"Si Grecia quiebra, contagiará a España de inmediato"
conferencia La crisis de la deuda soberana
Carbó advierte que un 'default' incontrolado arrastraría a los bancos y la deuda española, pero cree que se logrará una "solución europea" a un escenario que "no conviene a nadie"
Una quiebra incontrolada de Grecia traería consecuencias devastadoras para España. El catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Granada y asesor de la Reserva Federal de Chicago (EEUU) Santiago Carbó admitió ayer que no quiere "ni pensar" en una hipótesis "tan peligrosa" porque colocaría en "una situación muy crítica a los países europeos más vulnerables" como España e Italia. "El contagio sería inmediato; a nadie le conviene que esto ocurra", sentenció en una conferencia organizada por el Observatorio Económico de Andalucía (OEA) en el Club Antares (Sevilla).
El catedrático explicó que una caída descontrolada de Grecia "arrastraría a los bancos europeos y españoles, y asfixiaría a nuestra deuda soberana". "No quiero ni pensar en esta posibilidad", reiteró varias veces. De hecho, Carbó se mostró optimista. "A pesar de la cacofonía de los últimos días, estoy convencido de que Europa se unirá para tomar cartas en el asunto y evitar la catástrofe", señaló. Pero tampoco pintó un escenario idílico. "Más adelante está claro que tendrá que producirse un impago ordenado", dijo. Y es que, a su juicio, primero hay que dar luz verde a la ampliación del actual fondo de rescate -"es necesario ya"- y que todos los países acometan las reformas y deberes pendientes. La suspensión de pagos controlada debería llegar cuando "los bomberos y las ambulancias estén preparadas para controlar y limitar las consecuencias del default", apostilló.
El asesor de la Reserva Federal de Chicago hizo hincapié en la necesidad de que Europa lance un mensaje unitario. "Hay que advertir a los mercados que la unión nos hace fuertes y en cualquier momento podemos sacar la artillería pesada", indicó. "Hay que forzar a los socios a tomar decisiones responsables; la quiebra de Grecia traería consecuencias inimaginables para todos", añadió.
Precisamente, Carbó culpó a la "falta de respuestas adecuadas" por parte de Europa de la difícil situación que atraviesan España e Italia, con graves problemas de deuda y de falta de confianza. De hecho, no se atrevió a asegurar que estén fuera de peligro. "Aún no podemos estar seguros, confiados ni podemos aventurarnos a decir que España no necesitará un rescate". Eso sí, reconoció que las presiones sobre el país se han relajado al trasladarse el foco hacia Italia. "Eso nos ha beneficiado", dijo, aunque también indicó que es cierto que la tensión no se ha logrado disipar del todo por las continuas llamadas de atención de instituciones internacionales sobre España, tales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o la Comisión Europea (CE). No obstante, reflexionó, "si el Banco Central Europeo (BCE) sigue comprando deuda española, la prima de riesgo no debería volver a subir hasta los 400 puntos básicos", vaticinó.
En cuanto a las medidas que el Gobierno de Zapatero está poniendo en marcha para esquivar el peor de los escenarios, Carbó señaló que "son las correctas", pero que deben ser completadas con otras, dado que "el paro sigue sin bajar". Y apuntó a varios frentes: introducir nuevas figuras contractuales, nuevas formas de fijar los salarios, cerrar la reforma financiera, liberalizar sectores aún regulados como el energético o el de las telecomunicaciones, y lograr tener empresas competitivas en el exterior. "Estas reformas estructurales se deben acometer a la par que se apaga el fuego de la crisis de la deuda soberana porque si no llegaremos tarde como siempre", sentenció, algo en lo que coincidió con Francisco Ferraro, presidente del OEA.
En cuanto al panorama político que beneficiaría a España y Andalucía a la hora de gestionar la crisis, Carbó se limitó a decir que "si tiene que haber cambio de signo, lo han de decidir los electores". Lo importante desde su punto de vista es que se "busquen soluciones que no sean de fantasía". "Está claro que la construcción no debe ser el pilar del futuro, por lo que habrá que dejar de pensar en términos de suelo urbanizable para hacerlo en otros de suelo industrial", ejemplificó.
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