La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La lección de Manu Sánchez
Las bolsas asiáticas se volvían a hundir este viernes, alarmadas por el derrumbe de Wall Street, una horas antes de una reunión crucial de los ministros de Economía del Grupo de los Siete. Después de una calma precaria el jueves, los mercados de Asia se hundieron por la mañana, siguiendo los pasos del Dow Jones, que cerró el jueves con una baja del 7,33%, la séptima consecutiva, y registró su nivel más bajo en cinco años.
El índice Nikkei de la Bolsa de Tokio ha cerrado con una caída del 9,62%. La firma japonesa Yamato Life Insurance se declaró por la mañana en suspensión de pagos y es la primera compañía de seguros japonesa en quiebra desde el principio de la crisis financiera internacional.
Los otros mercados asiáticos importantes también estaban en números rojos: Hong Kong perdía un 7,48%, Seúl 7,34%, Sydney 7,54%, Singapur 6,71%, Shanghai 3,81% y Nueva Zelanda 4,8%. Bombay perdió 7,9% de entrada y Manila 8,3% al cierre.
"Esto es más que pánico", dijo Oh Hyun-Seok, de Samsung Securities, a Dow Jones Newswires.
"Después de las pérdidas de General Motors (GM), la inquietud sobre la economía mundial se agrava y no hay ningún indicio de mejoría de las condiciones del crédito", añadió.
El barril de petróleo Brent para entrega en noviembre bajó este viernes a menos de 80 dólares en las operaciones electrónicas asiáticas, lastrado por la crisis financiera y los temores sobre la demanda de crudo.
Este nuevo hundimiento de los mercados aumenta la presión sobre la reunión de ministros de Economía y gobernadores de bancos centrales de los países más industrializados (G7) que empezará este viernes en Washington.
Deberían "hablar de las iniciativas de cada uno para luchar contra esta crisis y de los medios para reforzar nuestros esfuerzos colectivos", declaró el secretario norteamericano del Tesoro, Henry Paulson.
Estados Unidos podría encontrarse en posición de acusado frente a los otros miembros del club (Alemania, Canadá, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón).
El presidente norteamericano, George W. Bush, hará una declaración este viernes para "asegurar a los estadounidenses que pueden confiar" por "los responsables económicos están actuando enérgicamente de todas las maneras posibles para estabilizar nuestro sistema financiero", declaró su portavoz.
Los dos líderes demócratas del Congreso le pidieron que convoque una cumbre de crisis del G8 (los Siete y Rusia) para intentar encontrar una respuesta a la tormenta financiera.
Febriles, los mercados bursátiles seguían sumidos en la zona roja el jueves después de un repunte inicial, zarandeados por la persistente inquietud sobre el futuro del sector bancario.
El electrochoque de las rebajas concertadas de los tipos de interés de seis grandes bancos, anunciadas el miércoles, no sirvió para contener la espiral bajista.
Londres cerró con una baja de 1,21%, Francfort 2,53% y París el 1,55%.
Le problema de fondo persiste: el mercado interbancario sigue paralizado por los bancos ya no se prestan dinero entre sí, atenazados por la idea de nuevas quiebras.
El Banco de Japón puso este viernes 5,5 billones de yenes (40.000 millones de euros) a disposición de los bancos, su mayor inyección de liquidez en un mismo día desde el principio de la crisis financiera. El BCE había sacado al mercado 100.000 millones de dólares el jueves, el doble de la suma habitual.
Cada uno por su lado, los Gobiernos seguían intentando colmar las brechas del sistema bancario con el fin de evitar quiebras y reabrir el grifo del crédito.
Al mismo tiempo, los Estados seguían multiplicando las medidas susceptibles de tranquilizar a los ahorradores.
Holanda anunció que ponía a disposición del sector financiero 20.000 millones de euros y será garante de los ahorros de los 120.000 clientes holandeses de la entidad islandesa Icesave.
Irlanda amplió su garantía total de los depósitos bancarios a cinco entidades extranjeras muy implantadas en el país.
Los Gobiernos belga, francés y luxemburgués volvieron a acudir en ayuda del banco y aseguradora franco-belga Dexia, parcialmente nacionalizado la semana pasada, con su aval para que pueda conseguir préstamos en los mercados.
"Ciertas entidades financieras van a quebrar" en Estados Unidos a pesar de recientes medidas, advirtió Paulson.
Según The New York Times, Washington estudia ahora tomar partes de capital en "muchos bancos norteamericanos para intentar devolver la confianza en el sistema financiero".
La canciller alemana Angela Merkel declaró, a propósito de eventuales nacionalizaciones bancarias, que "nada se puede excluir definitivamente".
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