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Biorrefinerías: producir a partir de residuos para una verdadera economía circular

Smart Chemistry | Expoquimia

España y Europa tienen un largo camino que recorrer en cuanto a las biorrefinerías: en la UE se consumen más productos químicos biobasados de los que se producen

Ainia trabaja en varios proyectos que utilizan residuos urbanos o el alpeorujo de las almazaras para generarlos

Stand de Ainia en Smart Chemistry, en Expoquimia / E. S.
Raquel Montenegro

15 de septiembre 2021 - 20:37

El alpeorujo procedente de las almazaras, la paja del cereal, los restos de poda o los lodos de depuradora pueden tener una nueva vida. Muchos de los residuos que ciudadanos y empresas generan en su día a día podrían convertirse en la materia prima para generar bioproductos (productos de origen biológico) como fertilizantes, materiales plásticos, cosméticos o biocombustibles. Ese es el objetivo de las biorrefinerías, unas instalaciones que pueden convertirse en el mejor ejemplo de bioeconomía circular cuando usan como materia prima residuos pero que en ese formato todavía tienen mucho camino por recorrer, especialmente en España.

El mercado para ello existe: en Europa la demanda de bioproductos químicos supera a la oferta. Así lo ha destacado este martes en el foro Smart Chemistry Smart Future de Expoquimia la jefa del departamento de Biotecnología de Ainia, Begoña Ruiz. Este centro tecnológico, dedicado a la investigación e innovación para empresas, trabaja desde hace años en el desarrollo de biorrefinerías que al emplear residuos biológicos para fabricar productos mejoren el uso de los recursos, reduzcan la huella de carbono y también la propia producción de residuos.

La base de las biorrefinerías son esos residuos biológicos o biomasas alternativas. Restos del procesado de madera, hierbas, los residuos procedentes de la industria cárnica, el pescado o los productos caducados. Incluso la basura urbana. También microalgas. El tipo de materia prima que utilizan las biorrefinerías es muy variado, como también son los métodos mediante los que se procesa: filtración, membranas, pirólisis, procesos enzimáticos, hidrólisis...

Las biorrefinerías, explica Ruiz, "son muy versátiles, no tienen por qué ser grandes centros industriales". De hecho, se está trabajando en instalaciones a pequeña escala y en el ámbito rural. Pueden ser instalaciones nuevas o complementar a otros procesos existentes, las oportunidades son múltiples. Y el listado de bioproductos resultantes es igual de variado: nutrientes, bioplásticos, fibras sintéticas o naturales, pinturas, cosméticos, adhesivos o lubricantes, entre muchos otros.

Una de las apuestas de Ainia en cuanto al desarrollo de biorrefinerías tiene una relación directa con Andalucía. Un consorcio de empresas liderado por Acesur y en el que colabora Ainia ha ejecutado el proyecto Alpeocel, cuyo objetivo es implementar nuevos procesos para la transformación sostenible del alpeorujo en compuestos de mayor valor añadido: microfibras y nanofibras de celulosa, compuestos bioactivos para la elaboración de cosméticos, fertilizantes o biomasa vegetal. El objetivo final es contar con estas instalaciones en el ámbito rural y "resolver una problemática del sector del olivar".

Otro proyecto destacado es el denominado Urbiofin, un ambicioso plan europeo con múltiples socios en el que se ha diseñado un modelo para la reutilización de los residuos sólidos urbanos y que cuenta ya con varias instalaciones de prueba.

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