El alquiler por habitaciones, un coladero en tiempo de crisis

subida de precios

Arrendar los inmuebles como pisos compartidos permite subir sus precios cada seis o nueve meses

Barcelona es la ciudad más cara

Unas chicas buscan piso en una inmobiliaria.
Unas chicas buscan piso en una inmobiliaria. / Jorge Del Águila
Laura Ramos (Efe)

11 de febrero 2023 - 23:27

Madrid/Con la burbuja del alquiler cada día más inflada, algunos propietarios están aprovechando para arrendar sus viviendas en forma de pisos compartidos, lo que les permite subir los precios cada seis o nueve meses con contratos y prácticas que bordean la ley, según denuncias de afectados.

Según la plataforma de alquiler Spotahome, la demanda de habitaciones, que supera con creces la oferta, se ha disparado un 40% en los últimos meses, y es que vivir en un estudio o en un apartamento de un dormitorio ya no es asequible para un número de inquilinos cada vez mayor.

Fotocasa señala que el precio medio por dormitorio ha subido un 66% en siete años

A diferencia de los contratos de vivienda habitual, en los que los inquilinos están protegidos por la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU), el alquiler de habitaciones se sigue rigiendo por el Código Civil y los contratos dependen de la voluntad de las partes.

Son contratos de seis o nueve meses y, transcurrido ese tiempo, los propietarios pueden subir los precios la cantidad que quieran.

Además no están sujetos al límite del 2% decretado hasta 2024 para las actualizaciones anuales de renta, ya que ésta y otras medidas del Gobierno solo afectan a las viviendas habituales.

Víctor Palomo, abogado del Sindicato de Inquilinas, asegura que "esto está incentivando que haya caseros o fondos de inversión que están derivando las viviendas habituales a viviendas donde alquilan habitaciones por separado, para no estar sujetos a la LAU".

Palomo denuncia la "trampilla legal" que supone tener arrendada una habitación que se utiliza durante años como vivienda habitual, gracias a una norma de 1889.

"Lo que estamos diciendo es que el alquiler de habitación tiene que regularse como la LAU, como si fuera una vivienda habitual, a no ser que esté muy justificada la temporalidad. Que sea un contrato inferior a seis meses se pudiera entender, pero en Madrid tenemos gente que lleva viviendo años con contratos de habitación prorrogándose cada año y eso es una trampilla legal, no podemos hablar de fraude de ley, pero sí está al borde de la legalidad", señala.

Colectivos como los de mujeres con hijos y con ingresos muy bajos, inmigrantes y jóvenes con empleo precario son los más afectados, aunque también hay inquilinos de habitaciones con recursos o salarios aceptables, pero que no cumplen los requisitos que ponen las inmobiliarias para entrar en una vivienda.

En la Agencia Negociadora del Alquiler confirman que hay propietarios que "tergiversan el uso de una vivienda pequeña y no susceptible de ser dividida por habitaciones, normalmente para saltarse la LAU" y que se trata de una práctica al alza.

La empresa aconseja a los estudiantes que "compartan lo menos posible" y que opten por el arrendamiento de vivienda habitual.

Por otra parte, alerta a los propietarios de que alquilar por habitaciones "supone un mayor desgaste de la vivienda y un aumento exponencial de los problemas".

Según el portal Fotocasa, compartir una vivienda en España cuesta como media 440 euros al mes, un 66% más que hace siete años (2015).

Barcelona, con un precio medio de 575 euros por habitación, es la ciudad más cara, mientras que Madrid (524 euros) es de las más afectadas por el incremento del último año (34 %).

"Tenemos casos en los que están pagando 300 euros por una habitación y les han planteado una subida a 400 euros, es decir, suben un 25% o un 3 %", dice Palomo.

Uno de los casos que lleva es el de Eunate, de 26 años, que vive en un piso compartido de 60 metros cuadrados y cuatro habitaciones en una casa baja en Madrid.

Cuando vio que el contrato era de nueve meses, preguntó y le dijeron que no se preocupara, que se renovaba automáticamente: "Me decía que no me preocupara y yo me lo creía", afirma en una entrevista con Efe.

Tras un año, la gestora le escribió para comunicarle una subida de 30 euros y fue cuando se enteró de que tenía un contrato temporal sujeto al Código Civil y de que podían subirle lo que quisieran.

Intentó negociar el incremento de precio con los propietarios, pero estos se negaron y ella decidió no pagar la subida. Los propietarios ya le han enviado tres avisos por burofax de que le van a interponer una demanda de desahucio.

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