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Las dudas amenazan la cumbre clave de la Eurozona y el logro de un acuerdo

Bruselas cancela la cita de ministros de Economía prevista para hoy al "no tener sentido" sin conocer si habrá pacto entre los líderes · Berlusconi anuncia finalmente un pacto para aplicar las medidas exigidas por la UE

El presidente francés, Nicolas Sarkozy.
R. E. · Agencias / Bruselas · Berlín

26 de octubre 2011 - 05:02

Bruselas acoge hoy una nueva cumbre de los jefes de Estado y de Gobierno de la Eurozona, sólo 72 horas después de la última, en la que la Unión Europea (UE) se dejó los deberes principales sin hacer. Sin embargo, las fuertes divisiones internas convertirán esta cita, que se presenta como decisiva, en una nueva disputa de la que deberá salir la fórmula para cerrar una de las mayores crisis del bloque desde su nacimiento en 1957.

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, aseguró ayer que es "momento de acabar con las incertidumbres" y que, por ello, la Eurozona está "trabajando en soluciones sólidas y convincentes" que prevé aprobar hoy. "Confío en que el trabajo permitirá un éxito" en estas cumbres.

Pero la presidencia polaca de turno añadió en el último momento más confusión al encuentro, al cancelar ayer la reunión de los ministros de Finanzas de la UE que estaba prevista para esta mañana, antes de las citas extraordinarias del Consejo Europeo y la Eurozona. Fuentes diplomáticas restaron importancia a la cancelación del Ecofin e indicaron que no tiene sentido que viajen a Bruselas los ministros cuando de todos modos las decisiones las tendrán que tomar sus jefes. Una reunión adicional sólo "complicaría" las cosas, aseguraron.

En Roma, salvaron los mueblesin extremis. El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, logró a última hora los apoyos necesarios para dar forma a las medidas exigidas por Bruselas: reformas en el sistema de pensiones y en el marco jurídico en el que operan las empresas, así como avances en la consolidación fiscal y presupuestaria. De esta forma, Italia llega a la cumbre con un compromiso bajo el brazo, algo que ayer estuvo en serio riesgo por los desacuerdos internos. El país acumula una deuda del 120% del PIB, 1,9 billones de euros y, aunque cuenta con potencial económico para hacerle frente, sus debilidades estructurales y la desconfianza en los mercados están avivando los rumores sobre un posible rescate.

La UE trabaja para tener listo hoy el plan integral contra la crisis de la deuda que incluirá respuestas a la situación de Grecia, la recapitalización de la banca y la ampliación del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF).

La canciller alemana, Angela Merkel, adelantó que la capacidad de préstamo del fondo temporal de rescate, 440.000 millones de euros, se multiplicará hasta superar el billón de euros, pero advirtió que tampoco estará listo hoy.

Sobre la mesa siguen dos opciones: usar el fondo temporal de rescate para avalar parte de las emisiones de deuda de Italia, España y otros países sometidos a la presión de los mercados, o crear un Vehículo de Propósitos Especiales para atraer a los mercados emergentes. La segunda opción podría partir del FEEF o contar con la participación del Fondo Monetario Internacional (FMI), y también se baraja la posibilidad de combinar ambas.

En este sentido, Merkel rechazó una formulación en el borrador del comunicado para la cumbre de la que se podría concluir que el BCE debe seguir comprando bonos en el mercado secundario. "Alemania no acepta la frase tal y como está ahora en el comunicado", más aún si se tiene en cuenta que "aún se está trabajando", declaró.

La frase no incluye la afirmación de que las compras en el mercado secundario serán posibles, sino que "las medidas no convencionales del BCE deben continuar". Hablar de ello podría interpretarse como comprar deuda en el mercado secundario. Por eso, recalcó Merkel, es importante que, en la redacción del borrador, "quede mucho más claro qué es lo que quiere hacer el BCE (...), pero no permitir que surja ningún malentendido".

La necesidad de ampliar el fondo de rescate responde al miedo de contagio de la crisis de la deuda a economías como la italiana o la española, cuya dimensión resulta demasiado grande para que el FEEF en su forma actual pudiera salir en su ayuda.

Otro de los elementos que diseña la UE para calmar los mercados es el refuerzo de su banca sistémica con vistas a blindarla ante un posible impago de deuda soberana de Grecia o de alguno de los países más expuestos. Los bancos europeos necesitarán más de 100.000 millones para recapitalizarse y llegar al 9% de ratio de capital de máxima calidad. Está por ver qué bancos deberán realizar ese ejercicio -en España se prevé que afecte a BBVA, Santander, Caixabank, Bankia y el Popular- y qué productos se contabilizan dentro de ese core capital (España confía en incluir los bonos convertibles).

El último pilar del acuerdo tiene que ver con Grecia y con la necesidad de aumentar la condonación de su deuda debido al recrudecimiento de su situación y a su incapacidad de financiarse en los mercados. Las negociaciones con los acreedores continúan y aunque la banca ya ha manifestado su disposición a asumir pérdidas del 40% -por encima del 21% acordado en julio-, los líderes siguen prefiriendo una quita voluntaria de entre el 50% y el 60%.

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