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Coyuntura
Andalucía registró en el tercer trimestre (entre julio y septiembre) el primer repunte trimestral en el PIB desde comienzos de 2017. Inesperadamente, el Producto Interior Bruto, que mide la riqueza de la comunidad, experimentó un ascenso del 0,6% respecto al segundo trimestre, una décima superior al alza del 0,5% precedente, según el informe elaborado por el Observatorio Económico de Andalucía (OEA) y la Universidad Pablo de Olavide (UPO) y presentado ayer en la Cámara de Comercio de Sevilla.
En un contexto de desaceleración llama la atención este rebote, pero los analistas creen que se trata de algo puntual y de hecho mantienen las previsiones para todo el año del informe anterior (crecimiento del 2,5%) y para 2019 (2,1%). Es decir, que pese a este ligero incremento trimestral, la desaceleración se está produciendo. De hecho, el incremento interanual -entre el verano de 2017 y el verano de 2018- es del 2,4%, una décima inferior que en el anterior trimestre. Que haya un menor crecimiento no quiere decir en ningún caso que esté cerca una recesión o una crisis, sino que el alza del PIB continúa, pero a menor ritmo que en trimestres anteriores, especifican los autores del informe.
¿A qué se debe ese inesperado y hasta cierto punto sorprendente rebote de una décima en la evolución trimestral? Hay varias causas: el turismo se comportó mejor de lo esperado; el balance entre exportaciones e importaciones fue positivo para las ventas exteriores; el consumo de las familias se mantuvo firme, al igual que la inversión. Y, también, el gasto público se incrementó por encima de lo habitual. En este aspecto incide Francisco Ferraro, presidente del OEA. "Era de esperar un aumento de la inversión y el empleo público. De hecho, sin no fuera por el sector público hubiera habido destrucción de empleo en el tercer trimestre". Manuel Alejandro Hidalgo, profesor de Economía Aplicada de la UPO, especifica: "Observamos un importante empuje en la contratación municipal (hay elecciones en ayuntamientos el año que viene); en la Junta no tanto, aunque sí en educación y sanidad", donde la ocupación se ha incrementado un 6% en el último año (un 0,5% en el último trimestre). "Que dos meses antes de las elecciones los gobernantes se tomen la libertad de aumentar el gasto público parece poco razonable desde el punto de vista de un país civilizado", opina Ferraro.
Más allá de este aspecto, el tercer trimestre ha sido mejor que el anterior porque la mayoría de los sectores o han mejorado su comportamiento o se han mantenido igual, tanto desde el lado de la demanda como de la oferta. Sólo se observa un retroceso en algunas actividades de los servicios -como las finanzas- y en la industria extractiva y energética, que acaba arrastrando a todo el sector pese a la mejoría de la actividad manufacturera.
Para 2019, el OEA prevé que Andalucía sea un "calco de España" en cuanto a la evolución económica, aunque siempre arrastrando una décima o dos por detrás. Pese a ello, el empleo sí crecerá más que la media porque la región "tiene sectores más intensivos en mano de obra", entre ellos la construcción y el turismo.
Más a largo plazo, las incertidumbres externas (guerra comercial entre EEUU y China, subida de tipos de interés, dificultades de algunos emergentes, crecimiento bajo de la Eurozona, el 'Brexit', el desafío italiano, etc.) e internas (Cataluña, Gobierno débil) hacen prever un escenario difícil, y Ferraro avisa: "La tasa de paro, la deuda y el déficit siguen siendo muy elevados y las posibilidad de llevar a cabo una política anticíclica se reduce; estamos desarmados ante la posibilidad de que venga una crisis, porque ahora no habrá margen para una política monetaria o fiscal expansiva".
La parálisis política dificulta, según el OEA, las reformas necesarias para estar mejor preparados. A nivel nacional es clara "la incapacidad del Gobierno para hacer reformas que mejoren nuestra capacidad productiva, un Ejecutivo minoritario no puede abordarlas". A nivel andaluz, Hidalgo señala que un bloqueo poselectoral no tendrá efectos perceptibles en el corto plazo, "pero sí a largo plazo, porque un Gobierno débil no sería capaz de llevar a cabo las reformas necesarias", incide. Ferraro precisa que en los últimos años, con estabilidad, "no ha habido hecatombe pero se ha crecido menos que España; ese ha sido el resultado".
No hay ninguna duda de que a Andalucía le ha afectado más la crisis que a España, lo que refleja una estructura productiva más débil. En su informe, el OEA y la UPO lo demuestran con datos. Un gráfico muy ilustrativo refleja que la región ha tardado exactamente 40 trimestres en recuperar el PIB que había en el primer trimestre de 2008. Lo logró precisamente en el inicio de 2018, exactamente 10 años después. España lo hizo en 35 trimestres, más de un año antes. El informe también refleja cómo en las anteriores recesiones, las de 1981 y 1992, las crisis duraron como máximo nueve trimestres tanto en España como en Andalucía, lo que refleja la profundidad de la que se ha vivido en los últimos años.
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