Análisis
Santiago Carbó
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Los ministros de Finanzas de la Unión Europea acordaron este lunes un paquete crediticio sin precedente, que junto con el Fondo Monetario Internacional podría movilizar hasta 750.000 millones de euros, a fin de cubrir las necesidades de los socios con problemas de solvencia y defender a la moneda común.
Se trata de la mayor operación financiera de la historia, negociada de madrugada y contrarreloj, para atajar la especulación contra la deuda soberana de algunos estados miembros y frenar la caída de la divisa europea.
El mecanismo de rescate acordado por los Veintisiete consta de varios elementos. El primero de ellos es una facilidad comunitaria de ayuda a la balanza de pagos por valor de 60.000 millones de euros, con los recursos propios de la Unión Europea como garantía.
En caso de que un miembro tuviera dificultades de pagos y esta cantidad no bastara, los estados de la eurozona se han comprometido a garantizar préstamos bilaterales por un montante de hasta 440.000 millones de euros más.
Además, según anunció el comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, el Fondo Monetario Internacional ha confirmado que podría aportar créditos por un valor de al menos la mitad de lo aportado por Europa (un máximo de 250.000 millones).
Todo sumado, el paquete a disposición de los socios del euro con problemas de pagos alcanzaría, en caso necesario, 750.000 millones de euros por tres años y sujeto a las estrictas condiciones del FMI, como exigía Alemania.
El acuerdo de la madrugada del lunes llegó acompañado de una decisión del Banco Central Europeo (BCE) de intervenciones extraordinarias en los mercados de deuda y de divisas, para facilitar liquidez y aliviar la situación de los bancos europeos.
12 horas de negociación
El acuerdo del Consejo de Ministros de Economía y Finanzas de la UE (Ecofin) fue fraguado tras casi 12 horas de negociaciones contrarreloj, a tiempo para la apertura de los principales mercados financieros asiáticos.
El acuerdo ha sido recibido inicialmente de forma favorable en el mercado de Tokio, donde el euro se recuperó ligeramente frente al yen y el dólar.
El objetivo del pacto es "defender el euro cueste lo que cueste", afirmó Rehn, quien explicó que el mecanismo sigue el esquema del acordado recientemente con el FMI para salvar a Grecia del impago.
El propósito de este masivo paquete, sin precedentes en la historia de la unión monetaria europea, es disuadir a los especuladores (la "manada de lobos" que mencionó el ministro sueco, Anders Borg) y que apuestan desde hace semanas por la quiebra de un miembro de la zona euro.
El paquete de ayuda acordado esta madrugada se añade a los 110.000 millones de euros ya decididos para el rescate de Grecia, que los europeos y el FMI comenzarán a desembolsar de forma inmediata. Una frenética actividad al más alto nivel político y diplomático precedió al acuerdo alcanzado por los ministros europeos a lo largo de toda la jornada del domingo.
El presidente de EEUU, Barack Obama, habló con la canciller alemana, Angela Merkel, y con su homólogo francés, Nicolas Sarkozy, sobre la crisis financiera en Europa.
Según un portavoz de la Casa Blanca, Obama insistió en ambas conversaciones en la necesidad de que los europeos tomaran medidas "rotundas" para restaurar la confianza en los mercados.
En Washington, el FMI informaba simultáneamente de que el organismo y la zona euro entregarán 20.000 millones de euros en préstamos de forma inmediata a Grecia.
Por su lado, el Consejo de Gobierno del BCE mantenía una reunión extraordinaria de la que salió la decisión de tomar medidas especiales en apoyo del sistema bancario, debilitado por la caída bursátil y la depreciación de la deuda soberana que atesoran los bancos del continente.
El mecanismo de estabilización acordado por los ministros parte de algo que ya existe, la facilidad financiera para la balanza de pagos que permite a la Comisión Europea captar dinero en los mercados de capitales para prestarlo a los países comunitarios con problemas a un precio muy favorable, aprovechando la máxima calificación crediticia (AAA) de la que goza la Unión.
Esta facilidad tiene un límite marcado por el presupuesto comunitario (50.000 millones de euros) y el tratado sólo autoriza a usarla con los países de la Unión Europea que no sean miembros del euro. Rumanía, Letonia y Hungría solicitaron recientemente la ayuda de esta facilidad comunitaria.
El compromiso prevé la creación de una facilidad parecida, basada en otro artículo del tratado, para poder usarla dentro de la Eurozona, con una dotación de 60.000 millones de euros.
Paralelamente, los estados miembros del euro pondrán en común préstamos o garantías de crédito adicionales por valor de hasta 440.000 millones de euros.
Alemania había exigido que el Fondo Monetario Internacional quede involucrado en la definición de las rigurosas condiciones de ajuste y reformas que se aplicarían a los estados que recurran a la ayuda de sus socios, como ya había ocurrido en el caso de Grecia.
Los Veintisiete resaltaron también la importancia de lograr avances rápidos en la reforma de los mercados de derivados y en el funcionamiento de las agencias de calificación, y se comprometieron a acelerar la reducción de los déficit públicos.
El Gobierno español anunció que va a recortar todavía más los gastos en 2010 (5.000 millones de euros adicionales) y 2011 (10.000 millones de euros).
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