Fernando Faces
Perspectivas económicas: España 2025
Una de las formas más precisas de medir el dinamismo económico de un territorio es comprobar cuál es el Producto Interior Bruto (PIB) por habitante. Es decir, qué volumen de riqueza genera cada ciudadano. Mientras mayor sea la cantidad, más rica es la región en cuestión.
Desde este punto de vista, Andalucía es una de las regiones más pobres de España, la penúltima en concreto, sólo por delante de Extremadura. Cada habitante produce por un valor de 19.132 euros en 2018, lejos de los 25.854 de media en España y a una distancia sideral de los 34.916 de Madrid y los 34.079 del País Vasco. Lo positivo es que desde 2014 este indicador ha mejorado sustancialmente: la producción se ha elevado en casi 3.000 euros, desde los 16.379 de 2013. Es más: la cifra registrada el año pasado es la más alta desde el inicio de la serie estadística, en el año 2000.
Lo negativo es que esa mejoría no se traduce en convergencia, es decir, en un acercamiento a la media nacional. La región lleva estancada ya tres años (2016, 2017 y 2018) en el 74% del PIB per cápita nacional, a pesar del crecimiento en términos absolutos. Esto se produce porque el PIB por habitante español se eleva en proporción lo mismo que el andaluz. Algo parecido ocurre con la convergencia con la UE
Con esta evolución se confirma la ruptura de ese lugar común según el cual en épocas de crisis Andalucía diverge y en las de bonanza converge. No está siendo así esta vez. Tras perder tres puntos de convergencia entre 2007 y 2013 (del 77,3% al 74,4%) Andalucía no sólo no se recupera a partir del suelo de la crisis, sino que vuelve a perder cuatro décimas. En estos últimos años sólo se ha detectado un pequeño repunte en 2015. El resto de los años, la convergencia o cae o no varía.
Y esto no se produce por un incremento de la población (podría suponerse que a más personas, menos riqueza por habitante) sino porque la economía regional evoluciona peor que la española. El INE confirmó ayer que el PIB andaluz en su conjunto creció un 2,4% en 2018, dos décimas por debajo de la media española. En los años de la recuperación, sólo en 2014 Andalucía incrementó su riqueza más que España en términos relativos. En 2015, 2016, 2017 y 2018 la comunidad ha avanzado, sí, pero siempre por debajo del conjunto del país, siempre en el entorno de dos o tres décimas menos.
En el último año, llama mucho la atención un dato: la industria retrocede en términos de PIB, es decir, está en recesión, tras tres años de aceleración. Concretamente, cae un 1,3% en total y un 1,1% la industria manufacturera. Ello contrasta con el dato nacional, que registra crecimientos en ambos casos. En el resto de sectores, la agricultura se recupera tras un mal 2017, la construcción acelera hasta el 9,3% de alza y, en servicios, el comercio y la hostelería desaceleran y el resto de actividades mejoran.
La evolución de empleo y rentas reflejan, por otro lado, evoluciones similares en Andalucía y España, aunque con matices diferenciales. Así, aquí crece algo más el número de ocupados, un 2,27% frente a un 2,1%, pero sin embargo las rentas lo hacen menos, tanto las de asalariados (3,15% frente a 3,54%) como las empresariales (4,63% frente al 5,01%).
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