La Junta confirma brotes de lengua azul en Huelva, Cádiz y Málaga

Hasta el pasado 11 de noviembre se habían detectado ya al menos 17 focos de gripe ovina Los ganaderos deberán vacunar todas las cabezas de las explotaciones para evitar el contagio

Una granja de gando ovino de la provincia de Huelva.
Una granja de gando ovino de la provincia de Huelva.
Ana Vives Casas Huelva

28 de noviembre 2013 - 05:02

Tras unos años sin hacer ruido, la gripe o fiebre catarral ovina, conocida como lengua azul reaparece en la Andalucía. La Junta de Andalucía confirmó la localización de focos en las provincias de Huelva, Cádiz y Málaga. A pesar de que desde la Consejería de Agricultura y Pesca no se detalló ni el número ni la ubicación de las ganaderías afectadas, este periódico ha podido saber que, al menos hasta el 11 de noviembre, son 17 los focos detectados en toda Andalucía. Así lo comunicó a sus socios la cooperativa onubense Ovipor en un escrito, en el que se detalla que, en el caso de la provincia onubense, "los focos se han detectado en los municipios de Almonte, Calañas, Gibraleón, Lucena, Niebla y San Silvestre de Guzmán.

La constatación de nuevas zonas con "recirculación" de la enfermedad se reflejaba en la edición de ayer del Boletín Oficial del Estado (BOE), en el que se publicaba la Orden AAA/2201/2013 de 25 noviembre por la que se modifican las zonas con obligatoriedad para vacunar a los ovinos y bovinos contra la lengua azul. Un cambio que llega precisamente ante la "constatación de la recirculación del serotipo 4 en las provincias de Cádiz y Huelva, así como del serotipo 1 en la provincia de Toledo en el mes de octubre de 2013". El objetivo: incluir medidas para prevenir la propagación de estos serotipos (microorganismos infecciosos), así como alcanzar el objetivo final de la erradicación de la enfermedad. Las nuevas medidas publicadas ayer hacen obligatoria la vacunación contra el serotipo 4 (el detectado en Andalucía) en comarcas en las que antes no lo era. Y esto se traduce en que habrá que vacunar obligatoriamente (antes del 31 de mayo) a los animales de las especies ovina y bovina mayores de tres meses de edad, en la totalidad de las comarcas ganaderas de las provincias de Cádiz, Huelva y Málaga .

El procedimiento es claro. Una vez detectado el foco, se inmoviliza la explotación afectada (para que no se propague la infección) y se vacuna al resto de animales para impedir el contagio. En la circular remitida a los socios de la Sociedad Cooperativa Ovipor se pone de manifiesto que "la Junta de Andalucía va a sacar una nota con la vacunación obligatoria", ya que hay que tener en cuenta que la lengua azul o fiebre catarral ovina es una enfermedad que transmite un mosquito y que "la vacunación es básica para frenar la enfermedad", según técnicos y ganaderos.

Aunque con la llegada del frío se espera que amaine el brote, éste podría volver con fuerza en primavera (cuando las altas temperaturas contribuyen a la llegada de mosquitos). Por eso precisamente tendrán que estar vacunados todos los animales (ovinos y bovinos) que se encuentren en un radio de cien kilómetros. Eso significa acotar las provincias de Huelva Cádiz y Málaga por la ubicación de los diferentes focos.

La enfermedad de la lengua azul no causa problemas de salud pública al no ser contagiosa para los humanos, según subrayaron desde la Consejería de Agricultura. No obstante, las pérdidas de productividad y calidad que ocasiona, además de incidir negativamente en la economía de las explotaciones, pueden provocar mermas en la confianza de los consumidores

En las tres provincias afectadas había 220.586 cabezas de ganado bovino a fecha de mayo de 2013 y 428.313 a fecha de noviembre de 2012. Teniendo que cada vacuna para una oveja cuesta alrededor de 3 euros y la de vaca unos 4,5 euros, se pueden hacer los cálculos de la inversión necesaria, que rondaría los 1,3 millones de euros. A esa cantidad que habría que añadirle la contratación de los servicios veterinarios y la revacunación de todas los animales pasado un mes de la primera aplicación. Desde Asaja se confirmó además que la mortandad en la enfermedad es mínima (se considera una enfermedad administrativa en el sector) ya que lo habitual es que sólo provoque la muerte a animales con una edad avanzada o que tengan algún tipo de afección.

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