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Italia: la amenaza de Europa

Análisis

La rebelión del Gobierno de Roma contra Bruselas por el presupuesto pone en peligro a la propia Unión. Es fundamental que España haga sus deberes para evitar un contagio

Matteo Salvini, ministro del Interior y líder de la Liga Norte
Fernando Faces - Instituto Internacional San Telmo

27 de octubre 2018 - 05:01

La rebelión presupuestaria de Italia amenaza el futuro de Europa. Es la primera vez que la Comisión Europea (CE) se ve obligada a rechazar y devolver los presupuestos de un socio comunitario. Italia se declara en rebeldía. No respeta la reglas de juego de la Unión Europea, de la cual fue socio fundador. No se trata de no poder, sino de no querer cumplir con los objetivos presupuestarios impuestos por Bruselas en cumplimiento del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. El vicepresidente italiano, Matteo Salvini, que, ante el silencio del primer ministro, Giuseppe Conte, se ha convertido en presidente de facto, mantiene una actitud consciente, intencionada e insolente de reto y provocación a Bruselas. Actitud que sólo puede comprenderse desde la perspectiva de un partido populista y eurofobo cuya estrategia es captar votos para las elecciones europeas del próximo año. Y esto es lo que más inquieta a las autoridades comunitarias. Preocupa el efecto contagio que pueda tener este comportamiento antieuropeo en otros socios comunitarios, que también se ven invadidos por partidos populistas y nacionalistas, como Alternativa para Alemania y el Frente Nacional de Marie le Pen en Francia, entre otros. La posibilidad de que los partidos populistas y nacionalistas puedan alcanzar una mayoría de bloqueo en el próximo Parlamento Europeo surgido de las próximas elecciones del mes de marzo es la mayor amenaza para el proceso de integración de la UE y el futuro de Europa. La Eurozona vuelve a estar en peligro en un momento de desafección y desconfianza de los ciudadanos hacia las instituciones europeas. En algunos países como España y el sur de Europa, con problemas todavía no superados como el paro, las desigualdades, y con nuevos problemas como las migraciones incontroladas y la inseguridad ciudadana frente al terrorismo. Un escenario en el que la economía se está desacelerando y se empieza a otear el horizonte de una próxima recesión.

El desfase presupuestario de Italia respecto a los objetivos de Bruselas es de 24.000 millones

La deuda pública de Italia alcanza 131,8% del PIB, la segunda más alta de Europa, solamente superada por la de Grecia. Si repartimos esta deuda entre los italianos, a cada uno le corresponderían 37.416 euros. La economía italiana languidece desde hace casi dos décadas con un débil crecimiento que apenas alcanza el 1%. La productividad permanece estancada. Las previsiones de crecimiento para el año 2019 son de 1,1% del PIB, el más bajo de la Eurozona. La tasa de paro alcanza el 10,7%, por encima de la media europea. Estas debilidades determinan que las agencias de rating califiquen a la deuda pública italiana muy próxima al bono basura. Como consecuencia, la financiación de la deuda italiana es, tras la de Grecia y Chipre, la más cara de la Eurozona, así como su prima de riesgo, que ha alcanzado los 320 puntos básicos. En estas circunstancias el Gobierno Italiano pretende impulsar su crecimiento con más deuda, no reconociendo su propia experiencia de las dos últimas décadas, que ha demostrado que el crecimiento impulsado exclusivamente por deuda no es sostenible. La fragmentación e inestabilidad de la política italiana ha determinado que durante la crisis no se haya acometido ninguna reforma para la mejora de la productividad y el potencial de crecimiento del país. La reducción de la excesiva deuda pública y las reformas estructurales pendientes son el único camino para mejorar la competitividad y el crecimiento de Italia. Pero los partidos populistas Cinco Estrellas y Liga Norte que conforman el Gobierno de Italia pretenden crecer sólo y exclusivamente en base al aumento del gasto y la deuda pública.

Si no hay acuerdo, los mercados pueden presionar la deuda italiana y, de paso, la española

El anterior Gobierno italiano llegó al compromiso con Bruselas de reducir el déficit público en 2019 hasta el 0,8% del PIB. La propuesta del nuevo Ejecutivo de Cinco Estrellas y Liga Norte es multiplicarlo por tres, hasta el 2,4% del PIB. Es decir, en vez de de reducir el gasto público en 10.000 millones de euros, su propuesta es aumentarlo en 14.000 millones, 25.000 millones más que el objetivo requerido por Bruselas. La única razón que argumentan es que para poder crecer es necesario más gasto público y menos impuestos; es decir, más déficit público. Ante semejante pulso, Bruselas no puede ceder, como tampoco lo hizo con Grecia. Y es que esta vez se trata de Italia, la tercera potencia económica de la Eurozona, con capacidad suficiente para desestabilizar y poner en peligro la Unión Europea. La CE amenaza: si Italia no cumple con lo pactado habrá sanciones económicas que podrían llegar a los 4.400 millones de euros.

El Gobierno italiano tiene tres meses para rectificar los presupuestos generales. A pesar de las tensiones, Bruselas mantendrá abierto el diálogo para llegar a un consenso. El presidente italiano del BCE, Mario Draghi, ha advertido que no cuenten con el BCE, que no es su cometido financiar la deuda pública de los gobiernos. Si el Ejecutivo italiano persiste en la rebeldía, Bruselas confía, como ocurrió con Grecia, en que será el mercado financiero, a través del aumento de la prima de riesgo, el que pondrá orden y acabará persuadiendo al Gobierno rebelde. Pero esta estrategia es muy peligrosa, ya que podría contagiar a los países del sur de Europa, entre ellos a España, y provocar una nueva crisis de deuda como la del 2012, que estuvo a punto de acabar con el euro. Por ahora, el impacto sobre la prima de riesgo de la deuda pública española ha sido limitado. Superior al que ha tenido sobre la de Portugal, país que viene cumpliendo, año tras año, con los objetivos déficit. Y es que España es el único país que todavía permanece en la lista de incumplidores por déficit excesivo, de la cual saldrá este año. El Gobierno Español ha recibido ya la carta en la que la CE le solicita más explicaciones e información. Los números no le cuadran y a nosotros tampoco. Los ingresos están inflados.

El Gobierno español no puede permitir que los mercados financieros duden de la fiabilidad y viabilidad de nuestro presupuesto. El castigo en términos de incremento de la prima de riesgo podría ser nefasto, en un momento en el que nuestra economía se desacelera, los tipos de interés van a empezar a subir y el entorno económico y geopolítico internacional se está ensombreciendo. Tenemos que apartarnos del foco de Italia lo más posible para que nos contagie.

Nos esperan unos meses de incertidumbre interna, con un Gobierno en minoría incapaz de acometer la reformas pendientes, con la posibilidad de unas elecciones anticipadas y el conflicto de Cataluña sin resolver. El escenario externo también se está deteriorando con la amenaza de Italia y el Brexit , el proteccionismo de Trump afectando al comercio mundial, el endurecimiento de las condiciones financieras internacionales, la subida de los tipos de interés de los bancos centrales, las dudas sobre el crecimiento de China ,la debilidad de los países emergentes y la volatilidad y descenso de las bolsas. Tiempos de incertidumbre. Tiempos que exigen la máxima responsabilidad y racionalidad de nuestros políticos.

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