Fernando Faces
Perspectivas económicas: España 2025
Fernando Abril-Martorell | Presidente de Indra
Granada/La decisión del Gobierno español de encomendar a Indra el papel de coordinador industrial del Futuro Avión de Combate Aéreo (FCAS, por sus siglas en inglés) provocó una airada reacción del gigante aeronáutico Airbus. Fernando Abril-Martorell Hernández (Segovia, 1965), presidente de Indra, aborda por primera vez en una entrevista esta polémica.
–¿Qué ofrece Indra para que el Gobierno le encomendara coordinar el programa FCAS en España?
–Esto no va de ofrecer nada. Indra es una realidad. Somos una empresa especializada en sistemas para Defensa. Vendemos 600 millones, aunque hacemos muchas otras cosas. Pero el origen de Indra tiene que ver con esto. Trabajamos mucho para las Fuerzas Armadas españolas, pero también exportamos mucho: aproximadamente dos tercios de lo que hacemos en Defensa es en el extranjero. Hacemos temas sofisticados: defensa electrónica, radares, mando y control, etcétera. Tenemos unas capacidades demostradas. Invertimos un 6% en I+D+i, unos 210 millones. Y además estamos evolucionando mucho desde el otro lado: tecnologías de la información, ciberseguridad, análisis de datos, etcétera. Y somos una empresa 100% española. Nosotros no hemos ofrecido nada. Creo que el Gobierno nos elige porque, primero, piensa que tenemos las capacidades tecnológicas suficientes. Segundo, porque piensa que podemos representar a la industria de Defensa española. Y tercero, porque éste un proyecto que debe verse en clave de soberanía nacional. Va a durar 30 o 40 años. La tecnología que de aquí salga, que va ser dual, estará generada por todas las empresas participantes, españolas o no. Tendrán exportación, se utilizarán en otros sistemas, productos o plataformas. Por tanto, creo que para España es muy estratégico que realmente haya una generación de tecnología derivada de esta tecnología en la que el Estado va a invertir muchos miles de millones. Esto es bastante típico en el mundo de la Defensa, donde, a diferencia de otros entornos industriales, el I+D te lo paga el cliente.
–Hay un coordinador en cada país.
–Sí, uno por cada país en este caso. Pero hablaba en genérico. En este caso, España se une a Francia y Alemania en igualdad de condiciones. Y nos han nombrado a nosotros como coordinador industrial. Airbus ya es coordinador por parte de Alemania. Y por tanto ya está sentado a la mesa de definición. Y por parte de Francia está Dassault. El coordinador nacional tiene que representar a la industria, trabajar por que la carga de trabajo para España sea la mayor posible. Pero no distribuye la carga de trabajo, porque eso lo hace el Gobierno.
–¿Le ha sorprendido la reacción de Airbus?
–Me sorprende bastante. Comprendo que quisiera ser el coordinador por España. Pero ya está representado por Alemania. Las capacidades que tiene Airbus no tienen que ver nada con las nuestras, son totalmente distintas. El coordinador no decide las cargas de trabajo sino el Gobierno. Esta decisión no pone en peligro nada de lo que está haciendo Airbus en España, porque eso responde a programas actuales y a contratos en vigor con Defensa, que son unos 20.000 millones, que se irán ejecutando y fabricando. Estamos hablando de I+D. De un programa que si todo va bien no tendrá producción antes de 2030. Realmente esto no afecta para nada a las capacidades industriales de Airbus.
–¿Ni inhabilita a las factorías de Airbus en España para el futuro?
–Para nada. Pero es más, es que Airbus va a participar desde España, aunque no sea el coordinador. No hay riesgo de que Airbus pierda nada. No entiendo su reacción, aunque entiendo que quisieran ser el coordinador.
–Distintas instituciones andaluzas han tenido gestos con Airbus después de esta decisión. ¿Cómo recibió estos gestos?
–Es normal que las instituciones andaluzas, donde Airbus tiene una concentración mayor, quieran saber si esto que está contando Airbus es verdad, si va a afectar. Mi estimación, tras hablar con las instituciones andaluzas, es que se han quedado muy tranquilas, más allá de la presión inicial de Airbus, trayendo a su presidente y haciendo un roadshow, cosa que me parece bien. Porque como he dicho, esto no afecta a la carga de trabajo actual. Además, siempre hemos trabajado muy bien con Airbus. Somos proveedores y clientes. Hemos trabajado en programas internacionales. Nuestras áreas de trabajo son muy distintas. Y más en España. Hacemos sistemas. Software. Ellos hacen fundamentalmente plataformas. No hacemos motores, plataformas ni aviónica.
–¿Son complementarios?
–Totalmente.
–Habló de interés nacional al elegirles. ¿Es una decisión política?
–No es una decisión política, politiquilla. Habría que preguntarle al Gobierno. Pero sí creo que tiene en cuenta que es el mayor programa de I+D que ha habido, que va a generar tecnología para 30 o 40 años y que tiene que servir de upgrade para toda la industria española, y no sólo de Defensa porque va a ser tecnologías duales. Indra tiene la ventaja de ser 100% española. Airbus no es una empresa española, es franco-alemana, con muchas capacidades y que ya está como coordinador por Alemania.
–¿Puede Indra defender mejor a la industria española?
–Claramente sí. Porque esto no va sólo de cuánta carga de trabajo, sino de que ésta sea sofisticada, que te dé valor añadido en el futuro y te dé capacidad de exportar.
–La carga de trabajo la decidirá el Gobierno, según dice, ¿no?
–Sí. Dependerá del Gobierno.
–¿Habrá una ulterior negociación entre estados?
–Claro. Hay una parte primera en los que los estados participan a tercios para hacer las arquitecturas y, luego, cuando el prototipo sea viable, habrá que repartir la carga de producción. Y eso tendrá mucho que ver con las capacidades, pero también con el esfuerzo financiero de cada país. Pero no estamos en esa fase. Y la reacción de Airbus, digamos extemporánea, anticipa cosas que no tienen por qué pasar.
–¿Tiene constancia de malestar de los otros dos estados?
–No. Respecto a Francia tengo la constancia de que les ha parecido muy bien. Tenemos una fluida relación con Dassault.
–¿Qué supone para Indra?
–Es importantísimo. Supone un upgrade reputacional. Es un espaldarazo. Estratégicamente es importante porque permite un acceso a conocimiento técnico mayor. Y porque ancla el futuro de Indra en Defensa por 20 o 30 años.
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