Nueva Rumasa... y la abeja resucitó

La reconstrucción de la corporación

En casi dos décadas Ruiz-Mateos reconstruyó parte de su corporación adquiriendo multitud de empresas hasta completar 150, que se hundieron con la crisis

Ruiz-Mateos hace el signo de la victoria tras reconocer las dificultades de Nueva Rumasa en febrero de 2011.
Ruiz-Mateos hace el signo de la victoria tras reconocer las dificultades de Nueva Rumasa en febrero de 2011.
P.i. Jerez

08 de septiembre 2015 - 01:00

Mientras a principios de los 90 José María Ruiz-Mateos entablaba batallas judiciales para la recuperación de su holding, mientras movía hilos políticos, conspiraba -se codeó con personajes de toda calaña de las cloacas del Estado-, negociaba, se zafaba de los flecos penales de la expropiación... mientras todo eso pasaba, en un despacho del hotel Cuzco de Madrid, donde estaba la mayor parte del día, ideaba en paralelo un plan: la resurrección de la abeja. En ese despacho, donde permanentemente recibía visitas, se gestó Nueva Rumasa sobre las cenizas de la antigua Rumasa.

Su mano derecha en aquellos días era su hijo mayor, Zoilo, al que le confiaba el sendero a seguir: no entrarían en negocios de la banca, ni de aseguradoras, comprarían compañías, principalmente de alimentación, e irían creciendo poco a poco. Unas compañías se apoyarían las unas a las otras, como en el viejo panal.

El primer golpe en la mesa sería mediático: el fútbol. Se hizo con el Rayo Vallecano, un club simpñatico, sería el benefactor de Vallecas, pondría a su mujer al frente del club y daría su nombre al estadio. Segundo golpe: bombones Trapa, acompañada de una campaña publicitaria que ridiculizaba a Isabel Preysler, la entonces mujer del ministro que le expropió, Miguel Boyer. Otro gran éxito. Sus spots se hicieron populares en todo el país a un coste asumible. tercer y último golpe antes de lanzarse a una carrera desenfrenada de adquisición de empresas, algunas de ellas a coste cero: Garvey. La bodega jerezana había pertenecido al holding de la abeja. ahora la recuperaba. Era un mensaje: venía a lo que por era suyo. La ciudad lo celebró. regresaba el hombre que tantos empleos creó en la ciudad.

Caerán también otras marcas de gran tradición venidas a menos: los flanes Dhul, los zumos Fruco, la leche Clesa, donde demostró que no había perdido la cintura, ya que lo adquirió a una gran multinacional como era Parmalat. Además, hoteles en Marbella. Ruiz-Mateos, ya no en las torres de Jerez, pero sí en el epicentro financiero de Madrid, en su despacho del hotel Cuzco, vuelve a estar en órbita. La agilidad empresarial con la que se desenvuelve despierta el interés de los bancos, cuyas puertas tuvo tanto tiempo cerradas. Eran años en los que la chequera del c´redito fluía a borbotones y los Ruiz-mateos parecían uan clientela interesante. Porque Ruiz-mateos ya no se disfraza, no se le escucha. Se parece mucho más al de los años de las 800 empresas y los banqueros más veteranos recuerdan a ese empresario sin miedo al futuro. esa actitud durante los años de la burbuja era muy valorada. Y Ruiz-mateos se sentía seguro porque no tenía ladrillo, porque no tenía bancos, no tenía aseguradoras. Casi toda su apuesta estaba en producir y distribuir. Llegó a cerrar buenos acuerdos para suministrar líneas blancas a grandes cadenas de supermercados. ¿Qué podía fallar esta vez? Falló la más descomunal crisis financiera desde el crack del 29 y en Nueva Rumasa se empezaron a cometer errores.

En 2009 todo lo que tenía que salir mal empezó a salir mal. Una arriesgada apuesta en pleno nacimiento de la crisis se le va a volver en contra. A través de un aluvión publicitario, Nueva Rumasa ofrece a los españoles compartir el éxito de la compañía convirtiéndose en algo parecido a acionistas. Pueden comprarse pagarés de la cárnica Carcesa, adquirida a otra multinacional, Kraft, y obtener al poco tiempo un beneficio del 8%. la operación es todo un éxito. Los inversores pagan y cobran sus intereses. es un efecto llamada para cuando sale una segunda emisión de pagarés. Muchos de los que han probado la primera vez, repiten. Y lo hacen muchos más. Pero Nueva Rumasa está pagando unos dividendos muy por encima del mercado, que está en torno al 3% y con un compromiso de devolución exprés. No da tiempo a generar esos beneficios, pero es que Nueva Rumasa está en una huida desesperada. necesita financiación porque tiene serios problemas pra pagar a proveedores y empleados de lo que son ya 150 empresas. En la tercera emisión, que ya promete un 10%, los inversores empiezan a ver gato encerrado. Muchos de ellos quieren recuperar todo su dinero y Anticorrupción está detrás de unas operacióndes de las que ya había advertido hasta siete veces la Comisión Nacional del Mercado de Valores, desentendiéndose por completo de los riesgos que pudieran correr quienes siguieran teniendo fe ciega en el empresario roteño.

El 17 de febrero de 2011, Ruiz-Mateos está acorralado y admite su derrota. En una rueda de prensa en la que aparece acompañado de sus hijos con un rostro visiblemente cansado asegura que empresas de Nueva Rumasa, entre ellas dos de sus emblemas, Clesa y Dhul, han entrado en concurso de acreedores, pero que devolverá el dinero a todos los inversores. Cierra el encuentro haciendo su tradicional signo de la victoria con los dedos, pero ni él mismo cree en la victoria.Días antes habíaquemado su último cartucho suplicando a Emilio Botín, patrón del banco Santander, que acudiera en su ayuda. El banco, que en buena medida había ayudado a la resurrección, le cerró la puerta. Acababan de cumplirse treinta años de la expropiación.

El epílogo de Nueva Rumasa es triste. En una operación desesperada los hijos acuden a pedir ayuda al mismo hombre que se había hecho con Viajes Marsans. Se trata de Ángel de Cabo. A él le venden el holding con el objeto de intentar salvar algo del patrimonio. La Policía registra la casa de Somosaguas, los despachos de cada uno de los hijos, rastrea correos electrónicos. Allí está todo. De Nueva Rumasa apenas queda nada ni tampoco del dinero de los inversores. El creador del imperio asistió desde la enfermedad al definitivo hundimiento de la colmena.

stats