Opinión: El error de Tsipras

Rogelio / Velasco

30 de junio 2015 - 01:00

UNO de los errores que el primer ministro griego, Alexis Tsipras, ha cometido ha sido la convocatoria de un referéndum. Un evento tan extraordinario de ese tipo, sólo se convoca para respaldar o no las propuestas que haga el Gobierno de un país, pero no para aceptar o rechazar lo que otros hayan aprobado, en este caso, las instituciones europeas.

El sinsentido del referéndum es de mayor escala, si se tiene en cuenta cómo funciona políticamente la UE. El resultado de una votación o de un referéndum, sólo tiene sentido y se aplica dentro del país en donde se celebra. De hecho, si la UE llega finalmente a un acuerdo extraordinario con Grecia, algunos parlamentos nacionales tendrían que aprobar esas ayudas y, probablemente, algunos las rechazarían, prolongando la incertidumbre de una manera imposible durante meses. Recordemos que cuando el sistema bancario español fue rescatado, el Gobierno finlandés exigió al español garantías adicionales para la devolución de los recursos. Un gesto feo, pero así es la política de relaciones internacionales. Algo así le podría ocurrir al griego, pero a mucha mayor escala.

En todo caso, las dos partes, la UE y Grecia, se la están jugando. El primero, porque la salida de Grecia supondría un daño enorme al proyecto político de construcción de la UE. Sentaría un precedente para otros casos futuros. Y para Grecia porque, además de la catástrofe que le infligiría a la economía, representaría su alejamiento del bloque de países más avanzados del mundo y un peligroso mayor acercamiento a Rusia.

Estos momentos de dudas de los líderes europeos no son los mejores para adoptar grandes decisiones económicas. Pero o se adoptan, o el curso de los acontecimientos va a arrastrarnos a un escenario en el que varios países europeos no se van a encontrar seguros durante un periodo largo de tiempo.

Nos encontramos con dos escenarios básicos. El primero, que no se adopte ninguna medida sustancial nueva por las dos partes. Irremediablemente, Grecia saldría del euro. La inestabilidad y la incertidumbre se instalarían en la UE.

El segundo escenario, es el de una prórroga del actual acuerdo que expira hoy, martes, permitiendo ofrecer algo de tiempo para que se no produzca la suspensión de pagos. Juncker ha prometido que en otoño empezarían a negociar la reducción de la deuda, que es la cuestión de fondo. Pero nos tememos que algunos países ya no creen en el Gobierno griego ni tampoco en la capacidad del país para llevar a cabo reformas profundas.

¿Y qué dirían España, Portugal o Irlanda? Que han llevado a cabo un ajuste brutal que, en el caso de nuestro país, ha elevado la tasa de paro hasta el 25% ¿Cómo lo explicamos?

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