Reflexiones sobre Abengoa tras la primera prórroga
El negocio de ingeniería eléctrica y energética constituye el núcleo esencial a preservar, incluso con apoyo público, porque es irreemplazable y hay adjudicaciones que pueden estar en peligro.
SE ha producido una noticia temporalmente tranquilizadora, el acuerdo de los acreedores financieros para aportar los recursos que permiten continuar el proceso de análisis y preparación de un plan de viabilidad, el abono de las nóminas, la gestión de las repatriaciones y, seguramente, atender a los proveedores de suministros críticos. Ese plan de viabilidad, amén de clarificar el complejo mapa de la deuda y las operaciones vinculadas entre sociedades del grupo, contendrá un inevitable plan de desinversión y la quita a negociar con los proveedores financieros y comerciales. Serán necesarios recursos adicionales durante los dos próximos meses, aunque la compañía ya haya iniciado un plan de ajuste muy duro.
Eran inevitables las comparaciones, bien en la cuantía del asunto o bien en la forma de resolución. Pero los utilizados no tienen nada que ver con el caso que nos preocupa. La mayor suspensión de pagos habida en España fue la de un promotor y constructor, tras haber comprado una enorme cantidad de suelo improductivo a efectos urbanísticos, junto con promociones de dudosa realización. No es éste el caso de Abengoa, desde luego. Y mucho menos lo es el del concurso de acreedores de una conocida industria pesquera que fue temporalmente gestionada por la banca. Los peces seguirían estando es su sitio cuando se volviese a pescar, pero las oportunidades de negocio de Abengoa, la cartera cifrada en unos 8.000 millones de euros, simplemente desaparecerían en buena medida, ya que la situación concursal determina que se pierda una adjudicación recibida. Y también es posible, depende de los contratos, que el concurso de la matriz convierta en exigibles los préstamos concedidos a una filial para la ejecución de un proyecto.
Se señalan como activos para la venta las acciones tituladas en Abengoa Yield, cuyo descenso de cotización se encuentra entre las causas de las pérdidas acumuladas hasta septiembre de 2015 y, a la vez, la situación de la matriz estaba induciendo el descenso del valor de la participada, lo que fue atajado iniciando la separación entre ambas, con una búsqueda activa de un nuevo accionista de referencia bajo la nueva dirección del hasta entonces consejero delegado de Abengoa. Abengoa Yield, compradora de activos de Abengoa con ingresos recurrentes, posee 1.741 megavatios (MW) de generación eléctrica (de ellos 1.341 termosolares, con alguna participación inferior al 100%), 1.099 millas de tendido eléctrico y participa en dos instalaciones de desalación. Su creación fue una idea excelente por el ingreso obtenido y porque permitió sacar del balance de la matriz deuda asociada con la construcción de las instalaciones. La naturaleza de sus activos le permite tener ingresos predecibles y recurrentes a largo plazo (la vida media restante de los contratos de venta de energía y de las concesiones es de 22,2 años), lo cual para el accionista casi se asimila a una renta fija; por ello la elevación del valor de la acción habría de provenir de la capacidad de la compañía para seguir adquiriendo activos. No es probable que el valor bursátil de la Yield se eleve significativamente pero, desde luego, no hay ninguna razón lógica para que Abengoa venda su participación apresuradamente sin esperar siquiera a que la acción recupere un valor acorde con los dividendos que puede generar. No es objeto de este artículo, pero un análisis de su producción de electricidad y de la inversión que ha requerido, muestra con toda claridad la deficiencia económica de la generación termosolar, que se puede resumir en una rotación muy baja del activo (debido a las horas de funcionamiento anuales) sólo compensable con precios de venta elevados, a fin de lograr una rentabilidad de la inversión aceptable. Y éstos se señalaron en España gracias a un disparatado sistema de incentivos a la generación renovable, luego modificado a la baja. Y en el caso de California (Mojave), donde no hay incentivos pero sí créditos fiscales, se aceptó un elevado precio de la electricidad suministrada no sin alguna renuencia en el seno de la comisión correspondiente, vencida gracias a que ese Estado se había fijado un ambicioso objetivo de generación renovable, entre otros factores.
Abengoa Bioenergy es uno de los grandes desarrolladores de los biocombustibles, con gran especialización en la producción del bioetanol sustitutivo de la gasolina. Sus progresos tecnológicos son notables, especialmente en la transformación de biomasa de segunda y de tercera generación (residuos). En Brasil se utiliza intensamente el bioetanol desde hace tiempo, gracias a la caña de azúcar, y en Estados Unidos se desarrolló su producción a partir de maíz fundamentalmente para contar con un suministro alternativo de combustible (y de paso, asegurar una renta a los granjeros). La disponibilidad de combustible ha sido una preocupación en ese país, nacida con el embargo de 1973 y mantenida con la creencia de que su petróleo tendía al agotamiento. Pero esta preocupación ya no existe, de hecho se va a permitir la exportación de petróleo, de modo que la tensión por elevar el consumo de bioetanol no es tan intensa como hace poco tiempo y, en consecuencia, las facilidades fiscales no van a ser muy generosas. El precio al que se pueden vender los biocombustibles no es independiente del precio del combustible sustituido y éste, como es bien sabido, inició una bajada no coyuntural a mediados de 2014. La desventaja económica de biocombustibles (su baja tasa de retorno energético) es muy difícil de compensar pensando sólo en las emisiones evitadas con su utilización. Por otra parte, y al parecer, la comisaria de Competencia de la Comisión Europea ha abierto una investigación por supuesta concertación de precios entre fabricantes europeos de biocombustibles. Debe de ser una broma, porque en las mismas fechas se estaban reuniendo en Viena de forma notoria los dirigentes del 30% de las ventas mundiales de petróleo tratando de llegar a un acuerdo de reducción de la producción con el fin de elevar los precios y no hay noticia de que hayan sido investigados por intentar atentar contra la libre formación de precios en el mercado.
Estas dos áreas de negocio, generación termosolar y biocombustibles, además de la desalación, eran esenciales en la estrategia de Abengoa, más como vector de crecimiento a largo plazo que como contribuyentes a los resultados y necesitaban unas condiciones de entorno favorable que se podían debilitar, como así ha sucedido. Esto está perfectamente analizado por la propia compañía en el informe de riesgos del negocio que acompaña a la presentación anual de los resultados ante el regulador bursátil norteamericano. Informes que, por cierto, deberían haber leído los bonistas que ahora reclaman el auxilio de la justicia.
Sin embargo, Abengoa cuenta con una base de negocio en ingeniería eléctrica y energética, y en fabricación de equipos eléctricos que por sí misma constituye una empresa con gran volumen de negocio y con capacidad competitiva bien acreditada en los concursos en los que tiene éxito en casi cada lugar del mundo.
Esto, creo yo, constituye el núcleo esencial que se debe preservar, incluso con apoyo público durante el proceso de negociación, porque es irreemplazable y se vería muy seriamente dañado en un proceso concursal. Y creo que no sería mala cosa que se produjesen señales en esta dirección, ya que con toda seguridad hay adjudicaciones que pueden estar peligrando. Y es también difícilmente reemplazable Abengoa Research, una potente institución de investigación que por poco conocida está pasando desapercibida en todo este proceso.
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