Análisis
Santiago Carbó
Algunas reflexiones sobre las graves consecuencias de la DANA
Uno de los supuestos pilares de la economía mundial, la inapelable solvencia crediticia de EEUU, se ha resquebrajado con el anuncio por parte de Standard & Poor's de rebajar su calificación AAA, la máxima posible, a AA+. La Casa Blanca ha reaccionado al descenso pidiendo unidad para dejar de lado las diferencias ideológicas y mejorar la situación económica del país.
La degradación de la calificación de la deuda de EEUU supone un jarro de agua fría tanto para la economía estadounidense, aún en frágil recuperación, como para la economía mundial debido a la estrecha interconexión financiera internacional. Si bien los analistas no se ponen de acuerdo en las consecuencias exactas de esta rebaja, lo cierto es que añade dudas a una ya de por sí sombría perspectiva económica de EEUU, que muestra un lánguido crecimiento y parece incapaz de rebajar los niveles de desempleo. "La rebaja está motivada porque la consolidación fiscal acordada por el Congreso y la Administración se queda corta, de lo que sería necesaria para estabilizar la dinámica de deuda a medio plazo del gobierno", indicó Standard & Poor's en un comunicado divulgado esta noche.
La noticia se había rumoreado a lo largo del día, con informaciones contrapuestas en la que se mencionaba que la agencia de calificación de riesgos había notificado al gobierno estadounidense su rebaja, y la supuesta repuesta de funcionarios del Tesoro, quienes habrían encontrado "errores de cálculo" en el informe. "Un juicio errado por dos billones de dólares habla por sí mismo", afirmó un portavoz del Tesoro de EEUU. En su nota, Standard & Poor's además remarcó que "podría rebajar la calificación a AA dentro de los próximos dos años" ya que "la efectividad, estabilidad y previsibilidad de los legisladores e instituciones políticas de EEUU se han debilitado en un tiempo de desafíos fiscales y económicos".
Tras semanas de negociación en el Congreso entre republicanos y demócratas para elevar el techo de la deuda elevar el techo de la deudafinalmente se alcanzó un acuerdo en el último momento, el martes 2 de agosto, el mismo día en el que el Tesoro de EEUU había indicado que se quedaría sin fondos para hacer frente a sus obligaciones. Con ello parecía haberse conjurado la temida suspensión de pagos de EEUU, gracias a la aprobación de un plan de recortes del gasto de entre 2,1 billones y 2,4 billones de dólares en la próxima década.
Durante la semana, otras agencias de calificación de crédito, como Moody's y Fitch que también habían alertado sobre la posible degradación de la nota de EEUU, revelaron que mantenían su máxima nota AAA para la deuda de EE.UU. Sin embargo, y pese al acuerdo, los mercados habían reaccionado con escepticismo al acuerdo alcanzado en Washington, y el Dow Jones de Industriales, el índice de referencia del parqué neoyorquino, acumuló esta semana un fuerte retroceso del 5,75 %, el mayor desde marzo de 2009.
La Casa Blanca apela a la "unidad"
La rebaja de calificación ha desatado una andanada de ataques entre demócratas y republicanos sobre cómo restablecer la salud fiscal del país a largo plazo, recriminaciones que prosiguieron desde ambos partidos. Mientras persiste la duda de si esta pérdida de la máxima calificación de la deuda, AAA desencadenará una subida en los tipos de interés, la Casa Blanca apelaba a la unidad y afirmaba que el presidente Barack Obama continuará insistiendo en tomar medidas encaminadas a crear empleo y procurar una mayor reducción del déficit.
Obama "alentará enérgicamente" tanto al comité fiscal bipartidista como a los líderes del Congreso a que dejen de lado sus "diferencias políticas e ideológicas" y trabajen por una mayor recuperación económica y una vía fiscal "más sensata" a largo plazo, dijo hoy en un comunicado el portavoz del Gobierno, Jay Carney.
Carney se refería al "supercomité" cuya formación quedó incluida en el plan promulgado por Obama para subir el techo de la deuda.El portavoz reiteró la idea de Obama de que la reducción del déficit pasa por una reforma tributaria para recabar más impuestos, lo que rechazan tajantemente los republicanos, y modificaciones a los programas sociales. Aunque Carney no se refirió a la decisión de S&P, sí reconoció que las negociaciones para subir el techo de la deuda "se prolongaron demasiado" y, a veces, causaron "muchas divisiones".
Desde el Partido Republicano el legislador de Nueva York, Michael Grimm, dijo en el discurso semanal de la oposición que la alta tasa de desempleo -ahora del 9,1 por ciento- demuestra que las políticas económicas de Obama "no funcionan". Grimm repitió la postura republicana a favor de más recortes fiscales y de una enmienda constitucional que exija un equilibrio presupuestario. Asimismo, la legisladora republicana de Minesota y aspirante a la candidatura presidencial, Michele Bachmann, culpó a Obama de destruir "los cimientos de la economía estadounidense" viga por viga. "Le pido que busque de inmediato la renuncia del secretario del Tesoro, Tim Geithner", decía anoche Bachmann, quien votó en contra de subir el límite de endeudamiento.
Otros aspirantes a la candidatura presidencial republicana, entre ellos Tim Pawlenty, Rick Santorum y Ron Paul, también atacaron la gestión económica de Obama. Mientras, el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner acusó a los demócratas de evitar "las decisiones difíciles que se requieren para poner a Estados Unidos en terreno firme". "El excesivo gasto fiscal ha producido una incertidumbre económica que elimina empleos y ahora amenaza con causar un efecto dominó en nuestros mercados crediticios", se quejó Boehner.
Los líderes del Partido Demócrata, entre ellos el senador Harry Reid y la legisladora Nancy Pelosi, han insistido también en su posición y su llamamiento a buscar un enfoque "equilibrado" para reducir el déficit.
La nueva calificación de la deuda de EEUU sitúa al país junto con las economías de Bélgica o Nueva Zelanda, y los medios estadounidenses ya han alertado que podría tardar años en recuperar la calificación AAA, tal y como ocurrió con Canadá o Australia. "Es una decisión que cambia el juego. Con Europa en la situación en la que está, añadir a EEUU al problema es realmente malo para los mercados financieros internacionales", dijo Laura LaRosa, directora de la inversora Glenmade al Wall Street Journal
Para observar consecuencias habrá que esperar a ver lo que ocurre el domingo por la noche con la apertura de los mercados asiáticos, pero los expertos ya han alertado sobre la posibilidad de que el recorte de la nota de crédito genere una subida de los tipos de interés con la consiguiente subida del coste a un amplio abanico de préstamos, desde una hipoteca hasta los intereses de la deuda pública.
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