, que eliminaba el impuesto al sol (que solo se aplicaba para instalaciones de más de 10 kilovatios), suprimía peajes y trabas como el límite de potencia contratada e introducía nuevas figuras como el autoconsumo compartido (aún en estado incipientes, aunque ya hay dos instalaciones de este tipo en Sevilla capital) y la compensación de excedentes. Esto último significa que se permite al propietario de una instalación de autoconsumo vender la energía sobrante que genera previo acuerdo con la comercializadora. "No es la panacea. En muchos casos compramos a 13 y vendemos a cinco. Pero es un primer paso para no desaprovechar la energía que se está produciendo", afirma José Vicente Espino.
El abaratamiento de los precios respecto a unos años atrás también ha favorecido el autoconsumo. Una instalación fotovoltaica, la más habitual, de tres kilovatios (que puede corresponder a una familia normal) cuesta hoy unos 5.400 euros y una de cinco unos 8.000. Hace diez años el precio de esta última podía oscilar entre 30 y 36.000. La amortización de la inversión va de los seis a los diez años y el rendimiento de las placas al 100% puede llegar a 25 años. La vida se alarga más allá, aunque ya no al máximo nivel.
Otra razón de peso es el ahorro y más ahora con la factura de la luz disparada. "Puede ser de entre un 30 y 50% del recibo, y será más o menos dependiendo de lo bien que se adapte la instalación a tu consumo. En el momento en que más produce mi instalación más tengo que consumir. Y eso, en el caso de la energía solar, es en las horas pico de la nueva tarifa. Ahí es cuando hay que consumir, porque es donde más ahorras", afirma Lucía Dolera, directora de Proyectos de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA). Recordemos que la mayoría de los emplazamientos de autoconsumo están conectados a la red, que surte de energía al hogar o empresa cuando -en el caso de la fotovoltaica, la energía más común- no hay sol. Si se pretende autoconsumo total, hace falta invertir en una batería de almacenamiento, lo que eleva el coste de construcción entre un 30% y un 40%.
El 'boom' de la demanda en comparación con lo que había antes ha cambiado radicalmente el mercado. "En autoconsumo doméstico están apareciendo todos los actores del mundo, desde grandes de la distribución hasta las propias energéticas; en 37 años que llevo en el sector no he visto esto en mi vida", señala José Carlos García Caballero, CEO de Solar del Valle, empresa con sede en Córdoba y que opera en toda Andalucía, aunque sobre todo en el sector industrial.
García Caballero advierte de que esta situación está generando problemas, porque, por un lado, "no hay suficientes profesionales" para sustentar tanta empresa; y, por otro, la competencia hace que muchas opten por comprar materiales de menor calidad, procedentes de China. "Esto no es como comprar una lavadora. Es un producto ad hoc (adaptado a cada cliente), y debe haber buenos profesionales y productos certificados. Este caso lo barato es doblemente caro", añade Lucía Dolera.
A esta situación se le añade otra más coyuntural: los precios de las materias primas (cobre, paneles, estructuras metálicas) están disparados en el mercado internacional. "En cinco meses, se han elevado de forma escandalosa, hasta un 15%. Ahora estamos haciendo ofertas de venta de instalaciones con validez de siete días porque sabemos que en ese tiempo van a volver a subir", afirma García Caballero, quien precisa que este problema afecta sobre todo al sector industrial, ya que en el mercado doméstico es más fácil almacenar los paneles y así sortear subidas de costes coyunturales. Además, la fuerte competencia actual en este segmento contribuye a que los precios de cara al cliente final terminen siendo más ajustados pese al alza de la materia prima.
Más allá de precios, el autoconsumo, técnicamente, irá a mejor. Espino habla de que la potencia pasará de 280 vatios por panel a 600, que el silicio se irá sustituyendo por un mineral más efectivo, la perovskita y que se desarrollarán paneles bifaciales, a través de los cuales los rayos de sol rebotarán en el suelo y el reflejo producirá energía. "Pero, al final, todo pasa por el almacenamiento, que será más grande, más potente y más barato y se redirigirá a través del hidrógeno". Está por ver si llegará de verdad el big bang del autoconsumo y se expandirá como hicieron hace un par de décadas los móviles. El camino acaba de empezar.
El sector no quiere ayudas, sino rebajas fiscales
La Junta de Andalucía, a través de la Junta de Andalucía, tiene en marcha ahora mismo un programa de ayudas para el desarrollo energético dotado con 37,3 millones. 30 de ellos se destinan, como un fondo adicional del programa Feder 2014-2020, "actuaciones de aprovechamiento de energía renovable", como como instalaciones fotovoltaicas para autoconsumo. Los 7,3 millones restantes se destinan a solicitudes del anterior programa de ayudas que no pudieron ser atendida por agotamiento de fondos. A estas cantidades se le sumarán 105 millones procedentes del plan de recuperación del Gobierno. El sector agradece el impulso pero no es muy partidario de las subvenciones. Las fuentes consultadas opinan que durante la ventana de ayudas se activa el mercado y el empleo, pero cuando no hay se para. "Las ayudas a fondo perdido distorsionan el mercado -afirma Lucía Dolera-; aunque te salgan los número, si quieres poner una instalación y las ayudas se acabaron ayer, te esperas al año que viene".
Las empresas abogan por un sistema que sustituya las ayudas a fondo perdido por deducciones en el Impuesto de Actividades Económicas y en el de Bienes Inmuebles en los municipios. García Caballero recuerda que en Sevilla y Córdoba capital la bonificación es del 50% en los diez años siguientes a la instalación, una medida que cree que debería ser más general. Espino, por su lado, critica la tardanza de algunos ayuntamientos en dar la licencia de instalación -"en algunos casos, un año"- cuando su instalación "es tan sencilla como pueda serlo la de un aire acondicionado".
García Caballero no oculta, por otro lado, su temor a que el 'boom' del sector, alimentado por los fondos de recuperación, conduzca a un recalentamiento del mercado. "Hacer las cosas con una excesiva rapidez no es bueno. Es mejor de manera pausada y continua, a paso de elefante", afirma este empresario con casi 40 años de experiencia en el sector.
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