Análisis
Santiago Carbó
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Llevamos semanas con un goteo incesante de noticias de juzgados de distintos puntos de la geografía española que confieren a los llamados riders la denominación de "falsos auónomos". Ayer, fue un día importante para los colectivos y plataformas que ven en este sistema de economía colaborativa respaldada en las nuevas tecnologías un método de engañar a la normativa laboral y, de paso, aprovechar el alto índice de desempleo para hacer negocio.
Un colectivo de repartidores de Glovo, una de las principales empresas dedicadas a esta actividad, denunciaron su condición de falsos autónomos ante la Inspección de Trabajo de Barcelona, que ya consideró a sus homólogos de Deliveroo, su principal competencia, como vinculados a la empresa de forma fraudulenta.
La Inspección de Trabajo afirmó a principios del presente mes que los repartidores de Deliveroo tienen una relación laboral y no mercantil con la multinacional y por ello le reclamó de 1,3 millones de euros en cuotas atrasadas a la Seguridad Social. Expedientes similares ya fueron emitidos con anterioridad en Madrid, Valencia o Zaragoza.
La demanda interpuesta ayer en Barcelona tiene la pretensión de "que la Inspección de Trabajo aprecie el carácter laboral y no mercantil que mantienen con la empresa, puesto que es la multinacional quien impone de forma absoluta las condiciones de prestación del servicio y determina aspectos sustanciales de su vinculación, como la configuración de sus horarios y los periodos de descanso". La plataforma impulsora de esta demanda está, además, muy activa en las redes sociales bajo el nombre de Riders X Derechos e incluso ha creado su propia aplicación de reparto, con, según afirman, condiciones más ventajosas para los trabajadores.
Glovo, por su parte, mantiene que todo su modelo de negocio "se ajusta a la legalidad". Además, aseguró que "creemos que los riders que se manifiestan no representan a la mayoría de las personas que colaboran con la plataforma, ya que actualmente en Barcelona hay aproximadamente 1.000 repartidores activos que colaboran con Glovo" y "sólo han asistido a la concentación 30".
Glovo también explicó que espera que con la denuncia interpuesta ayer suceda lo mismo que cuando la "Inspección de Trabajo y Seguridad Social de Barcelona validó inicialmente nuestro modelo de negocio en las ciudades de Barcelona, Madrid y Valencia".
De momento, esta revuelta de riders no ha encontrado eco en Andalucía. Los repartidores consultados a pie de calle mostraron su aprobación con el modelo de negocio, aunque todos prefirieron hacerlo de forma anónima.
Glovo ya está presente en Córdoba, Granada, Málaga y Sevilla. En la capital ya cuenta con 186 repartidores –el pasado enero eran rondaban el centenar– y tiene convenios de colaboración con cerca de 300 establecimientos. Algunos con tanto tirón y que les garantiza una actividad intensa como la multinacional McDonald’s.
El objetivo de la empresa es seguir con su expansión por las ciudades de mayor población de Andalucía en "las próximas semanas", aprovechando "que la plataforma ha sido muy bien recibida".
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