"Con agua, en Andalucía no habría paro"
DCOOP
Antonio Luque, presidente de Dcoop, critica el populismo, la demagogia y la desinformación que perjudica a un sector clave en la pandemia y que será un pilar estratégico para la recuperación de la economía
Sevilla/Antonio Luque no necesita papeles. Ni para hablar en público con la precisión de quien lee un telepronter ni para convencer a pie de pueblo, sorteando egos y localismos, de que el camino para ser más competitivos y ganar rentabilidad no es otro que la unión. Lleva más de tres décadas ejerciendo casi de predicador: en los tiempos actuales globales y de digitalización, el sector agroalimentario no puede ser ninguna excepción. Se puede vivir del campo con dignidad; se puede ganar dinero. Y se puede ganar más si las batallas se libran desde la fortaleza de una marca que se ha convertido en sinónimo de solvencia y proyección internacional.
Más de 70.000 familias forman Dcoop, esa "empresa con alma" que comenzó su andadura en 2003 de la mano de cuarenta cooperativas de Málaga y Córdoba y que se reconstituyó una década después para fijar los pilares de quien hoy no sólo es líder mundial en producción de aceite de oliva; también lo es en comercialización y en un mercado tan complejo como el norteamericano. Con una facturación anual que roza los 1.000 millones y una plantilla de más de 800 trabajadores directos y 1.100 indirectos. Tras una larga travesía de hasta 11 fusiones. Sin desviarse en todo este tiempo de una hoja de ruta que tiene que ver con la exigencia irrenunciable de la máxima calidad y la eficiencia en todos los procesos y con la búsqueda de la innovación desde una perspectiva económica pero también social y medioambiental.
"Llevo toda la vida divirtiéndome con lo que hago, cobrando por trabajar para que miles de personas mejoren su futuro. ¡Eso es maravilloso! Si hay alguien que merece este premio es mi familia, por las muchas horas que les he robado; todo el equipo de Dcoop, que les aseguro que trabajan con muchísima profesionalidad, y los 70.000 agricultores y ganaderos que han querido unirse a nuestro proyecto en Andalucía, Castilla La Mancha, Castilla León y hasta el País Vasco". Antonio Luque recogió el pasado jueves el VII Premio a la Innovación Agroalimentaria organizado por Grupo Joly y Banco Santander en una exclusiva velada que se celebró en el Palacio de Yanduri de Sevilla, sede territorial de la entidad, y que contó con el respaldo de más de un centenar de representantes de las finanzas y la agroindustria andaluza.
Tras recibir el galardón de manos del presidente de Santander España, Luis Isasi, acompañado de la consejera de Agricultura y del presidente de Grupo Joly, el empresario malagueño no desaprovechó la oportunidad de hilvanar un discurso crítico y reivindicativo sobre los problemas y desafíos que en estos momentos preocupan al sector y, en un tono constructivo, sobre dónde enfocar el trabajo. En este sentido, Luque lamentó el populismo, la demagogia y la desinformación en que está sumida la sociedad actual y que está perjudicando seriamente al sector agrario: "Estamos perdiendo la batalla de la comunicación. Tenemos que sentirnos orgullos y perder la vergüenza. ¡Somos agricultores y lo estamos haciendo bien!". En su opinión, las nuevas tecnologías han supuesto un avance extraordinario en todos los campos pero no exento de riesgos como refleja el uso de redes sociales como el Whatsapp. ¡Nos machacan!, exclamó el presidente de Dcoop pidiendo una alianza entre las empresas, las instituciones y los medios por una comunicación seria, rigurosa y profesional.
Mirando al futuro, el problema de la sequía que golpea ya al campo andaluz y la urgencia de buscar alternativas como los trasvases (al margen de los eufemismos con los que se les quiera llamar) fue el foco de su intervención: "Con agua, en Andalucía no habría paro". Con esta contundencia se expresó Luque para advertir de que, si realmente se quiere ser competitivo en el agro andaluz, si se quiere ganar más dinero con esta actividad profesional, es necesario afrontar debates y actuaciones de calado por muy incómodas o controvertidas que sean.
La consejera de Agricultura, Carmen Crespo, no fue ajena ni a la preocupación por la situación de las cuencas hídricas -criticó por ejemplo que España derogara el trasvase del Ebro y ahora sean los portugueses los que se esté beneficiando de la financiación europea- ni al perjuicio que supondrá para el campo andaluz la PAC que se está negociando para 2023-2027. Según la Junta, las pérdidas estimadas para los agricultores y ganaderos andaluces serían de más de 180 millones al año, unos "daños irreversibles" condicionados en buena medida por la reducción de 50 a 20 las regiones productivas en el plan estratégico que tendrán un impacto muy importante en el Condado de Huelva, la campiña de Sevilla, la Vega de Antequera o la Loma de Jaén. "Lo vamos a pelear. Hasta el último minuto", aseguró la consejera tanto en referencia a la PAC como al reparto autonómico de los fondos Next Generation de la UE para la recuperación tras la pandemia del Covid.
Ante estos desafíos, Crespo quiso situar a Dcoop como un ejemplo de "ambición agraria" y de demostración de lo importante que es para Andalucía que haya proyectos de unión de tal envergadura y capacidad de innovación para contrarrestar las debilidades de un sector muy atomizado. Un premio "más que merecido" para quienes ya están consiguiendo reconvertir el olivar andaluz con su apuesta por la unión, la diversificación, la economía circular y la sostenibilidad social y medioambiental.
El presidente del Grupo Joly, José Joly, también resaltó que el sector agroalimentario es "una de las mayores fortalezas de Andalucía", con un creciente peso en la economía regional, y valoró el papel que están jugando empresas como Dcoop desde el punto de vista del liderazgo empresarial, la internacionalización y apuesta por la calidad y el acceso a mercados cada vez más complejos y exigentes. Un "ejemplo de internacionalización e innovación, de trabajo en equipo e incluso de espíritu de conciliación", en palabras del director territorial de Banco Santander en Andalucía, Manuel de la Cruz.
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