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La cuestión laboral se está convirtiendo ya en el auténtico caballo de batalla en el proceso de fusión Unicaja-Cajasur. El arzobispo de Sevilla y, a su vez, administrador apostólico de Córdoba, Juan José Asenjo, expresó su deseo de que el proceso de fusión "llegue a consumarse", pero pidió "que se tengan en cuenta, en primer término, los intereses y el futuro de los trabajadores, que se tengan en cuenta después los intereses de la ciudad de Córdoba, vinculada históricamente a la caja (Cajasur), y que se tengan también en cuenta la historia propia de esta caja, nacida en el seno del Cabildo Catedral".
Unicaja y Cajasur decidieron el lunes dejar aparcado el aspecto laboral de la fusión y las posibles reestructuraciones de personal de la caja fusionada a la espera de aprobar el diseño del plan estratégico y de negocio de la nueva caja, algo que espera que tenga lugar a finales de este mes. Ambas entidades han encargado a Boston Consulting Group que prepare el plan.
Ayer, Aspromonte, sindicato mayoritario en Cajasur y cercano al Cabido Catedralicio, animó a la sociedad cordobesa a "dar la cara", para "defender el empleo en la entidad", ya que, "si damos la espalda, estaremos siempre con la incertidumbre del tiro en la nuca". Aspromonte ha liderado hasta ahora la oposición en Córdoba a esta fusión, y su comunicado parece toda una declaración bélica. En una circular interna dirigida a los trabajadores de Cajasur, con el título de Humillación o intervención, dicho sindicato pide a "curas y célibes, sindicatos de uno u otro color, partidos de cualquier signo, directivos institucionales o profesionales y a toda la sociedad cordobesa, a defender el empleo en Cajasur, que, a su vez, repercute en el empleo de otras muchas familias" de Córdoba. Para Aspromonte, "un ejemplo de lo que ocurre con la pasividad que se nos pide puede verse actualmente en la pantalla de algún cine, en una recreación histórica de lo ocurrido en Polonia a comienzos de la II Guerra Mundial", cuando miles de oficiales polacos fueron hechos prisioneros por los rusos y "un oficial comenta con un compañero la suerte de haber caído en el bando soviético, por las promesas de su pronta liberación. Su compañero le abre los ojos: 'los rusos no han firmado el pacto de Ginebra". El resultado fue de 20.000 oficiales muertos de un tiro en la nuca en la fosa de Katyn.
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