Muere Emilio Botín

El presidente del primer banco español fallece a los 79 años de edad víctima de un infarto de miocardio.

Muere Emilio Botín
Muere Emilio Botín
Alejandro Martín

10 de septiembre 2014 - 08:58

Emilio Botín, presidente del Banco Santander, falleció en la madrugada de ayer en Madrid a sólo veinte días de cumplir ochenta años de edad víctima de un infarto de miocardio. El deceso, confirmado por la entidad veinte minutos antes de la apertura de la bolsa de Madrid en un escueto comunicado, ha causado una profunda conmoción. Aunque su mandato expiraba dentro de siete meses, Botín se consideraba en plena forma, tal y como expresó en la última junta de accionistas al ser preguntado por su jubilación. "Mientras tenga el apoyo del consejo de administración y de los accionistas, que no me vuelvan a preguntar sobre esta cuestión", había bromeado Botín, para después ironizar que se divertía "muchísimo" en su puesto. Precisamente, ayer por la mañana tenía previsto presidir en la Ciudad Financiera del Santander la presentación de un cuadro de Velázquez restaurado por la entidad en un acto al que iba a acudir una delegación del Ayuntamiento de Sevilla.

Bisnieto, nieto, hijo, hermano, tío y padre de banqueros, su destino estaba marcado desde la cuna. En 1934, el mismo año en que nació, su padre, Emilio Botín Sanz de Sautuola fue nombrado director general del Banco Santander, entidad que presidiría durante 36 años hasta 1986. En ese periodo, el Santander dejó atrás su orientación local para convertirse en un primer espada nacional. Su hijo Emilio recogió el testigo para hacer del Santander un imperio financiero global, el primer banco de Latinoamérica y España y el segundo de Europa.

Antes de llegar a la Presidencia en 1986 a la muerte de su progenitor, Emilio Botín atesoraba una larga trayectoria en el banco. En 1958 había ingresado en la entidad después de licenciarse en Derecho y Economía en la Universidad de Deusto de Bilbao. En la capital vizcaína conoció a Paloma O'Shea, con la que se casó y tuvo seis hijos. En 1960 entró en el consejo de administración y cuatro años después ya era director general. Tras asumir la vicepresidencia segunda en 1971, en 1977 ascendió a consejero delegado.

Una de sus primeras decisiones cuando ya fue nombrado primer ejecutivo consistió en simplificar la denominación. El Banco Santander, perdió el de que le otorgaba una connotación local que no se correspondía con su extensión nacional. Pero para alcanzar a los tres grandes bancos madrileños, -Banesto, Central e Hispano-, necesitaba algo más que una nueva marca. Botín hizo gala del estilo de gestión arriesgado e innovador que se convirtió en su seña de identidad. Siguiendo las enseñanzas del Arte de la guerra, de Sun Tzu -una de sus lecturas de cabecera-, sorprendió a sus contrincantes con iniciativas como las cuentas de alta remuneración lanzadas en 1989, o la supresión de las comisiones bancarias en 2005.

Su mandato estuvo marcado por varias operaciones que cambiaron por completo la dimensión del Santander. En 1988, poco después de la incorporación de España a la CEE, firmó una alianza con The Royal Bank of Scotland. La unión se deshizo posteriormente en 2004, cuando el Santander adquirió el Abbey, la sexta entidad británica, germen de Santander UK.

En abril de 1994 se hizo con Banesto tras ofrecer la mejor oferta en la puja por una de los principales bancos españoles, intervenido en diciembre de 1992 por el Banco de España tras la desastrosa gestión de Mario Conde. La toma de control de Banesto le convirtió en el líder del mercado español, posición que no ha abandonado desde entonces. Pero el gran golpe de efecto se produjo en enero de 1999, cuando anunció por sorpresa la fusión con el Banco Central Hispano. El Santander sumó así en un mismo grupo a los cuatro socios que habían fundado en los 70 el sistema 4B: Santander, Banesto, Central e Hispano Americano.

La fusión se articuló a través de una complicada arquitectura institucional, en la que Botín compartió la Presidencia del grupo fusionada con el antiguo presidente del BCH, José María Amusátegui. En 2001 volvió a ser presidente en solitario y la entidad recuperó posteriormente su antigua denominación de Banco Santander. La salida de Amusátegui y de su mano derecha, Ángel Corcóstegui, supuso uno de los problemas judiciales a los que Botín se enfrentó, aunque ningunto tuvo consecuencias negativas para él. En 2005 fue absuelto de apropiación indebida y administración desleal por las jubilaciones que el banco les abonó, fallo ratificado en 2006 por el Supremo. También fue procesado por delito fiscal por cesiones de crédito del Santander, pero la Justicia archivó el caso en 2006. Además, en 2012 la Audiencia Nacional archivó una causa contra él y varios familiares por fraude fiscal.

Alejado de actos sociales ajenos a su banco, Botín era un amante de la caza y del golf, deporte que practicó con asiduidad con su ex yerno Severiano Ballesteros. El patrocinio de Ferrari y McLaren le convirtió en un asiduo de los grandes premios de la Fórmula 1.

Siempre intentó cultivar una buena relación con el poder. Su conexión con Mariano Rajoy no fue tan estrecha como lo fue con José Luis Rodríguez Zapatero, cuyas reformas defendió en público. Este último, cuando su Gobierno ya estaba en funciones, aprobó un polémico indulto a su ex número dos, Alfredo Sáenz, por un delito cometido cuando dirigía Banesto. Sin embargo, Botín fue uno de los primeros en apoyar la gestión económica de Rajoy al proclamar que "la recuperación de la economía española es un hecho". Su preocupación por la economía española le llevó a ser uno de los principales impulsores del Consejo Español de la Competitividad, que agrupa a las mayores empresas españolas. Su testigo pasa a otro Botín, su hija Ana Patricia, que se convertirá en la primera mujer al frente de un gran banco.

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