Análisis
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El IAT apunta hacia el cielo. Dedicado a promover la innovación en el sector empresarial, el Instituto Andaluz de Tecnología encontró hace años un claro vector de crecimiento en la aeronáutica, sector en el que hoy da un paso más. Y es que se ha aliado con Aenor (Asociación Española de Normalización y Certificación) para crear su propia empresa de servicio y formación para el ámbito aeronáutico. Bautizada como Flying Together, nace a partir de una plataforma desarrollada por ambos organismos para mejorar la innovación y la calidad de las subcontratas aeronáuticas.
"La transformaremos en una empresa innovadora de base tecnológica, que nacerá con una ventaja importantísima: ser uno de los cuatro proveedores europeos de servicios para el sector aeronáutico que están homologados por la EAQG (European Aerospace Quality Group)", explica Miguel Ángel Luque, director general del IAT.
Flying Together, que echará a andar en septiembre con sede en el edificio del IAT en Cartuja 93 -aunque en el futuro podría ubicarse en Aerópolis-, arranca con un capital social de 60.000 euros -la sociedad está participada al 50% por el IAT y Aenor- y nace con contratos con EADS-CASA y Airbus.
Concretamente, la nueva firma formará a las empresas aeroespaciales en todo lo relacionado con las normas de calidad de la serie 9100 y derivadas, además de actualizar los conocimientos de las que ya están certificadas, dado que se está revisando la normativa. Asimismo, trabajará en la implantación de servicios y herramientas de gestión de la innovación en las firmas y colaborará con la EAQG en la elaboración de un manual de buenas prácticas de gestión de toda la cadena de suministro. "Todos estos requisitos son voluntarios, pero los fabricantes los exigen cada vez más a sus subcontratistas, de ahí la importancia de la actividad de Flying Together", indica Luque.
Pero los proyectos del IAT van más allá. Antes de final de año, el instituto planea sumar a Sevilla y Málaga (en el PTA), otras dos sedes en el PTS de Granada y en México (en Guadalajara), poniendo con ésta su primera pica internacional. "Ya trabajamos en ocho países latinoamericanos; y en México tenemos un socio estratégico y muchos proyectos entre manos", indica.
El 40% de la actividad del IAT procede de fuera de Andalucía (el 25% del resto de España y el 15% del exterior, sobre todo, Europa y Latinoamérica). Con 500 clientes, facturó 9,2 millones de euros y empleó a 120 personas en 2007, alcanzando la meta prevista en su plan estratégico para 2009. La mitad de esos ingresos ya proceden del sector empresarial. "Si los centros tecnológicos quieren sobrevivir al recorte de ayudas para Andalucía en 2013, tendrán, como nosotros, que volcarse en trabajar para empresas", sentencia Luque.
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