Airbus pide renegociar el A400M tras acumular 7.000 millones de sobrecostes
Los problemas del avión militar que se monta en Sevilla lastran el beneficio de la compañía, que cae un 63% en 2016 hasta 995 millones
Airbus pide auxilio a los países clientes del A400M, avión militar que se monta en Sevilla. El fabricante carga con más de 7.000 millones de euros de sobrecostes -dato confirmado ayer por la compañía- por los problemas técnicos, industriales y comerciales que han acompañado al programa desde su lanzamiento en 2003 y su intención es que esta factura deje de engrosarse. Para ello, renegociará con los estados compradores de la aeronave -son ocho y están agrupados en la agencia Occar- algunos puntos del contrato, de modo que dejen de aplicarle penalizaciones por los retrasos en las entregas.
El último cargo del A400M se conoció ayer y corresponde al año 2016: 2.210 millones de euros -de los que 1.200 se anotaron en el último cuatrimestre-, fruto de nuevos fallos detectados el año pasado en los motores, que obligaron a sustituir la mitad de las cajas reductoras (PGB) de los aviones. Este escollo dio como resultado unos sobrecostes mucho más abultados que los de ejercicios anteriores, de 290 millones en 2015 y 551 en 2014.
El A400M lastró, de este modo, las cuentas de Airbus en 2016. El grupo aeroespacial europeo sufrió una caída del beneficio neto del 63%, al pasar de los 2.696 millones de 2015 a los 995 millones del año pasado. El tipo de cambio de las divisas y las provisiones realizadas en el proyecto del A350 y el programa de reestructuración del grupo (despidos a consecuencia de la integración de una división en la matriz) también contribuyeron al batacazo.
Con la idea de frenar la sangría que está provocando el avión militar, el consejero delegado de Airbus, Tom Enders, que ofreció ayer una rueda de prensa on line para presentar los resultados del grupo, lanzó un S.O.S. a los países compradores. Les pidió renegociar el contrato para evitar sanciones por los retrasos y por las menores capacidades, por debajo de las comprometidas, con las que están dotados los aviones cuando se entregan. "Estas penalizaciones son injustas; hay que hablar con los clientes", insistió, para recalcar que el grupo sigue pagando el "pecado original" de haber firmado un contrato "poco realista" a un precio fijo y en el que la compañía asumía toda la responsabilidad del programa, incluidos los motores, pese a que son fabricados por un consorcio externo.
Enders quiso aclarar que lo que demanda a los estados no son "miles de millones", sino que permitan una "mayor flexibilidad" en las certificaciones y que dejen de aplicarle penalizaciones financieras (retenciones de dinero) por las demoras. Algunos países, como Alemania, han manifestado su intención de exigir indemnizaciones por este tema. A cambio, se comprometió a que los aviones tengan las capacidades requeridas en unos "plazos predecibles".
Ésta no es la primera vez que Airbus pide ayuda los estados compradores -España, Alemania, Francia, el Reino Unido, Bélgica, Luxemburgo, Turquía y Malasia-. Ya en 2010, tuvieron que salir al rescate del programa con una aportación de 3.500 millones de euros -1.500 millones en créditos reembolsables- para no dejar caer el programa militar. Es pronto para saber si, en esta ocasión, los países serán receptivos con las demandas de la compañía, ante lo que su consejero delegado declaró no tener "razones para ser pesimista" de cara a las discusiones.
De cara a 2017, Airbus admite que el A400M "sigue siendo motivo de preocupación", por lo que sus "prioridades máximas" son la "eliminación de riesgos y el fortalecimiento de su ejecución". Aunque no prevé tener que realizar nuevas provisiones este año, su director Financiero, Harald Wilhelm, admitió que "claramente el riesgo persiste". "Las retenciones de dinero por parte de los clientes continuarán influyendo significativamente en 2017 y 2018", avanzó la compañía, que advirtió que persisten retos que podrían ser "significativos" a la hora de cumplir con las capacidades contractuales, asegurarse suficientes pedidos de exportación o reducir de costes.
En medio de este panorama, los directivos de Airbus reconocieron, no obstante, el "fantástico trabajo realizado por el equipo español en 2016" para reconducir los problemas del A400M y alabaron los esfuerzos llevados a cabo en la planta de ensamblaje final del avión militar, ubicada en Sevilla.
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