El Gobierno aplicará más recortes si el déficit no baja lo suficiente

Campa advierte que el plan de ajuste es "incondicional" · El BCE recomienda a España "menos optimismo" en las previsiones y más austeridad presupuestaria

El secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, durante el anuncio del IPC de julio ayer.
El secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, durante el anuncio del IPC de julio ayer.
R. E. / Madrid · Bruselas · Fráncfort

13 de agosto 2010 - 05:02

El ejemplo de Grecia es alargado. El secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, advirtió ayer que el objetivo de rebajar el déficit público al 6% del PIB en 2011 es "incondicional", por lo que si el comportamiento de la economía el año que viene es "menos positivo" de lo previsto se adoptarían nuevas medidas de ajuste del gasto.

En la rueda de prensa para valorar el dato del IPC de julio, Campa insistió en que el objetivo de estabilidad presupuestaria para el periodo 2010-2013 es prioritario en lo que a la política económica se refiere, y para no desviarse del mismo se tomarán las decisiones que sean necesarias. No obstante, aseguró que el Gobierno no cuenta con "información adicional" que le lleve a plantearse cambios en el cuadro macroeconómico, con lo que se mantiene la previsión para este año, en el que se espera una caída del PIB del 0,3%, pero sin que se registren tasas intertrimestrales negativas.

Asimismo, explicó que en la medida en que el objetivo de déficit se vaya cumpliendo, se podrían reasignar recursos para recuperar algunas de las obras públicas paralizadas o aplazadas, en línea con lo anunciado esta semana por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Campa no quiso dar detalles al respecto, a la espera de que se concreten los Presupuestos Generales del Estado para el próximo año, pero dijo que el margen para esa reasignación presupuestaria podría venir dado por la caída del coste de financiación de la deuda española. Aunque es difícil prever la evolución de los mercados, en la elaboración de las cuentas de 2011 se contará con una "caída sostenida" de la carga financiera asociada a la deuda del Estado.

Las miradas de los organismos internacionales aún apuntan a España en este terreno. El miembro del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE), José Manuel González-Páramo, señaló ayer que el saneamiento fiscal del país debe centrarse en la contención del gasto y afirmó que la necesidad de medidas presupuestarias adicionales es "aceptada por todos, incluso por el Gobierno", al que recomienda ser "relativamente conservador" en las previsiones para evitar "sorpresas negativas". El directivo del instituto emisor europeo señaló que la reforma laboral supone "un paso en la dirección adecuada", aunque puntualizó que "no se abordan algunos de los problemas más serios que afectan al mercado laboral español, por ejemplo la necesidad de mejorar los convenios colectivos y de eliminar la indiciación salarial".

El directivo del BCE se mostró poco partidario de que los esfuerzos de ajuste adicionales provengan de nuevos cambios impositivos, ya que "en general, en momentos de actividad económica débil es fundamental no afectar negativamente, con medidas fiscales o de otro tipo, al empleo, a la inversión y a la confianza", aunque subrayó que es una decisión que compete al Gobierno, al que recomendó una menor dosis de optimismo en las previsiones.

"En momentos de incertidumbre como el actual no es aconsejable ser más optimista que la media, pues aumenta la probabilidad de sorpresas negativas, que dañan la confianza en la política económica. Es más constructivo perseverar en las reformas y ser relativamente conservador en las previsiones", comentó. "El ajuste fiscal no es un obstáculo al crecimiento, todo lo contrario", añadió González-Páramo, quien considera que el compromiso de los gobiernos para mantener la disciplina fiscal "es una precondición para crecer, incluso a corto plazo", puesto que recuperar la confianza es condición necesaria.

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