Análisis
Santiago Carbó
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Logística
El ecosistema de las startups es estimulante, pero también muy complicado. Muchas buenas ideas se quedan en el camino y solo algunas logran tener éxito. Eso sí, cuando lo tienen, el crecimiento suele ser extraordinario y los inversores casi hacen cola para ayudar a la empresa. Es lo que ha ocurrido –y está ocurriendo– con la firma sevillana Mox (antes Mission Box), un proveedor logístico especializado en el llamado reparto de última milla, el que se realiza en las propias ciudades entre el cliente –esta firma tiene a Just Eat, El Corte Inglés, FNAC o Media Markt entre ellos– y el consumidor final. Mission Box garantiza la entrega en un plazo máximo de dos horas dentro de la misma ciudad.
La andadura de esta startup comenzó hace dos años, cuando el granadino Gregorio López, que trabajaba como directivo en Madrid, volvió a Sevilla para iniciar esta nueva aventura en El Cubo de Telefónica y la Junta de Andalucía. Su éxito, por ahora, es digno de mención: la empresa ha pasado de tener un valor de mercado de 250.000 euros en enero de 2017 a nueve millones en junio de 2018, lo que significa que se ha multiplicado por 36. Tiene más de 200 empleados ya y una previsión de facturación de entre uno y 1,2 millones de euros para 2018. Además, desde la empresa se afirma que, a diferencia de otras de la competencia como Glovo sus trabajadores están en plantilla –no trabajan como autónomos– y tiene posibilidades de hacer carrera dentro de la empresa. Pueden ascender de repartidores a jefes de tráfico o encargados de zona. Normalmente los contratos son a tiempo parcial y pueden ser de 10, 20 o 30 horas, y los vehículos son aportados por la propia empresa. Apuesta por una flota 100% eléctrica o a pedales, comenzó con una media de 1.000 pedidos mensuales, cuando todavía estaba dentro de la aceleradora, y ahora registra 30.000 envíos cada mes.
En buena parte de este salto ha tenido algo que ver la última operación corporativa de la empresa: la absorción de la valenciana Mens Eat, una firma que opera en el Levante y que ayudará a Mox a aumentar su implantación en territorio nacional. Ahora opera en 25 ciudades. En Andalucía, lo hace en Granada, Jaén, Sevilla y Málaga. “Gracias al food delivery (comida a domicilio) y nuestros partners estamos ampliando el número de ciudades y esperamos cerrar el año con presencia en casi todo el territorio nacional”, asegura Gregorio López. También tiene presencia internacional: está en México D. F. y prevé desembarcar en Portugal. Quiere finalizar el año con presencia en 50 ciudades españolas, 10 mexicanas y cinco portuguesas.
Mox está ahora en plena ronda de inversión –se cerrará en septiembre– de dos millones de euros y algunos fondos ya se han apuntado a ella. En su corta vida, la firma ha pasado ya por tres rondas: una de 230.000 euros aportada por Crowcube, otra de 270.000 en la que entró el fondo Dogma y varios Business Angels; y una tercera de 350.000 euros en la que participó Soprea. Actualmente, los fundadores ostentan un 79% del capital mientras que el resto de inversores tiene el 21%.
Ahora mismo trabaja en una alianza con otro proveedor de características similares con el objetivo de crear un proyecto piloto de unificación de servicios.
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