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OGA, la inteligencia artificial sevillana

La empresa andaluza se erige como referencia andaluza de este nicho con clientes como Acerinox, Bidafarma o Coca Cola Europacifics

Ha creado un consejo asesor de 13 catedráticos e investigadores para acelerar la transferencia del conocimiento

Se centra en automatizar y optimizar procesos en las empresas y en hacer predicciones futuras con IA

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Participantes en el primer congreso del Grupo Cátedra celebrado el pasado octubre en Sevilla

La sevillana OGA es la única empresa "de nicho" de inteligencia artificial en Andalucía, es decir, dedicada específicamente a ello, según afirma su fundador y CEO, Juan Carlos Rubio. Nacida como marca en 2021 a partir de una evolución de la empresa de consultoría tecnológica qosIT, prevé elevar su facturación de dos a tres millones de euros en 2023 e ir duplicándola año a año en consonancia con el crecimiento del mercado. Aunque hay interés por parte de inversores para ayudar en la escalada, Rubio asegura que la empresa tiene capacidad para llevarla a cabo con recursos propios.

OGA tiene como clientes a gigantes como Heineken, Acerinox, Coca Cola Europacifics, Bidafarma, Scalpers o Roche. Aunque trabaja en campos diversos (energía, logística, procesos químicos, etc.) su operativa es siempre la misma: aplica la llamada Investigación Operativa para automatizar y optimizar los procesos y la Inteligencia Artificial para simular y predecir lo que debe ocurrir para tomar las mejores decisiones. "Nuestro modelo de desarrollo de negocio se basa en la hibridación de las dos técnicas, que son diferentes, pero que cuyos algoritmos y técnicas se alimentan mutuamente" afirma Juan Carlos Rubio.

Hay ejemplos. La farmacéutica andaluza Bidafarma ha reducido un 5% sus costes logísticos gracias a la aplicación de un modelo de inteligencia artificial con un gemelo digital; Acerinox ha bajado un 2% el gasto energético de sus hornos de fusión, un porcentaje que puede ser pequeño pero que es muy importante cuando hablamos de gigantes como esta empresa industrial. En la industria química OGA ha reducido al mínimo los tiempos de ejecución de los análisis de formulaciones; y en la distribución alimentaria (y en otros sectores) trabaja para "tener siempre el stock exacto en cada punto de distribución y así maximizar ventas y reducir costes logísticos".

Juan Carlos Rubio, CEO de OGA

OGA se ha propuesto estar a la vanguardia en estos campos y por eso ha creado el llamado Grupo Cátedra, un consejo asesor de la compañía con 13 catedráticos e investigadores, y que se reúne dos veces al año (el último encuentro fue en Sevilla hace dos semanas). "Se trata de crear un engranaje entre el origen del conocimiento y el que lo consume finalmente, que es la sociedad, de asegurar que esa transferencia se hace de la mejor manera", asegura Rubio. Entre otras cosas, Grupo Cátedra ayuda a OGA a identificar las tendencias de futuro -son "nuestras luces largas-, dice Rubio- y también colabora en la toma de decisiones críticas de la empresa, así como en la identificación del talento joven.

OGA cuenta con 55 trabajadores altamente cualificados. Rubio admite la dificultad de encontrar perfiles de este tipo en el mercado, pero asegura que la empresa cubre sus necesidades en universidades andaluzas, españolas e incluso extranjeras. "Este tipo de trabajador no solo debe tener capacitación sino actitud, valores y espíritu de equipo, y entender las necesidades del cliente; y se tiene que sentir retado a resolver problemas complejos, teniendo al mismo tiempo condiciones atractivas", dice Rubio, quien se enorgullece de que el índice de rotación de OGA sea "muy bajo".

Rubio afirma, por otro lado, que el 'boom' de modelos de inteligencia artificial generativa como Chat GPT es solo "la punta del iceberg de lo que viene". "Es solo una de las expresiones de cómo cambiarán las empresas y la sociedad. El cambio es comparable a la invención de la electricidad. Tiene sus riesgos, pero creo que la suma neta es positiva". Advierte de la necesidad de regular este universo y de que, mientras tanto, "las empresas se dediquen a trabajar bajo estrictos esquemas de observación ética, de momento autoimpuestos, con los más altos estándares de trazabilidad y auditoria de algoritmos".

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