Fernando Faces
Perspectivas económicas: España 2025
‘Nuevos modelos de trabajo: nómadas digitales’
Nómada. Dícese de la persona o animal que va de un lugar a otro y no se establece en ningún sitio de forma permanente. Los nómadas digitales son una tendencia laboral y el Grupo Joly, con la colaboración de la Fundación Cajasol, ha querido plasmar las vivencias personales de estos actores en el ámbito del teletrabajo, organizando “una jornada que nos motiva y nos interesa a todos”. Personas que trabajan 100% online, que van cambiando de destino y pueden llegar a tomar hasta 60 vuelos al año. Que comparten recursos y experiencias; hacen quedadas y se aconsejan a través de comunidades. Que son sus propios jefes o ayudan a empresas y ayuntamientos a adaptarse a este mundo del teletrabajo, que definitivamente ha llegado para quedarse entre nosotros, pero que aún requiere de múltiples cambios sociales, políticos y legales para encontrar, paradójicamente, su acomodo definitivo.
Moderados por Magdalena Trillo, asesora de transformación digital de Grupo Joly, pasaron por el Teatro Cajasol de Sevilla Isabel Raya, especialista en Alianzas y Desarrollo Sostenible en la ONU, Ángela Arroyo, redactora freelance, y Sara Cantos, cofundadora de Telework Andalucía. En remoto, y a través de videollamada, como buenos nómadas, intervinieron Pilar López Casquete de Prado, fundadora de Yerba Buena Social Minds (desde Países Bajos), y Jaime Pichardo, director comercial de Odders Lab (desde Chipre).
La jornada arrancó con la presentación en video de Jaime Aranda, consultor de innovación, diseño de negocio y emprendimiento, para quien actualmente existe una competición para cazar y capturar nómadas. “El siguiente salto de innovación de las ciudades vendrá de mano de estos talentos ¿Cómo hacemos de Sevilla una ciudad capaz de retener el talento nómada?”, se preguntó para arrancar el debate.
Detrás de la vida de estos nómadas digitales y sus nuevos modelos de trabajo se encuentran proyectos familiares, motivos personales, casualidades e impulsos que les llevan de Sevilla o Cádiz a San Francisco, Praga, Cracovia, México, Guatemala, Tailandia o Nueva York. Porque, como comenta Pilar López, “si hay wifi, tenemos una oficina”. En su caso, desde Países Bajos, se considera una trabajadora desplazada que lo que necesita para estar activa es un certificado digital.
Jaime Pichardo, ahora en Chipre, cambia de destino cada dos o tres semanas, y para Isabel Raya su faceta nómada ha sido “una montaña rusa” desde que su jefe, “un japonés avanzado”, le propuso seguir trabajando en remoto cuando decidió venirse de Manhattan a Sevilla. “Teletrabajar para una gran organización es muy diferente que ser tú el dueño de tus horarios. La conciliación no es sencilla”, confiesa. Porque ¿cómo se organiza un freelance para trabajar en diferentes usos horarios? De eso sabe muchísimo Ángela Arroyo, que nunca se había planteado que era nómada digital, pero atando cabos se dio cuenta de que reunía muchas de las características que se le asocian a esta nueva figura laboral. “Fui a Tailandia y me enamoré por completo del país. Visite México, Guatemala, El Salvador…Tienes que empezar a gestionarte y organizarte. Eres tu propia jefa y me organizo en función del país en el que estoy. En Tailandia vivo como en el futuro. Y en México iba con retraso”, recuerda de forma humorística Arroyo, que reconoce que “desconectar es difícil”.
“Hay que saber cortar y no estar todo el día”, interviene Pilar López, para quien se puede ser más eficiente sin trabajar in situ. “Intento que las tareas del hogar y la conciliación no interfieran en mi jornada laboral. Conciliar es de todos. Todo el mundo debe tener tiempo en su día a día para hacer otras cosas. A mí se me ocurren ideas paseando o corriendo. Vamos demasiado acelerados y es importante pararnos y pensar un poco. El coworking (con holandeses) me sirvió para comprobar que trabajar más horas no es sinónimo de ser más productivos”.
En caso contrario se puede caer en el fenómeno conocido como ‘burnout’ o síndrome del trabajador quemado, que desde enero está reconocido como enfermedad laboral por parte de la Organización Mundial de la Salud. “Yo me he quemado mucho trabajando presencial y digitalmente. Lo que contamos aquí, que suena súper atractivo, no es tanto así”, confiesa Isabel Raya. La fatiga de la videollamada, con reuniones desde la 13.00 a las 00.00, sin tiempo ni siquiera para ir al baño, y la lentitud de las instituciones en todo el proceso que estamos viviendo pueden afectar a los niveles de ansiedad y estrés.
“Cuesta muchísimo desconectar. El móvil es una extensión de nuestro brazo. Desconectar es levantarse y tomar un café o darte una vuelta. Si no descansas, eso se acumula y no mola nada”, reconoce Sara Cantos, cofundadora de Telework Andalucía, que ayuda a que empresas y ayuntamientos se adapten al teletrabajo y atraer talento deslocalizado por el Mundo, para lo cual queda aún mucho camino por recorrer en España.
“El mundo digital es maravilloso y no te limita, pero hay que equilibrar muchísimo a nivel personal, de disciplina de horarios”, concluye Isabel Raya, que cree que en el futuro se impondrá el modelo híbrido: ir a la oficina y teletrabajar. “Es necesario disfrutar de un entorno laboral también. Flexibilizar los modelos de trabajo, pero también asegurar esa parte social. Somos personas”, sentencia.
Una vez comenzó la pandemia, Bermudas fue el primer país que lanzó un visado para nómada digital y a partir de ahí empezaron a hacerlo otros países. Los participantes en las jornadas coincidieron en que existen buenos destinos para trabajar en remoto. Lisboa, Miami, Barbados, Dubrovnik, Malta, Chipre, Buenos Aires, Madeira o Canarias son algunas de las mejores ciudades del mundo para trabajar a distancia. Málaga sigue escalando posiciones ¿y Sevilla? “¿Por qué Lisboa es la número 1 y Sevilla la 123? Quien quiera resultados a corto plazo que vaya comprando kleenex…”, avisa Sara Cantos en clara alusión a las instituciones que no se están esforzando lo suficiente para conseguirlo.
“Hay muchos países que están muy adelantados, como Portugal, Estonia, Rumanía, Reino Unido, que ofrecen muchas facilidades para, en poco tiempo y con gastos mínimos, instalarse allí. España me encanta, Sevilla me encanta, pero a corto plazo no me planteo volver porque a nivel de oportunidades y de crecimiento no hay color. Ahora mismo no veo volver si no cambian ciertas cosas”, confiesa con resignación Jaime Pichardo.
“Hay mucha dificultad para regresar a España una vez que te marchas porque es difícil igualar las condiciones económicas y laborales que consigues fuera de España. Hay que buscar una empresa extranjera y trabajar en remoto desde España”, argumenta Pilar López.
Así, las reivindicaciones de los nómadas están claras. Hacen falta cambios sociales, políticos y legales. “No ha dado tiempo todavía. Las organizaciones están empezando a replantearse y cada una está intentando lidiar con lo suyo. Falta muchísimo”, expone la fundadora de Yerba Buena Social Minds. “Está todo por hacer. Está el pensamiento, pero del pensamiento a la acción hay un trecho. El tema de la administración en España es un lastre porque ralentiza mucho el proceso”.
En este sentido con la Ley de Startups, aprobada por el Senado y que regresará al Congreso antes de entrar en vigor, el nómada será considerado como teletrabajador internacional. Todos consideran la medida positiva, pero tardía. “La carrera mundial para ser territorio nómada empezó hace un año y medio y vamos muy tarde. Hay que hacer labor de concienciación. Hace falta una cambio de mentalidad en la administración pública. De manera aislada se trabaja más lento”, critica la cofundadora de Telework Andalucía.
Cerró la jornada Magdalena Trillo, que alabó el interés de entidades como la Fundación Cajasol en impulsar y potenciar este tipo de jornadas, del que “salen ideas constructivas que bien podrían servir para las candidaturas de algunos candidatos de las próximas elecciones municipales”. Un debate muy constructivo para dar forma a estos nuevos modelos laborales que van emergiendo.
“Teletrabajar para una gran organización es muy diferente que ser tú el dueño de tus horarios.”
“Si hay Wi-fi, tenemos una oficina. Pero es importante saber desconectar y poder conciliar.”
“Se puede vivir bien siendo nómada digital, pero hay países mucho más adelantados que otros.”
“Para traer talento nómada a Andalucía hay que establecer medidas activas y trabajar a medio plazo.”
“Siendo nómada digital es difícil desconectar y te organizas en función del país en el que estás,”
¿Qué haría falta para que sitios de Andalucía puedan competir por traer talento? “Es fundamental establecer medidas activas porque las pasivas (sol, gastronomía…) ya están. Sevilla tiene potencial pero se ha dejado pasar por la izquierda por Málaga. Tiene cultura, alma y folclore, pero hay que analizar el territorio para saber en qué se destaca.
Hay que crear comunidades. No hay mejor prescriptor que el nómada digital y sería importante atraer a esas comunidades”, reflexiona Cantos. “Hay que dar facilidades al que quiera venir. Habría que apostar por sectores y atraer a nómadas digitales de ciertos sectores. El sector de la hostelería, del turismo y los ciudadanos deben ser capaces de atender. Hay que cambiar la mentalidad”, reclama Isabel Raya.
De la misma forma se expresan Jaime Pichardo, para quien en Sevilla “el marketing está un poco rancio y el perfil tecnológico no lo tiene trabajado”, y Pilar López, que centra su reclamo en la educación, fundamental para que vengan personas a instalarse con sus familias.
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