Polo Químico: el gigante en crisis

Industria de huelva Varias fábricas del núcleo económico onubense tienen un futuro incierto

En un año, la industria onubense ha presentado media docena de expedientes de regulación de empleo y ha habido dos amenazas de cierre · Casi una cuarta parte de los empleados directos se han visto afectados

Parte del Polo Químico onubense, al borde de la Ría de Huelva.
Parte del Polo Químico onubense, al borde de la Ría de Huelva.
Raquel Montenegro / Huelva

26 de septiembre 2009 - 05:02

En 1964 se aprobaba la creación de un polo de desarrollo industrial en la ciudad de Huelva. Al principio de esa década la capital tenía poco más de 74.000 habitantes; en sólo 10 años pasó a casi 97.000. Hoy, con 7.054 millones de euros de valor de la producción y 3.526 empleos de plantilla (y otros tantos en empresas auxiliares y contratas), el Polo Químico de Huelva ha perdido peso en el conjunto de la economía provincial, pero suma el 8,8% del Producto Interior Bruto de Huelva. Son dieciséis empresas cuyos efectos (directos, indirectos e inducidos) se expanden hasta alcanzar el 6,74% del empleo provincial. Ese núcleo económico se enfrenta ahora al momento más difícil de su historia, con varias industrias seriamente afectadas por la crisis, otras con un futuro incierto y un problema aún por cerrar de forma definitiva en las balsas de fosfoyeso de Fertiberia.

Los efectos de la crisis económica comenzaron a notarse de forma más tardía en el Polo Químico, pero a finales del pasado año las empresas que conforman la Asociación de Industrias Químicas y Básicas de Huelva (AIQB) ya estaban en su conjunto al 50% de su capacidad de producción. Frente al mantenimiento en mejores condiciones de las actividades energéticas y de refino, situadas en el Polígono Nuevo Puerto de Palos de la Frontera, las fábricas de la rama química se vieron intensamente afectadas, ante el alza del coste de las materias primas, especialmente la energía, y la fuerte contracción de la demanda, que provocó la no reposición de las existencias de productos intermedios y materias primas (aquellos que produce Huelva) por los fabricantes de productos manufacturados. Aunque las industrias agrupadas en la AIQB consiguieron elevar el valor de la producción en 2008 a pesar de los malos resultados de los últimos meses, las previsiones para este año son muy negativas: según la patronal química española Feique, para 2009 se espera un retroceso del 6% en la producción de la química básica. Y para el año 2010 esta rama caerá en torno al 1,5%.

Esta situación ha tenido y seguirá conllevando efectos sobre el empleo. Desde final de 2008 se han sucedido media docena de expedientes de regulación de empleo, tanto de extinción como temporales, en cinco factorías del Polo y hay otros dos en ciernes. En total, se han visto afectados más de 800 trabajadores, casi una cuarta parte de la plantilla directa del Polo. Pero no son esos los únicos problemas a los que se enfrenta la industria, con una factoría, Nilefos, con un más que dudoso futuro y otra, Fertiberia Huelva, que tras un litigio administrativo y judicial de años aún no ha cerrado definitivamente su plan hasta 2012, fecha en la que deberá dejar de depositar fosfoyesos (un residuo generado en la fabricación de ácido fosfórico) en las marismas del Rincón.

El caso de Fertiberia, fabricante de abonos, va más allá de la crisis económica. Fue la primera factoría en la que se habló de un cierre, después de que la Audiencia Nacional diese la razón a la Dirección General de Costas en la disputa sobre la concesión para depositar fosfoyesos en la marisma. Entonces la empresa alertó de que el final de los vertidos supondría el cierre de la factoría, dejando a 350 trabajadores directos y otros tantos indirectos en la calle, además de verse afectadas otras cuatro industrias de forma directa por su relación con la producción de Fertiberia (entre ellas Foret, que también genera fosfoyeso). La polémica estaba servida: por un lado, los trabajadores clamaron contra el daño al empleo; por otro, movimientos ecologistas y ciudadanos pidieron la clausura de las balsas y recuperación de la zona. Recientemente la empresa admitió la posibilidad de dejar abiertas tres de las plantas de la factoría, aquellas que no generan fosfoyeso, manteniendo 135 empleos a partir de 2012. Mientras tanto, y ante la caída de sus mercados, tiene todas sus líneas de producción paradas y está ejecutando un expediente de regulación de empleo temporal (ERTE) para la práctica totalidad de la plantilla, que acabará a finales de año.

Mucho más difícil es el futuro de la factoría de Nilefos. Después de anunciar su intención de cerrar la planta de fabricación de tripolifosfatos (un componente de los detergentes), la empresa dio marcha atrás y accedió a presentar un plan de viabilidad. Se reorientó la producción hacia el fosfato dicálcico (para alimentación animal), se presentó un plan social para dar salida a 33 empleados y la empresa logró una subvención de 3,1 millones de euros de la Junta tras asegurar que ejecutaría una inversión total de 15 millones de euros. De ellos, la administración autonómica adelantó 2,3 millones pero la empresa no ha ejecutado dicha inversión. La fábrica está sin electricidad ni vigilancia desde el pasado 31 de agosto por el impago de los servicios y el nuevo plan presentado por la empresa, que pasa por un expediente de regulación de empleo temporal para la práctica totalidad de la plantilla, no convence a nadie.

Tampoco convence a los trabajadores el expediente de regulación presentado por Ercros para su factoría onubense. Inicialmente, la empresa anunció su intención de cerrar las tres plantas con las que cuenta en Huelva, aunque posteriormente reconoció la posibilidad de mantener abierta una, la de electrolisis, para la fabricación de cloro y sosa. Esa fue la respuesta que dio a la Junta de Andalucía ante los requerimientos de ésta para que mantuviese parte de la actividad, pero todavía no hay un plan sobre la mesa. Mientras tanto, la planta de electrolisis es la única que permanece en funcionamiento, aunque a un 40 o 50% de su capacidad de producción, y se está aplicando un ERE que deja fuera a 54 trabajadores, mientras que los restantes 58 quedan pendientes de las conversaciones con la Junta.

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